Luke 16:1-8
Amigos, como el administrador en el Evangelio de hoy debemos regularmente tener una mirada dura sobre nosotros mismos. ¿Cuáles son nuestras fortalezas y debilidades? ¿Dónde necesitamos mejorar? ¿En dónde no estamos bien? ¿Es sólida nuestra vida de oración? ¿Frecuentamos los sacramentos? ¿Participamos de la Misa? ¿Se centran nuestras vidas en obras de misericordia corporal y espiritual? ¿Hablamos en contra de las injusticias y los males morales?
Y, al igual que el administrador, debemos actuar con inteligencia, firmeza en el propósito y audacia. ¡Basta de una vida espiritual de buenos deseos! El tiempo de acción es ahora. Comprométete hoy a hacer de Jesucristo el centro indiscutible de tu vida.
Godofredo de Amiens, Santo
Obispo, 8 de noviembre
Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
Martirologio Romano: En Soissons, de Francia, muerte de san Godofredo, obispo de Amiéns, que, educado en la vida monástica desde los cinco años, padeció mucho por remediar las luchas en la ciudad entre los señores y los plebeyos, y por la reforma del clero y el pueblo († 1115).
Etimológicamente: Godofredo = “paz de Dios”. Viene de la lengua alemana.
Breve Biografía
Vino al mundo en el año 1066 en Soissons y murió aquí mismo en 1115.
De joven vio que su vocación se inclinaba por ser monje. A los 30 vivía muy feliz como un sencillo religioso en la abadía de Mont-Martin.
En pocos años supo darle prosperidad a la abadía y a todos los alrededores.
Cuando el arzobispo se enteró de quién era este monje, le ofreció que se hiciera cargo de la abadía de san Remigio, la más importante de su diócesis.
Godofredo le contestó diciéndole que no quería. De hacerlo, sería como un hombre que deja a su mujer para irse con otra más guapa.
No obstante, se pensó el tema de la obediencia y, al final, aceptó no ser abad sino obispo de Amiens.
Proveniente de una vida monacal, forjada en la austeridad, empezó por reformar al clero que estaba sumido en la simonía y no administraba los sacramentos. Una gran degradación moral y religiosa.
Y no solamente quiso reformar al clero, sino que también se puso duro con los señores que acampaban por sus fueros.
Estos últimos se unieron para hacerle la vida imposible. Se encontró de pronto sin amigos.
Por eso, una noche salió huyendo a la Cartuja para esconderse y vivir en paz.
Lo encontraron y le obligaron a volver a la diócesis. Pero estaba ya extenuado de fuerzas y murió poco después en la abadía de San Crispín de Soissons.
Ganemos el cielo
Santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8. Viernes XXXI del Tiempo ordinario.
Por: Javier Castellanos, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Me pongo en tus manos, Señor. Haz de mí lo que quieras, guíame por el camino que has pensado para mí. Te pido para el día de hoy luz para descubrir tu voluntad, y la fuerza necesaria para cumplirla. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador’. Entonces el administrador se puso a pensar: ‘¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan’. Entonces fue llamado uno a uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’. Luego preguntó al siguiente: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Éste respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’. El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz».
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
San Carlos Borromeo tradujo este pasaje del Evangelio en obras. En el año 1560, a los 22 años, fue nombrado cardenal y secretario de su tío, el Papa Pío IV. Carlos de repente se vio como un administrador, y sintió el peso de su responsabilidad. Sabía que tendría que rendir cuentas al Señor, y por eso se entregó totalmente a su nueva misión como pastor de almas.
Pero san Carlos no sólo invirtió en su administración los conocimientos que tenía en derecho civil y eclesiástico. Puso en práctica la habilidad que el Evangelio de hoy nos recomienda, que es la caridad hacia el prójimo.
Cuando era obispo de Milán ayudó a personas afectadas por la carestía del 1569, luego a los contagiados por la peste del 1576. Además, acogió en su diócesis a católicos ingleses perseguidos por la reforma anglicana. Pero, sobre todo, se entregó a renovar la vida cristiana de sus fieles y es famoso por la iniciativa de crear seminarios para los futuros sacerdotes. ¡Cuánto ayudó a toda la Iglesia su esfuerzo por formar bien a los que guían a las almas y comunican a Cristo en los sacramentos!
A san Carlos Borromeo le tocó vivir en los años difíciles de la reforma protestante y los cambios del Concilio de Trento. Nuestro tiempo también tiene sus propios retos. Distintos a los de hace quinientos años, pero nuestra misión como cristianos es la misma: hacer más ligera la carga de los que sufren a nuestro alrededor, con ingenio y con entrega. Para que, al llegar al cielo y rendir cuentas, haya quien nos reciba en su Casa; Cristo mismo, a quien servimos en el prójimo.
Pidamos hoy a san Carlos Borromeo su intercesión; que él nos enseñe y ayude a ser administradores fieles y hábiles con los bienes que Dios ha puesto en nuestras manos.
