TOQUES DE HOY

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Reflexiones diarias del Evangelio

Referencias Bíblicas
• Luke 18:9-14
• Obispo Robert Barron

Amigos, hoy Jesús nos habla sobre el fariseo y el recaudador de impuestos – estereotipos de personas justas e injustas – que entran al templo para orar. ¡Pero qué diferencia hay en la manera de rezar!



El meollo de la religión es hacernos humildes ante Dios y abrirnos al camino del amor. Lo demás, en mayor o menor medida, es secundario. La liturgia, la oración, los preceptos de la Iglesia, los mandamientos, los sacramentos, y lo sacramental – todo ello – está finalmente destinado a encauzarnos al camino del amor. Cuando, por otro lado, nos alejan de ese camino, han sido entonces desvirtuados.



 

 

Tanto San Pablo como los Evangelistas – como, por supuesto, también el mismo Jesús – son muy conscientes de este peligro. Esta es precisamente la razón por la cual Pablo habla de los peligros de la Ley. Él sabía que, a menudo, las personas usan la Ley como arma de agresión: porque saben lo que está bien y mal con cierta precisión, entonces están en una posición única para señalar los defectos de otros. Y cuando señalo tus defectos, agrando mi estima. En resumen, la Ley, que es un regalo de Dios, ha sido entonces apropiada para fines propios del ego.

 

 

Gladys, Santa

Reina de Gales, 29 de marzo

Por: P. Felipe Santos

Santo Tradicional – No incluido en el actual Martirologio Romano
(Sugerimos leer el artículo ¿Santos descanonizados?)

En Stow, en Gales del Sur, Santa Gladys, quien al enviudar, dedicó sus riquezas a atender las necesidades de los marginados, para luego retirarse y hacer vida contemplativa y de penitencia en la soledad de una ermita en dicho territorio.

Etimológicamente: Gladys = lirio, gladiolo”. Viene de la lengua galesa.

Breve Biografía


Gladys nació en Gales en el siglo V. Era la mayor de los 24 hijos de Brychan de Brecknock, esposa de san Gundleus, y madre de los santos Cadoc y, posiblemente de Keyna.



Gladys llevó una vida muy interesante. Se dice que después de su conversión por el ejemplo y la exhortación de su hijo, ella y Gundleus vivieron una vida austera.

 Adquirieron la costumbre de tomar baños de noche en Usk, seguidos de un buen paseo.

 Su hijo los convenció para que pusieran fin a esa práctica y que se separaran. 

Gladys se fue a Pencanau en Bassaleg. Los detalles de esta historia provienen del siglo XII. 

Incluye milagros que tuvieron lugar en tiempos de san Eduardo el Confesor y Guillermo I.



También se cuenta que los primeros años de su matrimonio no fueron muy ejemplares que digamos.

 Tuvo que ser su hijo que les convenciera para que se corrigieran de sus defectos.

 A ruegos de su hijo, se marchó a llevar una vida de eremita en el lugar llamado hoy Stow, en donde hay una iglesia levantada a san Wooloo.

 A raíz de que la mujer se fuera de eremita, el marido hizo otro tanto.



La fiesta de Gladys y de su marido es hoy.



¡Felicidades a quien lleve este nombre!

 

 

Todo es por gracia de Dios

Santo Evangelio según San Lucas 18, 9-14.

 

Sábado III de Cuaresma.
Por: Edison Valencia, LC
Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Padre, concédeme la gracia de sentirme hijo tuyo y sentir al mismo tiempo que Tú eres mi Padre.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14



En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por buenos y despreciaban a los demás: “Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’. El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’. Pues bien, Yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



Muchas veces cuando entro a la capilla, me gusta hacer este gesto que hizo el publicano, me quedo hasta atrás y le digo al Señor: Padre, perdóname por todas las veces en las que no te he amado y he preferido mis propios gustos a los tuyos. Sólo quien en la vida se sabe pequeño Dios le hará grande; quien se sabe comportar como hijo, el Padre le dará su herencia; quien es dócil, Dios le enseñará los caminos más seguros. Es ésta, una gracia realmente maravillosa y debemos pedir incesantemente, a Dios nuestro Señor, no ser arrogantes por los dones recibidos, sino sencillos y que nos ayude a comprender que estos regalos nos los da, aunque nosotros le hayamos ofendido con nuestros pecados.



Es cierto que muchas veces nos comportamos como el fariseo, arrogante, erguido por ser un hombre con «tantas cualidades y dones», pero es tanto su egoísmo, que se permite hacer el ayuno, no por Dios, sino por él, para que le vean; paga el diezmo, pero no con pureza de corazón; no roba, no es adúltero, no es injusto… pero se ha olvidado de una cosa, que Cristo vino por los enfermos del alma y los pecadores, y no por los sanos y los que no necesitan de cura espiritual.



Queridos hermanos, nosotros no tenemos que hacer nada para sentirnos más o menos amados por Dios, puesto que Él ya nos ha amado desde toda la eternidad; solo quien se sabe amado y pequeño, puede corresponder con amor y grandeza de lo que es, un hijo de Dios.



