Los sentimientos negativos están en usted, no en la realidad. entonces, deje de tratar cambiar la realidad. ¡Eso es una locura! Deje de tratar de cambiar a la otra persona. Gastamos todo nuestro tiempo y nuestras energías tratando de cambiar las circunstancias externas, tratando de cambiar a nuestro cónyuge, a nuestro jefe, a nuestros amigos, a nuestros enemigos, y a todos los demás. No necesitamos cambiar nada. Los sentimientos negativos están en usted. En la tierra no existe nadie que tenga el poder de hacerlo a usted desgraciado. En la tierra no hay ningún acontecimiento que tenga el poder de alterarlo o herirlo. Ningún acontecimiento, condición, situación o persona. Nadie le dijo esto; le dijeron lo contrario. Por eso está en el enredo en que se encuentra. Por eso está dormido. Nadie le ha dicho esto; pero es evidente. Supongamos que la lluvia acaba con un paseo campestre. ¿Quién se siente negativo? ¿la lluvia? o ¿usted? ¿Qué causa el sentimiento negativo? ¿La lluvia o su reacción? Cuando usted golpea una rodilla contra una mesa, a la mesa no le pasa nada. Está ocupada en aquello para lo cual fue hecha: para ser una mesa. El dolor está en su rodilla, no en la mesa. Los místicos tratan continuamente de decirnos que la realidad está bien. La realidad no es problemática. Los problemas sólo existen en la mente humana. Podríamos añadir: en la mente humana estúpida y dormida. La realidad no es problemática: si los seres humanos desaparecieran de este planeta, la vida continuaría, la naturaleza seguiría con toda su belleza y toda su violencia. ¿Dónde estaría el problema? No habría ningún problema. Usted creó el problema. Usted es el problema. Usted se identificó con el «mi» y ese es el problema. El sentimiento está en usted, no en la realidad.

El tercer paso: Nunca se identifique con dicho sentimiento; éste no tiene nada que ver con el «yo». No defina su ser esencial en función de ese sentimiento. No diga: «Yo estoy deprimido». si quiere decir que la depresión está ahí, eso está bien; si quiere decir que la melancolía está ahí, eso está bien. Pero no diga: Yo estoy melancólico. Usted se está definiendo en función de este sentimiento. Ésa es su ilusión: ése es su error. Hay una depresión ahí en este momento, hay sentimientos lastimados ahí en este momento, pero déjelos, déjelos solos. Eso pasará. Todo pasa, todo. Sus depresiones y emociones no tienen nada que ver con la felicidad. Son el movimiento del péndulo. Si ve emociones, prepárese para la depresión ¿Quiere su droga? Prepárese para la resaca. El péndulo se mueve de un extremo a otro.

Esto no tiene nada que ver con el «yo»; no tiene nada que ver con la felicidad. Es el «mi». Si usted recuerda esto, si se lo dice a usted mismo mil veces, si ensaya estos tres pasos mil veces, lo logrará. Es posible que no necesite hacerlo ni tres veces. No lo sé; no hay ninguna regla. Pero hágalo mil veces y hará el mayor descubrimiento de su vida. ¿Qué importan esas minas de oro en Alaska? ¿ Qué va a hacer con ese oro? si no es feliz no puede vivir. De modo que encontró oro. ¿Qué importa? Usted es un rey; usted es una princesa. Usted es libre: ya no le importa ser aceptado o rechazado, eso no importa. Los psicólogos nos dicen que es muy importante tener un sentimiento de pertenencia. ¡Paja! ¿Para qué quiere usted pertenecer a alguien? Eso ya no importa.

Un amigo me contó que hay una tribu africana en la cual la pena capital es ser condenado al ostracismo. Si a usted lo expulsaran de New York o de donde viva, usted no moriría. ¿Por qué el miembro de esa tribu africana muere? Porque participa de la común estupidez de la humanidad. Cree que no podrá vivir si no pertenece. ¿Es muy distinto de la mayoría de la gente, o no? El está convencido de que necesita pertenecer.

