¿De acuerdo? ¿Quieren ser santos? Esa es la única cosa que deberían desear. Esa es la única cosa que deberían desear. La única tristeza en la vida es no ser un santo. Este es el plan. Este es el plan. Hagan que su vida entera se trate de chesed, de tierna misericordia, de ser un vehículo para la gracia de Dios en el mundo. Desháganse de todos esos apegos y distracciones que los alejan de recorrer ese camino. Tengan un único corazón, sean puros de corazón, con hambre y sed de justicia por encima de todo. Y recorrerán este camino que Dios quiere que ustedes y todos los demás recorran. Serán santos. Y yo no sé ustedes, pero yo quisiera estar en ese grupo, cuando los santos vienen marchando. Y Dios los bendiga.
Lucas 14:12-14
Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús nos da este extraordinario mandato de considerar a los más débiles y vulnerables de nuestra sociedad: “Cuando hagáis un banquete, invitad a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos”. Ésta es una de sus preocupaciones centrales a lo largo de los evangelios. Los extranjeros, los forasteros, las viudas, los huérfanos, los pobres… si se ignora a estas personas débiles, Dios se enojará.
La pasión de Dios no sólo recorre la tradición bíblica, sino que aparece con fuerza en la enseñanza social de la Iglesia Católica: “Si tienes dos abrigos en tu armario, uno te pertenece; el otro pertenece al hombre que no tiene abrigo”.
No olvidemos a los pobres y marginados de hoy.
Jesús indica la actitud desinteresada que debe caracterizar la hospitalidad, y dice así: «Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque ellos no te pueden corresponder» (vv. 13-14). Se trata de elegir la gratuidad en lugar del cálculo oportunista que intenta obtener una recompensa, que busca el interés y que intenta enriquecerse cada vez más. En efecto, los pobres, los sencillos, los que no cuentan, jamás podrán corresponder a una invitación para almorzar. Jesús demuestra de esta manera, su preferencia por los pobres y los excluidos, que son los privilegiados del Reino de Dios, y difunde el mensaje fundamental del Evangelio que es servir al prójimo por amor a Dios. Hoy, Jesús se hace portavoz de quien no tiene voz y dirige a cada uno de nosotros un llamamiento urgente para abrir el corazón y hacer nuestros los sufrimientos y las angustias de los pobres, de los hambrientos, de los marginados, de los refugiados, de los derrotados por la vida, de todos aquellos que son descartados por la sociedad y por la prepotencia de los más fuertes. De esta manera el servicio a los hermanos se convierte en testimonio de amor, que hace creíble y visible el amor de Cristo. (Ángelus, 28 agosto 2016)
Leonardo de Noblac (o de Limoges), Santo
Ermitaño, 6 de noviembre
Martirologio Romano: En Noblac, cerca de Limoges, en Aquitania, san Leonardo, ermitaño († c. 559).
Breve Biografía
Es uno de los santos más populares de Europa central. En efecto; dice un estudioso que en su honor se erigieron no menos de seiscientas iglesias y capillas, y su nombre aparece frecuentemente en la toponomástica y en el folclor.
El mismo estudioso añade que él «despertó una devoción particular en tiempos de las cruzadas, y entre los devotos se cuenta el príncipe Boemundo de Antioquía que, hecho prisionero por los infieles en 1100, atribuyó su liberación en 1103 al santo, y, de regreso a Europa, donó al santuario de Saint-Léonard-de-Noblac, como ex voto, unas cadenas de plata parecidas a las que él había llevado durante su cautiverio».
San Leonardo de Noblac (o de Limoges) es un santo «descubierto» a principios del siglo XI, y a ese período remontan las primeras biografías, que después inspiraron el culto hacia él.
Leonardo nació en Galia en tiempos del emperador Anastasio, es decir, entre el 491 y el 518.