«La Biblia también nos da testimonio de oraciones inoportunas, que al final son rechazadas por Dios: basta con recordar la parábola del fariseo y el publicano. Solo este último, el publicano, regresa a casa del templo justificado, porque el fariseo era orgulloso y le gustaba que la gente le viera rezar y fingía rezar: su corazón estaba helado. Y dice Jesús: éste no está justificado “porque el que se ensalza será humillado, el que se humilla será ensalzado”. El primer paso para rezar es ser humildes, ir donde el Padre y decir: “Mírame, soy pecador, soy débil, soy malo”, cada uno sabe lo que tiene que decir. Pero se empieza siempre con la humildad, y el Señor escucha. La oración humilde es escuchada por el Señor».
(Audiencia de S.S. Francisco, 5 de diciembre de 2018).



 

 

Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Que pueda hoy hacer un acto de humildad delante de Dios Padre, sabiendo que soy su hijo.



 

 

Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!


Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Consejos de santa Teresa de Jesús para tomar decisiones

¿Cómo aprender a decidir ante las llamadas de Dios en la vida? Aquí unos consejos que señala Monseñor José María Gil sobre la vida de santa Teresa

 

 

¿Cómo tomar en conciencia decisiones de vida? Y, ¿cómo hacer que estas decisiones se conviertan en camino de la santidad? Monseñor José María Gil Tamayo, obispo de Ávila, lo explica por medio de una guía los consejos de santa Teresa de Jesús, en una carta pastoral.

El prelado, en su misiva, aclara: «No todos tenemos que ser místicos, reformadores o monjas carmelitas; sí, todos tenemos que saber cómo escuchar la llamada de Cristo y cómo decidirnos a seguirlo».

El discernimiento

 

Para descubrir todas esas llamadas, sean grandes o pequeñas, el obispo invita a pedir «un don del Espíritu Santo, que es el discernimiento». 

«Sin él, podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento o de ideologías que distorsionan la vida cristiana». 

El discernimiento, aclara el obispo, «es la capacidad que recibe el ser humano para poder escuchar, a través de los acontecimientos y circunstancias cotidianas, la voz de Dios; para poder ser fascinados por el bien, la belleza y la alegría que se desprenden de su voluntad y para poder así determinarse a cumplirla con diligencia».

Para responder a estas preguntas, propone el ejemplo de santa Teresa de Jesús, en particular, distinguiendo «tres llamadas importantes», que experimentó en su existencia terrena.

Primera llamada Optar por la verdad

La primera llamada, según el obispo, es el misterio más profundo de la fe: «Reconocer a Dios y su verdad en nuestra vida».

Para responder a esta llamada de Dios, el reconocimiento de su Verdad en nuestras vidas, Santa Teresa ofrece con su vida varios consejos, recogidos por monseñor José María Gil Tamayo:

• «El ejemplo de los santos, cuyas vidas leía». 
• «El mismo hábito de la lectura, que supone silencio y reflexión».
• «La compañía de sus hermanos, con quienes compartía libros y sueños».
• «El ‘gusto’ interior, esa facultad que tradicionalmente se identifica con don de la sabiduría, que consiste en la capacidad de saborear espiritualmente el ‘buen gusto’, la paz y la alegría, que proceden de Dios».

Segunda llamada la vocación

 

El obispo continúa después analizando la segunda llamada que Teresa recibió en plena adolescencia, «cuando andaba enredada con fantasías propias de la edad». De hecho, se definía «como ‘enemiguísima de ser monja’». 

El obispo recoge estos elementos importantes en el discernimiento de la propia vocación, inspirado en el ejemplo de la santa:

• «La necesidad de un ‘hermano mayor en la fe’, de un director espiritual cuya escucha y cuyos consejos nos ayuden a ser discípulos de Cristo».
• «La importancia de la oración, en la que es introducida durante su estancia adolescente en el Convento de Nuestra Señora de Gracia».
• «La atención al lenguaje de los deseos. Santa Teresa hace una experiencia parecida a la de san Ignacio durante su convalecencia en Loyola. Se imagina a sí misma a veces fuera del convento -que ella describe como ‘el gusto de mi sensualidad y vanidad’- y otras veces siendo monja. Aunque ambas cosas le atraían, descubría que lo que verdaderamente le llenaba de alegría y correspondía a sus verdaderos deseos era entregarse a Cristo».

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Tercera llamada la conversión definitiva

Esta última llamada, la debe experimentar todo seguidor de Jesús para purificar su fe y vida, centrándolas en el Señor.

Recordando la vida de santa Teresa, monseñor Gil Tamayo constata: «Si en la primera  [llamada], siendo niña, conoce a Dios y en la segunda, de adolescente, descubre su vocación, en esta tercera se consolida en el camino de la oración contemplativa». 

Para responder al llamado de Dios a la entrega total a Él, el obispo ofrece un solo consejo, inspirado en la santa: «Lo decisivo en este discernimiento es la concentración del corazón en Cristo, el amor a Él sobre todas las cosas, nacido de la contemplación del grande e infinito que Él nos tuvo. Cuando uno realmente ama a Jesús, sabe cómo escucharlo y desea complacerlo».

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