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Referencias Bíblicas

• Matthew 19:13-15

Obispo Robert Barron

Amigos, en nuestro Evangelio de hoy, Jesús nos dice que el Reino de los Cielos pertenece a aquellos que son como niños. ¿Por qué? Por empezar, los niños no saben cómo disimular, como ser de un modo y actuar de otro. Son lo que son; actúan de acuerdo con su naturaleza más profunda. La frase “Los niños dicen las cosas más sorprendentes” es porque ellos no saben cómo ocultar la realidad de sus reacciones. 

 

 

En esto, ellos son como las estrellas, las flores o los animales, son lo que son, inequívocamente, sin complicaciones. Son de acuerdo con lo que Dios ha deseado para ellos más profundamente. 

O, dicho de otro modo, ellos todavía no han aprendido a cómo mirarse a sí mismos. ¿Por qué puede un niño sumergirse en lo que está haciendo, con tanto entusiasmo y completamente? ¿Por qué puede encontrar alegría en las cosas más simples, como empujar un tren en círculo sobre las vías o ver un video una y otra vez, o patear la pelota de un lado a otro? Porque no está mirándose a sí mismo, porque puede olvidarse de él, no estar consciente acerca de las reacciones de otros, de sus expectativas, de su aprobación. 

Tengamos en cuenta que parecerse a un niño no tiene nada que ver con ser un poco sofisticado, mediocre, o infantil. Santo Tomás de Aquino fue uno de los más dotados hombres que jamás haya vivido, uno de los más grandes intelectuales en la historia de la Iglesia, una de las mentes más sutiles en la historia de Occidente. Sin embargo, las palabras que se usaban una y otra vez para describirlo eran “inocente” y “parecido a un niño”. 

 

 

Ser parecido a un niño tiene que ver con enraizarse en aquello que Dios quiere que seamos. Santo Tomás de Aquino nació para ser teólogo y escritor, nada lo apartaría de ese rayo de luz: ni las críticas de sus enemigos, ni los halagos de sus superiores religiosos, ni las tentaciones de convertirse en obispo. Él fue y permaneció siendo quien Dios quería que fuera, y así fue como una gran montaña o una flor o, ciertamente, un niño.

 

 

Jacinto de Polonia, Santo

Patrono de Polonia, 17 de agosto

Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Patrono de Polonia

 

Martirologio Romano: En Cracovia, en Polonia, san Jacinto, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue designado por santo Domingo para propagar la Orden en aquella nación y, teniendo por compañeros al beato Ceslao y a Enrique Germánico, predicó el Evangelio en Bohemia y Silesia (1257).

Fecha de canonización: 17 abr 1594 por el Papa Clemente VIII

Etimológicamente: Jacinto = Aquel que se parece a un Jacinto (tipo de flor), es de origen griego.

Breve Biografía


La Iglesia está en plena era feudal propia de la época. Los obispos y abades son grandes señores con mucho poder e influencia incluso en las decisiones políticas de los nobles y reyes. También un Francisco de Asís habla a las aves y un Domingo está convirtiendo herejes. Roma ha conseguido centralizar la disciplina y liturgia y se ve en la obligación de atender a todos los asuntos; hace mucho por arreglar las complicadas cosas de los reinos y algunas se escapan a su control.


Jacinto en hijo de los condes de Konskie; nació en el castillo de Lanka, fortaleza que domina la villa polaca de Gross-Stein. Estudió en Praga, hizo derecho en Bolonia y cursó teología en París. Con tal curriculum es nombrado canónigo de Cracovia.