Pero usted no necesita pertenecer a nadie o a nada o a ningún grupo. Ni siquiera necesita estar enamorado. ¿Quién le dijo que lo necesitaba? Lo que necesita es ser libre. Lo que necesita es amar. Eso es; ésa es su naturaleza. Pero lo que realmente me está diciendo es que quiere ser deseado. Quiere ser aplaudido, ser atractivo, que todos los micos corran detrás de usted. Está desperdiciando su vida. ¡DESPIERTE! Usted no necesita eso. Puede ser plenamente feliz sin eso.

La sociedad no se va alegrar de oír esto, porque usted se vuelve aterrador cuando abre los ojos y comprende. ¿Cómo controlar a una persona como usted? Usted no la necesita a ella; no se siente amenazado por su crítica; no le importa lo que piense ella o lo que diga ella. Usted cortó todas esas ataduras; ya no es una marioneta. es aterrador. «De manera que tenemos que salir de él (sentencia la sociedad); el dice la verdad; no tiene miedo; ya no es humano»

¡HUMANO! ¡miren! ¡por fin un ser humano! Escapó de su esclavitud, escapó de su prisión.

Ningún acontecimiento justifica un sentimiento negativo. No hay ninguna situación en el mundo que justifique un sentimiento negativo. Eso es lo que nuestros místicos nos han dicho hasta el cansancio.

Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, Santos

Fiesta Litúrgica, 29 de septiembre

Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net

Los 3 Arcángeles, los únicos cuyos nombres constan en la Biblia

Martirologio Romano: Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

Breve Semblanza

Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.

Miguel aparece en defensa de los intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplia un difícil encargo y se ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.13:

Actualmente, se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden «angelitos» de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres.

Hay que tener cuidado, pues se puede caer en dar a los ángeles atribuciones que no les corresponden y elevarlos a un lugar de semidioses, convertirlos en «amuletos» que hacen caer en la idolatría, o crear confusiones entre lo que son las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses.

A pesar de que están de moda, por otro lado, es muy fácil que nos olvidemos de su existencia, por el ajetreo de la vida y principalmente, porque no los vemos.

Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles.

Por esta razón, la Iglesia ha fijado dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos estos días para pedir su ayuda.

Misión de los ángeles

Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.

Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos.

En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, se han visto y oído materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, los profetas Daniel y Zacarías.

En el siglo IV, el arte religioso representó a los ángeles con forma de figura humana. En el siglo V, se le añadieron las alas, como símbolo de su prontitud en realizar la Voluntad divina y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad.

En la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes, de aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un «ser que parecía varón» -se refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente, vino a él (Daniel 8, 15-16; 9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son frecuente las apariciones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro puntos cardinales de la tierra o junto al trono del Cordero, Cristo.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.

La presencia y la acción de los ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento, en muchos de sus libros sagrados. Aparece frecuentemente, también, en la vida y enseñanzas de Nuestro Señor, Jesucristo, en la Carta de san Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y, principalmente, en el Apocalipsis.

Con la lectura de estos textos, podemos descubrir algo más acerca de los ángeles: nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal luchan con todo su poder por y con nosotros.

Como ejemplo, está la milagrosa liberación de San Pedro que pudo huir de la prisión ayudado por un ángel (Hechos 12, 7 y siguientes). También, aparece un ángel deteniendo el brazo de Abraham, para que no sacrificara a su hijo, Isaac.

Los ángeles nos comunican mensajes importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente y para descubrir la verdad.

Por ejemplo, tenemos las apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles cumplen, también, las sentencias de castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).

Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: «Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor», (Tob 12, 12 – 16).

Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. «Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente», (Lucas 15, 10).

Jerarquía de los ángeles

Se suelen enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía, los superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen una jerarquía y todos ellos forman la corte celestial.