«Cómo ha llegado este administrador al punto de estafar, de robar a su dueño? ¿De un día para otro? No. Poco a poco. Quizás repartiendo un día una propina aquí, otro día un soborno por allá, y así poco a poco se llega a la corrupción. En la parábola, el dueño alaba al administrador deshonesto por su astucia. Pero esta es una astucia mundana y fuertemente pecadora, y ¡que hace tanto daño! Existe, sin embargo, una astucia cristiana de hacer las cosas con picardía, pero no con el espíritu del mundo: hacer las cosas honestamente. Y esto es bueno».
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de septiembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Daré una limosna para ayudar a los pobres, no de eso que me sobra, sino renunciaré ha algo para poder ayudar.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Grandes héroes de la fe: El caballero que defendió a la Inmaculada
Claudio de Castro – publicado el 06/03/23
Cómo el beato Juan Duns Scoto sigue inspirando hoy según el escritor Claudio de Castro
«Podía, convenía, luego lo hizo»
De niño fui un gran lector. Me apasionaba leer las historias de los 3 mosqueteros quienes junto al joven gascón D’Artagnan emprendían grandes aventuras.
En mi mente infantil me imaginaba ser uno de ellos, y con valentía salía junto a D’Artagnan a defender el honor de alguna dama en apuros.
Uno de mis grandes héroes católicos pudo hacer esto y dedicó su vida a defender el honor de la más bella de todas las damas. Fue el beato Juan Duns Scoto, sacerdote católico franciscano de la orden de los frailes menores.
¿Por qué lo considero un héroe?
Porque fue un gran defensor de la siempre Virgen María y su Inmaculada Concepción.
Hace unos años hicieron una película maravillosa sobre aquel debate en que defendió a la Inmaculada y triunfó. ¿Llegaste a verla? Está disponible en YouTube. Te la recomiendo 100% No tiene desperdicio.
Se titula: Beato Juan Duns Escoto, OFM. El defensor de la Inmaculada. Película católica.
Sus 4 famosas e impactantes palabras en defensa de la Inmaculada Concepción trascienden en el tiempo igual que sus pensamientos:
«Potuit, decuit, ergo fecit (pudo, convino, luego lo hizo).
«Dios podía hacer a su Madre Inmaculada, convenía que lo hiciera por su misma honra, luego lo hizo».
«Reza para que permanezcamos fieles al camino de la perfección cristiana y cosechemos las recompensas de la felicidad eterna en el cielo«.
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Todos podemos defender a la Virgen
He podido en lo poco salir en defensa de nuestra Madre cuando hablan despectivamente de ella en las redes sociales. Un católico no debe ni puede callar ante el mal.
Me siento honrado escribiendo sobre ella, nuestra Madre del cielo, la siempre Virgen, la llena de gracia e Inmaculada Concepción. Le digo a Jesús: «Gracias por darme esta oportunidad».
Me pongo feliz cuando ustedes nos escriben contando sus grandes aventuras en la vida de fe y compartiendo bellos momentos y vivencias con la Madre de nuestro Salvador.
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Me gustaría compartir esta bella historia que recién nos enviaron.
Qué bonito cuando nos tomamos un tiempo para piropear a la Madre de Jesús y compartimos experiencias.
Ayuda inmediata
«Recuerdo que en aquella ocasión llovió tanto que estaba inundada la calle, no había paso para poder cruzar a tomar el autobús. Iba con mi hijo a dejarlo a la escuela, un joven que necesitaba ser acompañado por su mamá por tener un tipo de condición.
Llegando a la esquina vimos que se nos pasó el camión, y era imposible tomar taxi a esa hora, pues por las inundaciones todos iban apurados y estaban ocupados.
La calle era un caos por el congestionamiento vehicular. Sabía que sería imposible para mí conseguir un transporte en estas terribles condiciones.
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Desesperada, llevando mi niño de la mano bajo un paraguas, invoqué a mi Madre Santísima y le imploré que me ayudara. Y de pronto, súbitamente, se acerca un coche.
De la nada se detiene frente a nosotros y nos dice amablemente el conductor: «si gustan puedo llevarlos, y los dejo cerca del lugar a donde van». ¡Supe inmediatamente que fue mi Madre Santísima la que nos ayudó!
Con tanta alegría se lo dije a mi hijo: «¡esto fue gracias a mi Madre Santísima María!».
¡Desde aquel día supe que jamás me dejaría sola, así que siempre pido su ayuda y protección!».
Cantar a María
Quisiera antes de terminar cantar contigo «en voz alta y entusiasmo» una canción para piropear y honrar a nuestra bella Madre Celestial. ¿Te animas? Es una bella canción que aprendimos de niños, una canción de la infancia.
¿Conoces sus estrofas? A mí me encantan y a veces me nace del alma cantar para agradecer a la Virgen sus cuidados maternales y su protección.
OH MARÍA, MADRE MÍA,
oh consuelo del mortal,
amparadme y guiadme
a la Patria Celestial.
Con el ángel de María
las grandezas celebrad;
transportados de alegría
sus finezas publicad.
Me nace del alma exclamar:
¡¡Viva María!!
Amable lector. ¿Te gustaría compartir con nosotros tus historias de protección de la Virgen María? Te dejo mi email personal. Escríbeme: cv2decastro@hotmail.con
¡Dios te bendiga!