Como sus padres, a más de nobles, eran amigos de Clodoveo, el gran jefe de los Francos, éste quiso servir de padrino en el bautismo del niño. Cuando ya era joven, Leonardo no quiso seguir la carrera de las armas y prefirió ponerse al servicio de San Remigio, que era obispo de Reims.
Como San Remigio, sirviéndose de la amistad con el rey, había obtenido el privilegio de poder conceder la libertad a todos los prisioneros que encontrara, también Leonardo pidió y obtuvo un poder semejante, que ejerció muchas veces. El rey quiso concederle algo más: la dignidad episcopal. Pero Leonardo, que no aspiraba a glorias humanas, prefirió retirarse primero a San Maximino en Micy, y después a un lugar cercano a Limoges, en el centro de un bosque llamado Pavum.
Un día su soledad se vio interrumpida por la llegada de Clodoveo que iba a cacería junto con todo su séquito. Con el rey iba también la reina, a quien precisamente en ese momento le vinieron los dolores del parto. Las oraciones y los cuidados de San Leonardo hicieron que el parto saliera muy bien, y entonces el rey hizo con el santo un pacto muy particular: le obsequiaría, para construir un monasterio, todo el territorio que pudiera recorrer a lomo de un burro.
En el arte se lo representa casi siempre con las cadenas, símbolo de su protección especial para los que están injustamente presos, y por ese motivo pictórico es también patrono de los fabricantes de cadenas, broches, hebillas, etc.
Un amor que consiste en amar por el simple hecho de amar
Santo Evangelio según San Lucas 14,12-14. Lunes XXXI del Tiempo Ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy me pongo en tu presencia. Dame la gracia del silencio, sobre todo el de mi corazón y de mis pensamientos, para poder escuchar aquello que hoy me quieres decir.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 12-14
En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tiene con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Aquello que más pleno hace al hombre es poner en acto su capacidad de amar.
Por ello, Jesús siempre nos invita a vivir un amor más concreto, más libre… nos invita a vivir un amor cada vez más real.
El egoísmo es lo contrario del amor, pues nos convierte en esclavos de nosotros mismos; nos lleva a usar a los demás, a objetivizarlos aun haciendo los mayores actos de caridad. Nos lleva a «amar» para ser vistos, para no quedar mal, lo cual, al final del día, no es un auténtico amor.
Nos puede dar miedo el no ser correspondidos, el no recibir agradecimientos o algún buen comentario. Y esto puede ser normal, pues la mayoría de las veces no nos viene natural.
Sin embargo, Jesús nos invita a vivir un amor como el de Él. Un amor que simple y sencillamente se da, que no busca correspondencia, no busca agradecimientos; no se ve contaminado por la mirada de los hombres… Un amor que consiste en amar por el simple hecho de amar.
«Las palabras de Jesús subrayan actitudes completamente distintas y opuestas: la actitud de quien se elige su propio sitio y la actitud de quien se lo deja asignar por Dios y espera de Él la recompensa. No lo olvidemos: ¡Dios paga mucho más que los hombres! ¡Él nos da un lugar mucho más bonito que el que nos dan los hombres! El lugar que nos da Dios está cerca de su corazón y su recompensa es la vida eterna».
(Homilía de S.S. Francisco, de 28 de agosto de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy trataré de hacer un acto de caridad oculta, con la única motivación de hacerlo por amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Por qué la Cruz de Cristo es signo de salvación?
Del santo Evangelio según san Juan: 3, 14-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.
Cultura Bíblica
Un tema que causó muchas discusiones durante la segunda mitad del siglo pasado fue el de la cruz como signo de salvación. Muchas personas opinaban que el mejor signo del cristianismo no era la cruz, sino la resurrección del Señor; sin embargo, la tradición de la comunidad cristiana a lo largo de toda su historia le ha dado el lugar central como signo de salvación a la crucifixión de Cristo.
El texto que leemos este domingo nos muestra que la cruz no fue el primer signo difícil de comprender, pues ya en el Antiguo Testamento, Dios le había pedido a Moisés que levantara una serpiente sobre un palo y quien viera esta serpiente no moriría si era mordido por una serpiente.
