• Luke 13:31-35
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús se compara a una gallina que anhela juntar a sus pollitos bajo sus alas. Como el teólogo N.T. Wright señala que esto es mucho más que una imagen sentimental. Se refiere a lo que hace una gallina cuando hay fuego arrasando el granero. Para proteger a sus pollitos, se sacrificará, reuniéndolos bajo sus alas y usando su propio cuerpo como escudo.
En la Cruz, Jesús usó, por así decirlo, Su propio Cuerpo sacrificándose como escudo, absorbiendo toda la fuerza del odio y la violencia del mundo. Se metió en lo más cercano al pecado (porque allí es donde se encuentra a los pecadores) y permitió que el fuego y la furia del pecado lo destruyeran, aún cuando nos protegía.
Con esta metáfora en mente, podemos ver con especial claridad por qué los primeros cristianos asociaron a Jesús crucificado con el siervo sufriente de Isaías. Al soportar el dolor de la Cruz, Jesús realmente cargó con nuestros pecados; y por Sus llagas fuimos curados.
El amor de Cristo lo lleva a llorar, a llorar por cada uno de nosotros. La ternura que hay en esta expresión. Jesús podría condenar a Jerusalén, decir cosas malas… Y se queja porque no se deja querer como los pollos de la gallina. Esta ternura del amor de Dios en Jesús, y esto fue lo que entendió Pablo. Si no llegamos a sentir, a comprender la ternura del amor de Dios en Jesús por cada uno de nosotros, nunca, nunca podremos comprender lo que es el amor de Cristo. (Meditación de la mañana, 31 de octubre de 2019)
Evaristo, Santo
V Papa y Mártir, 27 de octubre
Quinto Papa de la Iglesia y Mártir
Martirologio Romano: En Roma, san Evaristo, papa, que fue el cuarto sucesor de san Pedro y rigió la Iglesia romana en tiempo del emperador Trajano.
Breve Biografía
Nació por los años 60, de una familia judía asentada en tierras griegas. Recibió educación judía y aprendió en los liceos helénicos. No se conocen datos de su conversión al cristianismo, pero se le ve ya en Roma como uno de los presbíteros muy estimados por los fieles que, lleno de celo, eleva el nivel de la comunidad de cristianos de la ciudad, entregándose por completo a mostrarle a Jesucristo. Amplio conocedor de la Sagrada Escritura, es docto en la predicación y humilde en el servicio. Muerto mártir el Papa Anacleto, sucesor de Clemente, la atención se fija en Evaristo. Por humildad se resistió con todas las fuerzas posibles a asumir la dignidad que comportaba tan alto servicio. El día 27 de Julio del año 108 tuvo la Iglesia por Papa a Evaristo. Atendió cuidadosamente las necesidades del rebaño: Defiende la verdadera fe contra los errores gnósticos. Establece normas que afectan a la consagración y trabajo pastoral de los Obispos y de los diáconos. Manda la celebración pública de los matrimonios. Se ocupa de la vida de los fieles, esbozándose ya una cierta administración territorial, para su mejor atención y gobierno. También escribió cartas a los fieles de Africa y de Egipto. Murió mártir, siendo Trajano emperador, hacia el 117. La iglesia del tiempo cada día crece en número, pero está perseguida por las leyes; es silenciosa y fuerte en la fe, oculta y limpia en las obras; vive dentro del Imperio en estado latente, desplegando poco a poco su potencialidad al soplo del Espíritu.
Con la ternura del Padre
Santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35.
Jueves XXX del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por el don de mi vida. No sólo de la vida en general, sino de mi vida. Gracias por haber pensado en mí y llamado a la existencia con una misión. Gracias por tu amor y porque en esta oración me puedo encontrar contigo. Creo que eres mi Dios y mi Señor. Confío en ti, pero dame la gracia de confiar un poco más. Te quiero y te agradezco todos los dones que día tras día no te cansas de concederme. Te pido perdón por mis pecados y mis fallos. Ayúdame a seguirte con disponibilidad y a estar atento a lo que quieres de mí hoy.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte”.
Él les contestó: “Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!
Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Dos ideas me puedo detener a considerar en este rato de oración contigo. El primero es fijarme en la clara conciencia que tienes de tu misión. Conoces bien la Voluntad de tu Padre y ella es el motor de todas tus acciones. Tú también me has dado una misión en este mundo. Dame la gracia de descubrirla y vivir toda mi vida en torno a ella. Una misión que no es imposible, irrealizable, pesada e insoportable, sino que está hecha a mi medida y de acuerdo a mis posibilidades. ¡Tú nunca pides imposibles! Esos te los dejas para realizarlos Tú.
Y la segunda idea es contemplar tu ternura. Siempre has estado detrás de mí persiguiéndome con tu amor y tus dones… y yo que me resisto y huyo de ti.
No me doy cuenta de que de verdad estás enamorado de mí y me amas con locura. No hay imagen más tierna que aquella de la gallina que quiere tener a sus pollitos bajo sus alas, no para detenerlos y subyugarlos sino para protegerlos, calentarlos, amarlos. Los padres de familia comprenderán mejor que nadie esta idea. No se quiere tener a los hijos cerca para tener mano de obra en casa, para explotarlos, usarlos. No, sino para amarlos.
Ése eres Tú. Eres el Dios tierno que busca de una y mil maneras tenerme bajo tu cuidado… pero yo no he querido, éste es el reproche de este Evangelio. Dame la gracia de no rechazar tu amor. Quiero dejarme amar por ti siempre, incondicionalmente.