Jerarquía Suprema:

  • serafines
  • querubines
  • tronos

Jerarquía Media:

  • ominaciones
  • virtudes
  • potestades

Jerarquía Inferior:

  • principados
  • arcángeles
  • ángeles

Serafines: Son los «alabadores» de Dios. Serafín significa «amor ardiente». Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
(Isaías 6, 17)

Querubines: Son los «guardianes» de las cosas de Dios. Aparecen como encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. «Se sienta sobre querubines».
(Génesis, Éxodo, en la visión de Ezequiel, 1, 4 y Carta a los Hebreos, 9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones:

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. Hay quien interpreta los nombres de los ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio, los nombres de los ángeles se refieren a su ministerio:

  • los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales
  • las virtudes son los encargados de hacer los milagros
  • las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas
  • las dominaciones son los que participarán en el gobierno de las sociedades
  • los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Existe, también, una jerarquía basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. A los arcángeles les podríamos llamar los «asistentes de Dios». Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

Arcángel San Miguel: es el que arrojó del Cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa «quien como Dios». Su conducta y fidelidad nos debe invitar a reconocer siempre el señoría e Jesús y buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: en hebreo significa «Dios es fuerte», «Fortaleza de Dios». Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de buenas noticias. Anunció a Zacarías el nacimiento de Juan, el Bautista y a la Virgen María, la Encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: su nombre quiere decir «medicina de Dios». Tiene un papel muy importante en la vida del profeta Tobías, al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel San Rafael, sin saber que era un mensajero de Dios. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios, dejándole como mensaje bendecir y alabar al Señor, hacer siempre el bien y no dejar de orar. Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes. Es patrono, también, de los médicos (de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

Los ángeles custodios

Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo.

Afirma sobre este tema San Jerónimo: «Grande es la dignidad de las almas, cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia».

En el Antiguo Testamento se puede observar como Dios se sirve de sus mensajeros para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando a Elías lo alimentó un ángel, (1 Reyes, 19, 5).

En el Nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que aparecen estos seres: el mensaje a San José para que huyera a Egipto y los ángeles que sirvieron a Jesús, después de las Tentaciones en el desierto, entre otros ejemplos.

Se puede decir que los ángeles custodios son compañeros de viaje, que siempre estarán al lado de cada uno de nosotros, en las buenas y en las malas, sin separarse ni un solo momento. Está a nuestro lado mientras trabajamos, descansamos, cuando nos divertimos y cuando rezamos, cuando le pedimos ayuda y cuando le olvidamos. Y, lo más importante, es que no se aparta de nosotros ni siquiera cuando perdemos la gracia de Dios por el pecado. Nos presta auxilio para enfrentar de mejor ánimo las dificultades y tentaciones de la vida diaria.

Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como si fuera algo infantil. Pero, si pensamos que al crecer la persona se enfrentará a una vida con mayores tentaciones y dificultades, el ángel custodio será de gran ayuda.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro.

Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos.

Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos ni deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios sabe lo que hay dentro de nuestro corazón. Ellos, en cambio, sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.

También podemos pedirle favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinados peligros o las guíen en situaciones difíciles.

¿Qué nos enseñan los ángeles?

Nos enseñan a:

  • glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.
  • cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que recibimos del señor y a cumplir su Voluntad sin discutir sus mandatos ni aplazando el cumplimiento de éstas.
  • servir al prójimo, pues ellos están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan en la vida. Esto nos anima a compartir con nuestros hermanos penas y alegrías. 

¿Quiénes son los ángeles caídos?

Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia. Pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres superiores. Así, rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte.

A Luzbel -también denominado Lucifer, Diablo o Satán- junto con los ángeles rebeldes que le siguieron -convertidos en demonios- fueron arrojados del Cielo al infierno. Quedaron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios.

No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.

Lucifer es el enemigo de Dios. Jesús le llama “el engañador”, “el padre de la mentira”. Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al Cielo.

Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.

Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el mal de bien. Su acción ordinaria en el hombre es la tentación. Por ello rezamos en el Padrenuestro: “…no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.”

¿Por qué creer en los ángeles?

Toda la Sagrada Escritura está llena de versículos y capítulos completos que hablan de los ángeles. Si creemos en la Sagrada Escritura, no podemos negar la existencia y la acción de los ángeles.

Además del testimonio de la Revelación, tenemos el de los Santos Padres de la Iglesia quienes nos dejaron bellas y sugestivas descripciones de los ángeles que fueron retomadas por Santo Tomás no sólo en el aspecto teológico sino en un dinamismo cristiano. La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles.

El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.

El Concilio IV de Letrán, en 1215, se señaló que Dios es creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales. Se señaló que a unas y a otras, las creó de la nada.