Un viaje a Roma va a influir de modo decisivo en su vida. Iba a la Ciudad Eterna acompañando con otros clérigos a su tío Yvon Odrowaz, entonces obispo de Cracovia, para hacer visita reglamentaria al Papa; ésta es la ocasión para conocer a Santo Domingo de Guzmán que está allí cumpliendo encargos de Honorio III. El encuentro del buen obispo con el santo fundador tuvo lugar con ocasión de un milagro reciente. Y el motivo fue la súplica y el ruego esperanzado de conseguir religiosos misioneros para Cracovia que estaba necesitada de sacerdotes y de instrucción. No cuenta Domingo con predicadores polacoparlantes. Pero cuatro de los acompañantes del obispo polaco se muestran dispuestos a ser recibidos por el fundador entre los dominicos; como son ya sacerdotes, reciben una formación específica intensiva: corto noviciado, retoques de espíritu y ¡a predicar y fundar conventos!. Han aprendido unas normas sencillas: alabar a Dios, dar doctrina y estar dispuestos a sellar con su sangre su verdad.

 

Cracovia está situada en una planicie ondulada, bañada por el Vístula y cercada de bosques de pinos. La ciudad está defendida por fuertes murallas. El día de todos los santos del 1222 llegó Jacinto ya dominico y misionero. Se va haciendo conocer por los labriegos y artesanos. Tiene fama de taumaturgo. Construye un primer convento de madera y luego le llegan donaciones hasta que Cracovia se llega a convertir en cuna de predicadores del norte de Europa.

La frontera oriental limita con Prusia, aún un país pagano, semibárbaro e idólatra. Allí va Jacinto a ser su misionero. Y le sigue la fama de los milagros. Luego será la gran Rusia, con sus estepas heladas y desiertas, la que recorrerá Jacinto, llegando hasta Kiev. Por aquellas tierras sí que conocen las gentes a Jesús; pero son cismáticos quienes han predicado el Evangelio. La Iglesia católica occidental que obedece a Roma no tiene nada que hacer; pero una curación milagrosa de la ceguera de la hija del príncipe Wladimiro le abre la posibilidad de fundar el primer monasterio occidental en Rusia.

Vienen las invasiones tártaras con Batou, hijo de Gengis-Kan, al frente de sus implacables y demoledoras huestes que llegaron a las mismas puertas de Hungría, Polonia y Austria, haciendo temblar a todo el occidente; hicieron que Jacinto hubiera de interrumpir sus quehaceres apostólicos y replegarse al interior del continente hasta que pudiera volverse a reemprender la siembra.

La leyenda áurea lo hace fundador de conventos en Noruega, Suecia, Finlandia, Escocia, Irlanda, Bulgaria, Hungría y no se sabe por cuántos sitios más. No se dispone de datos históricos con los que puedan apoyarse todas estas correrías del santo. Más bien parece que son producto de la imaginación o que intentan afirmar que fueron sus inmediatos discípulos quienes llegaron a hacer lo que materialmente él no pudo.

 

 

Muere Jacinto (o Jacek, como debió ser su genuino nombre) en su convento de Cracovia, el 15 de Agosto de 1257, dejando sembrada Polonia de innumerables conventos y de frailes. No extraña por ello que los polacos lo tengan como patrón principal. Hizo irradiar el Evangelio hasta los confines de Europa con éxitos apostólicos en ocasiones no muy duraderos, pero que afianzaban la fe en su patria, siempre que la proyectaba hacia el exterior de sus fronteras.

 

 

Él bendice a los niños

Santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15.

Sábado XIX del Tiempo Ordinario.
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Señor, inicio esta oración con la humildad y docilidad de un niño que busca el abrazo de su padre amoroso. Ayúdame a saber escucharte y a recibir tu Reino con la sencillez de un niño.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 19, 13-15



En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los Cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí.



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



Como los niños es el Reino de los cielos. ¿Qué pasaría si hiciera de mi vida una continua imitación de los niños? Todos ellos nacen sencillos, sin malicia. Ciertamente no son siempre sonrisas, pero incluso en su llanto conservan sencillez. Son recipientes de amor y dispensadores de confianza; y colocan simplemente su corazón en su madre, en su padre, en aquél que les ofrezca una atención.