«Dios el poderoso, el creador lo puede hacer todo; sin embargo Dios llora y en esas lágrimas está todo su amor. Dios llora por mí, cuando yo me alejo; llora por cada uno de nosotros; Dios llora por los malvados, los que hacen muchas cosas malas, mucho mal a la humanidad… Él, en efecto, espera, no condena, llora. ¿Por qué? ¡Porque ama!». (Homilía de S.S. Francisco, 29 de octubre de 2015, en Santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a manifestar a mi familia la ternura de Dios saludándolos o despidiéndolos con cariño.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Movimientos Eclesiales: Jerarquía y profecía
Dividir la Iglesia en una «izquierda» y en una «derecha», en el estado profético de las órdenes religiosas o de los movimientos de una parte y la jerarquía de la otra, es una operación a la que nada en la Escritura nos autoriza
Por: Card. Joseph Ratzinger
Antes de profundizar en estas ideas, mencionemos brevemente una tercera propuesta de interpretación de la relación entre las estructuras eclesiales estables y las nuevas floraciones pneumáticas: hoy hay quien, retomando la interpretación escriturística de Lutero sobre la dialéctica entre la Ley y el Evangelio, contrapone sin más la línea cúltico-sacerdotal a la profética en la historia de la salvación. En la segunda se inscribirían los movimientos. También esto, como todo lo que sobre esto habíamos reflexionado hasta ahora, no es del todo erróneo; pero, aún es demasiado impreciso y por esto inutilizable, tal como se presenta.
El problema es demasiado vasto para ser tratado a fondo en esta sede. Sobre todo habría que recordar que la ley misma tiene carácter de promesa. Sólo porque es tal, Cristo ha podido cumplirla y, cumpliéndola, ha podido al mismo tiempo «abolirla».
Ni siquiera los profetas bíblicos, en verdad, han relegado la Torá, más bien, al contrario, han pretendido valorizar su verdadero sentido, polemizando contra los abusos que se hacían de ella. Es relevante, en fin, que la misión profética sea siempre conferida a personas singulares y jamás sea fijada a una «casta» (coetus) o status peculiar. Siempre que (como de hecho ha sucedido) la profecía se presenta como un status, los profetas bíblicos la critican con dureza no menor que aquella que usan con la «casta» de los sacerdotes veterotestamentarios. Dividir la Iglesia en una «izquierda» y en una «derecha», en el estado profético de las órdenes religiosas o de los movimientos de una parte y la jerarquía de la otra, es una operación a la que nada en la Escritura nos autoriza. Al contrario, es algo artificial y absolutamente antitético a la Escritura. La Iglesia está edificada no dialécticamente, sino orgánicamente. De verdadero, por lo tanto, sólo queda que en ella se dan funciones diversas y que Dios suscita incesantemente hombres proféticos -sean ellos laicos, religiosos o, por qué no, obispos y sacerdotes- los cuales le lanzan aquella llamada, que en la vida normal de la «institución» no alcanzaría la fuerza necesaria. Personalmente, considero que no sea posible entender a partir de esta esquematización la naturaleza y deberes de los movimientos. Y ellos mismos están muy lejos de entenderse de tal manera.
El fruto de las reflexiones expuestas hasta ahora es escaso para los fines de nuestra problemática, pero no por esto carece de importancia. No se llega a la meta si como punto de partida hacia una solución, se escoge una dialéctica de los principios. En vez de intentar por esta vía, a mi parecer conviene adoptar un planteamiento histórico, que es coherente con la naturaleza histórica de la fe y de la Iglesia.
San Evaristo, el papa que ordenó la celebración pública del matrimonio
Murió mártir en tiempos del emperador Trajano, quien pocos años antes había ordenado la tercera persecución de cristianos
Nació en torno al año 60. Era hijo de un judío nacido en Belén y su formación cultural era tanto griega como judía. Conocía a fondo la Sagrada Escritura y esto facilitó su predicación. Una vez en Roma, destacó como presbítero querido por todos y volcado en la expansión del Evangelio. El 27 de julio del año 108 fue elegido Papa, 19 días después de morir mártir su antecesor, Anacleto.
Evaristo sabía que eran tiempos agitados y de persecución, y también por humildad se resistía a ser el Vicecristo, pero finalmente aceptó el peso del cargo.
Este santo defendió especialmente la fe cristiana contra los errores del gnosticismo y el docetismo.
Estableció normas sobre la consagración y la labor pastoral de los obispos y los diáconos. Asignó tituli a los sacerdotes.
Ordenó que los matrimonios se celebraran públicamente (así se evitaban falsedades) y creó una cierta organización territorial de la Iglesia, que se iba expandiendo, para atender mejor a los creyentes.
Durante su papado, Evaristo ordenó a 17 sacerdotes, 2 diáconos y 15 obispos. También constituyó un grupo de tres diáconos que debían velar por el Papa y su predicación.
Evaristo murió mártir en el año 117, en época del emperador Trajano, quien había ordenado la tercera persecución de los cristianos.
Según consta en el Liber Pontificalis, fue enterrado en la colina vaticana cercana a la tumba de san Pedro.
Su fiesta se celebra el 27 de octubre.
Oración
Dios todopoderoso y eterno,
que quisiste que san Evaristo, Papa, presidiera a todo tu pueblo
y lo iluminara con su ejemplo y sus palabras.
Por su intercesión protege a los pastores de la Iglesia y a sus rebaños
y hazlos progresar por el camino de la salvación eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Amén