En 1870, debido al materialismo y racionalismo que imperante en esa época, el Concilio Vaticano I afirmó de nuevo la existencia de los ángeles.

Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en 1968, al formular el Credo.

En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969, quedó establecido el día 29 de septiembre para dar culto a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre, para rendir culto a los ángeles custodios.

Oración a San Miguel Arcángel

    San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
    Ayúdanos a luchar contra el mal.
    Que Dios oiga tu voz y tú, como jefe del ejército del Cielo,
    combate y vence a Satanás
    y a todos los espíritus malos que andan por el mundo
    deseando la ruina de las almas.
    Amén.

Oración al Ángel de la Guarda

    Ángel del Señor, que eres mi custodio,
    Puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
    Ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname
    en este día.
    Amén.

    Ángel de la Guarda, dulce compañía
    No me desampares, ni de noche ni de día,
    hasta que me encuentre en los brazos de Jesús y de María.

¿De qué me conoces?

Santo Evangelio según san Juan 1, 47-51. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, eres mi Creador, mi Redentor y mi Padre. Sé que tienes algo que decirme hoy, pero necesito tu gracia para estar atento y escucharte . Que todos mis pensamientos y mis sentimientos se dirigan hacia ti para alabarte y darte gloria. Y que por mi testimonio los demás se acerquen a ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51

En aquel tiempo, cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Todos tenemos una parte de nuestra vida que podríamos decir es secreta. Es decir, en nuestro corazón tenemos situaciones, sufrimientos y gozos que muchas personas no conocen y que, incluso, sólo nosotros conocemos. Es por ello que tienen mucho peso y repercusión en nuestra vida para bien y para mal.

Pero realmente creemos que eso permanece oculto a los ojos de Dios. Me refiero, sobre todo, a aquellos pecados o heridas que guardamos en nuestro corazón y que permanecen sin sanar porque creemos que nadie nos podría entender. Pero no es así. Dios, desde que nos creó, sabía del barro que estaríamos hechos y las caídas y las heridas que sufriríamos en nuestro camino por esta vida. Pero aun así nos ama. Y no sólo nos comprende y acepta con todo lo que somos, sino que también nos quiere sanar.

Sólo necesita que le abramos el corazón y aunque Él ya lo sabe lo que necesitamos o anhelamos, quiere escucharlo de nuestros labios.

Quiere que confiemos en Él como el niño que se lanza del árbol a los brazos de su padre sabiendo que éste no permitirá que caiga al suelo y se lastime.

María, Madre nuestra, ayúdanos a comprender que sólo en Dios puede descansar nuestra alma. Que sólo con su amor podremos sanar; sólo con su amor podremos ser felices.

«El Señor me espera, el Señor quiere que yo abra la puerta de mi corazón, porque Él está ahí y me espera para entrar. Sin condiciones. Claro que alguno podrá decir: “Pero, padre, a mí me gustaría pero ¡tengo muchas cosas feas dentro!”. “¡Es mejor!” Porque te espera, así como eres, no como te dicen que se debe hacer. Se debe ser como eres tú. Te ama así, para abrazarte, besarte, perdonarte. Ve sin tardanza al Señor y dile: “Tú sabes, Señor, que yo te amo”».
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy en oración le contare lo más íntimo y secreto de mi alma a Jesús confiando y abandonándome en su amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Es obligatorio creer en los ángeles?

La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles

Toda la Sagrada Escritura está llena de versículos y capítulos completos que hablan de los ángeles. Si creemos en la Sagrada Escritura, no podemos negar la existencia y la acción de los ángeles.

Además del testimonio de la Sagrada Escritura, tenemos el de los Santos Padres de la Iglesia quienes nos dejaron bellas y sugestivas descripciones de los ángeles que fueron retomadas por Santo Tomás no sólo en el aspecto teológico sino en un dinamismo cristiano.

La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles.
En el Concilio IV de Letrán, en 1215, debido al dualismo que existía en la Edad Media, se explicó que Dios es creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales, y que a unas y a otras las creó de la nada.

En 1870, debido al materialismo y racionalismo que existía en esa época, el Concilio Vaticano I afirmó de nuevo la existencia de los ángeles.
Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en 1968 al formular el «Credo del Pueblo de Dios».
En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969 quedó establecido el día 29 de septiembre para recordar a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre como el día para memoria de los ángeles custodios.
 

