Referencias Bíblicas
• Mark 1:21-28
• Obispo Robert Barron
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús está en la sinagoga de Cafarnaúm y expulsa un espíritu inmundo que estaba dentro de un hombre. Él quiere realizar la misma limpieza en nuestras vidas.
Lo que Dios pretendió desde el principio es que nuestros corazones sean templos de Su presencia. Entonces, Cristo viene a nuestro mundo. ¿Y qué es lo que encuentra? Encuentra que el templo de nuestro corazón ahora está lleno de todo tipo de cosas que no son el poder divino. Encuentra el dinero, el éxito mundano, la estima de los demás, el sexo —todo ello ahora ha ocupado el lugar que le pertenece a Dios—. Por lo tanto, cuando Cristo viene a tu vida siempre tendrá que realizar algo de limpieza.
Fulton J. Sheen habló una vez sobre el “poder expulsivo” de Cristo. Cuando lo colocas en el centro de tu alma expulsará todas esas cosas que no pertenecen a ese centro y hará que encuentren su lugar apropiado.
Y así, Jesús, el guerrero no violento, Jesús el juez, la propia mente de Dios, viene a nuestros corazones cuando lo invitamos a través de la conversión. Y tendrá autoridad limpiadora y poder limpiador.
Fulgencio de Écija, Santo
Obispo, 14 de enero
Por: n/a | Fuente: vidas-santas.blogspot.com
Martirologio Romano: En la ciudad de Écija, en la provincia romana de Bética (hoy España), san Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó su tratado De los oficios eclesiásticos (c. 632).
Breve Biografía
Hijo de Severiano y Túrtura. Su padre fue un noble visigodo, San Fulgencio fue el segundo de los cinco hermanos, cuatro de los cuales fueron considerados santos por la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Católica Ortodoxa. Sus otros hermanos canonizados son San Isidoro, San Leandro y Santa Florentina.
Todos ellos son conocidos como los Cuatro Santos de Cartagena. San Fulgencio nació en Cartagena en torno al año 540 y pronto su familia se traslada a Sevilla.
En dicha ciudad serían arzobispos sus hermanos San Leandro y San Isidoro. San Fulgencio fue Obispo, ocupando la sede de Écija y, en dos ocasiones, la de Cartagena.
Hombre elocuente y un gran orador, Recaredo le encomendó diversas misiones para su reino. Fue considerado un hombre sabio, siendo elevado al rango de Doctor de la Iglesia en 1880 por Pío IX. San Fulgencio es Patrón de las Diócesis de Plasencia y Cartagena y desde el siglo XVI da nombre al seminario diocesano. También es el patrón de la ciudad de Plasencia.
Una palabra tuya bastará
Santo Evangelio según San Marcos 1, 21-28.
Martes I del tiempo ordinario
Por: Kevin Franco, LC
Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor mío Jesucristo, te quiero agradecer por venir a este mundo y hacerte carne, solo para redimirme. Te pido que me ayudes a comprender el gran Amor que Tú me tienes.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En cada misa en la que asistimos, decimos esta frase y me pregunto, ¿cuántos de nosotros la decimos conscientemente? La verdad es que pocas. Vemos como en el Evangelio de hoy; Jesús solo con decir «una palabra» sano a esa persona que tenía demonios. Jesús nos enseña que, aunque tengamos tantas cosas malas dentro de nosotros y aunque nuestro pasado no haya sido el mejor, solo nos basta que salga una palabra de su boca, para quedar sanos. Escuchar esa palabra requiere de: Fe: En estar atento a lo largo del día a la palabra que Jesús me quiere decir. (que puede ser a través de una sacerdote, de algún familiar o de algún amigo). Esperanza: En saber que, aunque tenga tantas enfermedades o defectos la PALABRA de Dios sanará mi alma. Amor: En acoger, sí, esa palabra, pero no basta solo eso, sino hacerlo con amor (como si un amigo o un familiar me da un regalo en este momento, lo recibiría con un gran amor).
«El diablo dice la verdad: Jesús ha venido para destruir al diablo, para destruir al demonio, para vencerlo. Este espíritu inmundo conoce el poder de Jesús y proclama también la santidad. Jesús lo grita, diciéndole: “Cállate y sale de él”.
Estas pocas palabras de Jesús bastan para obtener la victoria de Satanás, el cual sale de ese hombre “agitándole violentamente”, dice el Evangelio. Este hecho impresiona mucho a los presentes; todos se quedaron pasmados y se preguntan:
“¿Qué es esto? […] Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen”. El poder de Jesús confirma la autoridad de su enseñanza.
Él no pronuncia solo palabras, sino que actúa. Así manifiesta el proyecto de Dios con las palabras y con el poder de las obras». (Ángelus de S.S. Francisco, 28 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me pondré delante del sagrario y escucharé dentro de mi alma esa palabra que Jesucristo, Rey Sumo Sacerdote, quiere decirme para que quede sana mi alma.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Cuándo comienza el Tiempo Ordinario en la liturgia?
El Tiempo Ordinario es el tiempo litúrgico que comienza siempre en enero, inmediatamente después de la fiesta del Bautismo del Señor
Después de celebrar los tiempos de Adviento y Navidad, la Iglesia se centra en el ministerio público de Jesús durante el Tiempo Ordinario.
El Tiempo Ordinario comienza siempre inmediatamente después de la fiesta del Bautismo del Señor. En enero, la Iglesia celebra la fiesta de la Epifanía el 6 de enero y en muchos lugares del mundo esta fiesta se traslada al domingo más próximo.
El Bautismo del Señor se celebra entonces el siguiente domingo disponible, siempre dentro del tiempo de Navidad (en algunos casos, el Bautismo del Señor se celebra el lunes siguiente al domingo de Epifanía).
Lunes ordinario
Esto significa que el primer día oficial del Tiempo Ordinario es el «lunes de la primera semana del Tiempo Ordinario».
La fecha exacta cambia cada año, pero en la mayoría de los casos se produce entre el 10 y el 14 de enero.
Lo interesante es que el primer domingo del Tiempo Ordinario es el 2º domingo del Tiempo Ordinario.
El Tiempo Ordinario continúa como de costumbre, interrumpido por los tiempos de Cuaresma y Pascua, hasta el primer domingo de Adviento.
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