El tiempo en que vivimos no ofrece interrupción a los peligros que amenazan a las almas puras y sencillas, y eso, dolorosamente, ha corrompido muchas poco a poco. Ya en los Evangelios escuchamos ese «hay de aquél que escandalice a uno de estos pequeños». Hoy son tantos que a sabiendas o por ignorancia han manchado el corazón de tantos niños. Vivimos en un mundo que parece perder de vista lo esencial por no apartarla de lo complicado.



 

En este Evangelio, Señor, Tú me invitas a mirar mi alrededor, a contemplar esos «espejos» de tu rostro, a mirar a aquellos pequeños que nos acompañan con su testimonio. Me enseñas, por un lado, un ejemplo maravilloso de sencillez, confianza e inocencia en los niños. Y por otro lado me muestras lo sensible que es tu corazón. Supiste ver en los ojos de los niños un tesoro silencioso que el mundo de hoy no aprecia. Un tesoro muy valioso que me habla de Ti más de lo que podría imaginar.



Hoy quisiera pedirte un corazón como el tuyo, que sepa mirar más allá, siempre más allá, para detenerme ante las «minuciosidades» y aprender a conocerte. Enséñame a mirar con tus ojos a los niños, enséñame a maravillarme en ellos, enséñame a cuidar de ellos, quiero ver tu rostro en cada uno y aprender de estos «maestros de la vida» que me muestran cómo caminar en ella, siendo recipientes de tu amor y donadores de confianza, como fuiste Tú también.



«Pensemos como sería una sociedad que decidiera, de una vez por todas, establecer este principio: “Es verdad que nos somos perfectos y que cometemos muchos errores. Pero cuando se trata de los niños que vienen al mundo, ningún sacrificio de los adultos se juzgará demasiado costoso o demasiado grande, para evitar que un niño piense que es un error, que no vale nada y estar abandonado a las heridas de la vida y a la prepotencia de los hombres”. Qué bonita sería esta sociedad. Yo creo que a esta sociedad, mucho le sería perdonado por sus innumerables errores. Mucho, de verdad».
(Catequesis de S.S. Francisco, 8 de abril de 2015).



Diálogo con Cristo



 

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Hacer una visita al Santísimo, o una oración especial, para decirle a Dios que quiero seguirlo siempre y en todo.



Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

¡La oración más sencilla! Te será fácil orar sin cesar

Si pensabas que rezar sin cesar era difícil, deberías probar con esta oración y descubrir lo fácil que es no dejar de rezar nunca

 

 

San Pablo, en su carta a los Tesalonicenses, reta a los cristianos a «alegrarse siempre. Oren sin cesar. Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con ustedes en Cristo Jesús» (1 Tesalonicenses 5,16-18).

A lo largo de los siglos ha habido diversas reacciones a este desafío, como la Liturgia de las Horas y la Oración de Jesús.

Sin embargo, hay una manera aún más fácil de orar sin cesar que apenas requiere memorización y no necesita ningún libro de oraciones.

Jesús

 

 

El Catecismo de la Iglesia Católica explica la manera más sencilla de orar sin cesar en su sección sobre la oración:

«La invocación del santo nombre de Jesús es el modo más sencillo de orar siempre. Cuando el santo nombre es repetido a menudo por un corazón humildemente atento, la oración no se pierde amontonando frases vacías, sino que se aferra a la palabra y «da fruto con paciencia». Esta oración es posible «en todo tiempo», porque no es una ocupación entre otras, sino la única ocupación: la de amar a Dios, que anima y transfigura toda acción en Cristo Jesús».

Todo lo que necesitas hacer es decir el nombre «Jesús» con oración y amor.

No se requieren fórmulas complicadas, horarios específicos o libros de oraciones para consultar. Intenta rezar el nombre de Jesús durante el resto del día y ¡verás lo que ocurre!

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