El Concilio, luz para llevar al mundo la fraternidad

Prefacio del Papa al volumen «Fraternità Segno dei Tempi. Il magistero sociale di Papa Francesco». 

Por: Papa Francisco | Fuente: Vatican News

El corazón del Evangelio es el anuncio del Reino de Dios, que es Jesús en persona, el Emmanuel y Dios con nosotros. En efecto, en Él, Dios realiza definitivamente su proyecto de amor para la humanidad, estableciendo Su señorío sobre las criaturas e introduciendo en la historia humana la semilla de la vida divina, que la transforma desde dentro.

Ciertamente, el Reino de Dios no debe identificarse o confundirse con alguna conquista terrenal y política, pero tampoco debe imaginarse como una realidad puramente interior, personal y espiritual, o como una promesa que sólo concierne al más allá. En realidad, la fe cristiana vive de esta fascinante y convincente «paradoja», palabra muy querida por el teólogo jesuita Henri de Lubac: es lo que Jesús, unido para siempre a nuestra carne, realiza ya aquí y ahora, abriéndonos a la relación con Dios Padre y obrando una liberación continua en la vida y en la historia que vivimos, porque en Él se ha acercado ya el Reino de Dios (cf. Mc 1,12-15); al mismo tiempo, mientras estamos en esta carne, el Reino sigue siendo una promesa, un anhelo profundo que llevamos dentro, un grito que se eleva desde la creación todavía marcada por el mal, que gime y sufre hasta el día de su plena liberación (cf. Rm 8,19-24).

El Reino anunciado por Jesús, por tanto, es una realidad viva y dinámica, que nos invita a la conversión y pide a nuestra fe que salga del estatismo de una religiosidad individual o reducida al legalismo, para ser, en cambio, una búsqueda inquieta y continua del Señor y de su Palabra, que cada día nos llama a colaborar en la obra de Dios en las distintas situaciones de la vida y de la sociedad. De diferentes maneras, a menudo silenciosas y anónimas, a menudo incluso dentro de la historia de nuestros fracasos y heridas, el Reino de Dios está teniendo lugar en nuestros corazones y en la historia que nos rodea; como una pequeña semilla escondida en la tierra (cf. Como una pequeña semilla escondida en la tierra (cf. Mt 13,31-32), como un poco de levadura que fermenta la masa (Mt 13,24-30), Jesús introduce en nuestra historia los signos de la vida nueva que vino a inaugurar y nos pide que colaboremos con Él en esta obra de salvación: cada uno de nosotros puede contribuir a realizar la obra del Reino de Dios en el mundo, abriendo espacios de salvación y liberación, sembrando esperanza, desafiando las lógicas mortíferas del egoísmo con la fraternidad evangélica, comprometiéndonos con la ternura y la solidaridad a favor del prójimo, especialmente de los más pobres. Nunca se debe neutralizar esta dimensión social de la fe cristiana. Como recordé también en la Evangelii Gaudium, el kerigma de la fe cristiana tiene en sí mismo un contenido social, que invita a construir una sociedad en la que triunfe la lógica de las Bienaventuranzas y un mundo solidario y fraterno.

El Dios amor, que en Jesús nos invita a vivir el mandamiento del amor fraterno, sana nuestras relaciones interpersonales y sociales por medio del amor y nos llama a ser artífices de la paz y constructores de fraternidad entre nosotros: «La propuesta es el Reino de Dios (Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mundo.

En la medida en que Él consiga reinar entre nosotros, la vida social será un espacio de fraternidad, justicia, paz y dignidad para todos. Por eso, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales» (Evangelii Gaudium, 180). En este sentido, el cuidado de nuestra Madre Tierra y el compromiso de construir una sociedad solidaria en la que seamos «todos hermanos» no sólo no son ajenos a nuestra fe, sino que son una realización concreta de la misma.

Este es el fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia. No se trata de un simple aspecto social de la fe cristiana, sino de una realidad que tiene un fundamento teológico: el amor de Dios por la humanidad y Su diseño de amor y fraternidad que realiza en la historia a través de Jesucristo Su Hijo, al que los creyentes están íntimamente unidos por el Espíritu.