Así como la cruz fue usada por los romanos como instrumento de castigo, las serpientes en el caminar de Israel por el desierto fueron ocupadas por Dios para castigar la idolatría del pueblo (cfr. Nm 21,4-9).
En este pasaje de san Juan, Jesús no pone el acento en el símbolo de tortura o castigo sino en el ser levantado a lo alto. Para poder apreciar esto es importante recordar que se trata de un diálogo entre Jesús y Nicodemo. Al inicio de este diálogo Jesús pide a Nicodemo nacer de nuevo, y lo explica diciéndole que es necesario nacer de lo alto, nacer del agua y del espíritu.
La comunidad cristiana ha interpretado este texto como un discurso referido al sacramento del Bautismo, donde el signo del agua hace evidente que somos vivificados por el Espíritu Santo. A lo alto y al cielo, que es el lugar de Dios, se opone este mundo, el cual no puede acceder al Reino de Dios por sí solo.
Así pues, la cruz es un medio que tiene doble significación; para este mundo es un castigo, una tortura, un abajamiento hasta el último de los peldaños sociales. En cambio, para Jesucristo es el camino de exaltación, la vía de glorificación para llegar hasta el Padre.
Así como nosotros en el presente, trataríamos de evitar el ser crucificados, los cristianos de todos los tiempos han visto la cruz como instrumento de dolor, pero también reconocen la interpretación que Cristo le dio, a saber, elevarnos de este mundo para llegar al Padre. San Pablo ya lo decía (Col 2,12) “en el Bautismo hemos sido sepultados con Cristo para resucitar con Cristo”.
O como el mismo Señor lo dice en el mismo evangelio de San Juan: “si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, permanece solo, ppero si muere dará mucho fruto” (Jn 12,24).
La Virgen de las parturientas, la imagen de la esperanza
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Una imagen que nos ofrece la esperanza de que llegarán días mejores y más serenos
La Virgen de las parturientas es una hermosa imagen del pintor Antoniazzo Romano creada en el 1500, un fresco que se encontraba en la antigua Basílica Vaticana.
Con la nueva construcción de la actual basílica en 1574 la imagen fue desprendida del muro y conservada.
Pasaron 31 años hasta que se la pudo ubicar, colocándola en una capilla de las Grutas Vaticanas. Y por más de cuatro siglos esta querida imagen de la Virgen María, fue protectora de las futuras mamás.
Una antigua costumbre romana
Era costumbre entre las mujeres romanas que estaban en la dulce espera. Colocaban una cinta alrededor del cíngulo de la Virgen, que luego llevarían en sus mismas cinturas hasta la hora del parto, como una forma de invocar la protección de la Madre Celestial para una feliz maternidad.
Hoy se puede apreciar sólo un fragmento del fresco. Lo que quedó después de haber atravesado cuántas vicisitudes a través de los tiempos.
En el original la Virgen y el Niño eran rodeados de querubines. Hoy se puede apreciar sólo una ala de unos de los angelitos.
Tanto el rostro de María y el rostro del dulce Niño, tienen una fuerza expresiva extraordinaria: la mirada amorosa de Nuestra Señora, mira serenamente a los fieles, como escuchando sus suplicas.
El Niño, en cambio, parece extenderse a toda la humanidad en un abrazo simbólico, bendiciendo con sus pequeñas manitos.
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La primera vez que sale del Vaticano
La imagen siempre estuvo en el Vaticano, hasta mayo del 2021, fecha en la que fue trasladada a Turín, para ser expuesta durante dos meses.
La Virgen María de las parturientas, visita Turín con una clara misión, la de “traer consuelo en este tiempo de pandemia y la esperanza de que lleguen días menos difíciles y más serenos” como explicó Pietro Zander, encargado de la Fábrica de San Pedro a Vatican News.