Por ello, estoy agradecido a Card. Michael Czerny y Don Christian Barone, hermanos en la fe, por esta contribución que ofrecen sobre la fraternidad y por estas páginas que, al tiempo que pretenden ser una introducción a la Encíclica Fratelli tutti, buscan sacar a la luz y explicitar el profundo vínculo entre el actual Magisterio social y las afirmaciones del Concilio Vaticano II.

A veces este vínculo no surge a primera vista y trato de explicar por qué. En la historia de América Latina en la que he estado inmerso, primero como joven estudiante jesuita y luego en el ejercicio del ministerio, respiramos un clima eclesial que con entusiasmo ha absorbido y hecho propias las intuiciones teológicas, eclesiales y espirituales del Concilio y las ha inculturado y aplicado. Para nosotros, los más jóvenes, el Concilio se convirtió en el horizonte de nuestro credo, de nuestros lenguajes y de nuestra praxis, es decir, pronto se convirtió en nuestro ecosistema eclesial y pastoral, pero no teníamos la costumbre de citar con frecuencia los decretos conciliares ni de detenernos en reflexiones especulativas. Sencillamente, el Concilio había entrado en nuestra manera de ser cristianos y de ser Iglesia, y, en el transcurso de la vida, mis intuiciones, percepciones y espiritualidad se generaron sencillamente por las sugerencias de la doctrina del Vaticano II. No había tanta necesidad de citar los textos del Concilio.

Hoy, probablemente, habiendo pasado varias décadas y encontrándonos en un mundo -también eclesial- profundamente cambiado, es necesario hacer más explícitos los conceptos clave del Concilio Vaticano II, los fundamentos de sus argumentos, su horizonte teológico y pastoral, los argumentos y el método que utilizó.

El Cardenal Michael y Don Christian, en la primera parte de este precioso libro, nos ayudan mucho en esto. Ellos leen e interpretan el Magisterio social que trato de llevar adelante, sacando a la luz algo que está un poco sumergido entre líneas, es decir, la enseñanza del Concilio como base fundamental, punto de partida, lugar generador de preguntas e ideas y que, por ello, orienta también la invitación que dirijo a la Iglesia y al mundo entero hoy sobre la fraternidad. Porque la fraternidad, que es uno de los signos de los tiempos que el Vaticano II saca a la luz, es lo que necesita nuestro mundo y nuestra Casa común, en la que estamos llamados a vivir como hermanos y hermanas.

En este horizonte, además, el libro que voy a presentar tiene la ventaja de releer en el presente la intuición conciliar de una Iglesia abierta, en diálogo con el mundo. A los interrogantes y desafíos del mundo moderno, el Vaticano II quiso responder con el aliento de la Gaudium et Spes; pero hoy, continuando el camino trazado por los Padres conciliares, nos damos cuenta de que es necesaria no sólo una Iglesia en el mundo moderno y en diálogo con él, sino sobre todo una Iglesia que se ponga al servicio de los hombres, cuidando la creación y proclamando y realizando una nueva fraternidad universal, en la que las relaciones humanas se curen del egoísmo y la violencia y estén fundadas en el amor recíproco, la acogida y la solidaridad.

Si esto es lo que nos pide la historia de hoy, especialmente en una sociedad fuertemente marcada por los desequilibrios, las heridas y las injusticias, nos damos cuenta de que esto también está en el espíritu del Concilio, que nos invitó a leer y escuchar las señales que nos llegan de la historia de la humanidad.

El libro del Card. Michael y de Don Christian tiene también este mérito: nos ofrece una reflexión sobre la metodología utilizada por la teología postconciliar y por el mismo Magisterio social, mostrando cómo está íntimamente relacionada con la metodología utilizada por el Concilio, es decir, un método histórico-teológico-pastoral, en el que la historia es el lugar de la revelación de Dios, la teología desarrolla las orientaciones a través de la reflexión y la pastoral las encarna en la praxis eclesial y social.

En este sentido, el Magisterio del Santo Padre necesita siempre escuchar la historia y necesita la contribución de la teología. Por último, me gustaría dar las gracias al Card. Czerny también por involucrar a un joven teólogo, Don Barone, en este trabajo. Esta unión es fructífera: un cardenal, llamado al servicio de la Santa Sede y a ser guía pastoral, y un teólogo fundamental. Es un ejemplo de cómo se pueden combinar el estudio, la reflexión y la experiencia eclesial, y esto también nos indica un método: una voz oficial y una voz joven, juntas. Así debemos caminar siempre: el Magisterio, la teología, la práctica pastoral, el liderazgo. Siempre juntos. La fraternidad será más creíble si empezamos también en la Iglesia a sentirnos «todos hermanos» y a vivir nuestros respectivos ministerios como un servicio al Evangelio y a la construcción del Reino de Dios y al cuidado de la CasaComún.San Pedro, Roma, 3 de octubre de 2021 primer aniversario de los Fratelli tutti.

(Traducción no oficial, Vatican News)

El 30 de septiembre, transmitido en directo por Vatican News desde la Sala Barberini de la Biblioteca Apostólica, se presentará el volumen “Fraternità Segno dei Tempi. Il magistero sociale di Papa Francesco”( Fraternidad, signo de los tiempos. El Magisterio Social del Papa Francisco) del cardenal Michael Czerny y Don Christian Barone, con un prefacio del Papa Francisco.

Intervienen: Sor Alessandra Smerilli, Secretaria interina del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; el Dr. Aboubakar Soumahoro, Presidente de la Lega Braccianti y portavoz de Invisibili in Movimento; Don Armando Matteo, Subsecretario Adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Moderará el Dr. Gerard O’Connell, corresponsal del Vaticano para «America».

El Escapulario Verde del Inmaculado Corazón de María, un don para los enfermos

Las gracias particulares de este Sacramental son para inducir y ahondar en la devoción al Inmaculado Corazón de María, y para la conversión de corazones y almas

El escapulario verde es un sacramental que la Santísima Virgen nos entregó por medio de Sor Justina Bisqueyburu, contemporánea de Santa Catalina Labouré (a quien la Virgen le entregó la Medalla Milagrosa). Ambas son Hijas de la Caridad. Sor Justina fue muy favorecida por la Santísima Virgen con varias apariciones y murió en olor de santidad en el año 1903.

El 28 de enero de 1840, Sor Justina estaba en su retiro de noviciado y se encontraba orando en la Capilla del convento, cuando de pronto tuvo una aparición de la Santísima Virgen.

La Virgen Santísima se le apareció con un vestido largo de seda blanca dejando al descubierto sus pies. Sobre su vestido un manto azul claro. Su cabello caía sobre sus hombros y no estaba cubierto por un velo. Sor Justina notó que las manos de la Virgen estaban cerca de su pecho y sostenían su Inmaculado Corazón, del cual salían llamas resplandecientes. La Virgen no trasmitió ningún mensaje.

Esta misma visión se repitió al final del retiro y en otras cinco ocasiones durante el curso de su noviciado. En ninguna ocasión la Virgen Santísima pronunció palabra alguna, sin embargo los detalles en cada una de las visiones fueron iguales.

Después de que Sor Justina hizo su profesión religiosa, la congregación la envió a un pueblo llamado Blangy, allí trabajaría con las Hermanas de su Orden. Al poco tiempo de haber llegado, la comunidad estaba reunida para celebrar la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen María. Sor Justina se encontraba en oración meditando sobre la grandeza de esta celebración. De pronto tuvo una nueva visión, esta vez diferente a la de ocasiones anteriores.

La Santísima Virgen se le aparece vestida igual que en las otras ocasiones: con un vestido de seda blanca cubierto por el manto azul pálido, y en sus manos sosteniendo el Inmaculado Corazón, resplandeciente con las más intensas y deslumbrantes llamas que salían de él. Pero, tenía algo diferente: en su mano izquierda sostenía lo que parecía ser un Escapulario o insignia de alguna clase. A diferencia de otros Escapularios (como el carmelita, por ejemplo), éste tenía un sólo cuadrado de tela en lugar de dos. El cuadrado de tela estaba atado con cordones verdes. En él estaba una imagen de la Virgen de la misma forma en que se la había aparecido a Sor Justina en sus anteriores visiones, sosteniendo en su mano derecha su Inmaculado Corazón. Al voltear la imagen, la religiosa vio «un Corazón ardiendo con rayos más deslumbrantes que el sol y tan transparente como el cristal.»

Durante esta visión se le dio a conocer por una revelación interior el significado de esta aparición. Esta visión representaba un nuevo medio para alcanzar gracias: el Escapulario del Inmaculado Corazón. Este escapulario sería un poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe, y que por medio de él, la Santísima Virgen obtendría para ellos, mediante su Hijo, la gracia de una muerte en gracia de Dios. Se le hizo también saber, a la religiosa, el deseo de la Madre de Dios de que el escapulario fuese propagado por todas partes para que estas gracias particulares, lleguen a todas las almas que abracen esta devoción.

En apariciones subsiguientes la Virgen se apareció de la misma forma, insistiendo en que se propagara la devoción a este escapulario. Finalmente, los Escapularios se empezaron a fabricar y a ser distribuidos por las Hermanas en París, luego por toda Francia y fuera de ella. Con este fin, las Hermanas habían recibido la aprobación formal y el impulso necesario de Su Santidad, Papa Pío IX, en 1870.

La forma de este escapulario

Consiste en un trozo de tela verde, con una doble representación gráfica:

En el anverso lleva la imagen de María, mostrando su corazón virginal, en el centro de su pecho, sosteniéndolo con sus manos inmaculadas. Su Corazón aparece traspasado por una espada y coronado de llamas. Este mismo Corazón, en gran tamaño, aparece en el reverso, rodeado por el óvalo que forma esta inscripción:

“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”

Presidiendo el óvalo de la inscripción figura una cruz de oro. El fin específico de este escapulario es la invitación a orar, a recurrir al Inmaculado Corazón de María con confianza y pedir, sobre todo, por los pecadores. Hay que recitar, nos dijo Sor Justina, por lo menos una vez al día la jaculatoria del reverso.

Don para los enfermos

Este escapulario ha sido dado por Nuestra Señora, particularmente como un don para los enfermos. Se le puede poner en sus ropas, en su cama o en su habitación. Si la persona a quien se le aplica no dijera la jaculatoria, el que le haya proporcionado el escapulario, puede decirla por el enfermo.

Los prodigios que ha producido este escapulario atestiguan la bendición y el cumplimiento de la promesa de la Virgen a todos los que lo lleven y digan la jaculatoria: “Hará grandes conversiones, particularmente para alcanzar la buena muerte a los pecadores y a los que no tienen fe”.

El Escapulario Verde no requiere ninguna fórmula particular de investidura sino solo la bendición de algún sacerdote católico. A diferencia de otros Escapularios que hacen necesario llevarlos puestos, el Escapulario Verde puede llevarse puesto o estar con uno, e incluso tenerlo entre las pertenencias de uno. La jaculatoria encontrada en el Escapulario debe orarse al menos diariamente: “Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”.

Si la persona para quien estas gracias se buscan no dice la oración, entonces debe ser orada por la persona que esté dando el Escapulario.
Las gracias particulares de este Sacramental son para inducir y ahondar en la devoción al Inmaculado Corazón de María, y para la conversión de corazones y almas. Y a través del uso devoto de este Escapulario, muchas gracias se han obtenido y pasado a muchos y en muchas ocasiones, como será testificado por una gran diversidad de almas.

¿Por qué los católicos no usan la Biblia en la Misa?

todas y cada una de las partes de la Misa tienen su fundamento en las escrituras.

Hace algún tiempo que participo en los foros de Catholic.net, especialmente en el de Diálogo Ecuménico e Interreligioso.

Es una experiencia riquísima en amor y en contenidos, que lleva a los participantes a recorrer de forma divinamente espontánea, comprometida y creativa, a recorrer la historia de la salvación del hombre, y las verdades de nuestra Iglesia Santa, Católica y Apostólica.

Pero el reto no es solamente el estudio y la investigación que supone esta experiencia, sino encontrar la forma de comunicar el Evangelio, la Palabra, el amor mismo, con la caridad perfecta con la que lo haría Jesús. El meollo de todo esto es ser capaces de presentar a Cristo, a través de Cristo, manteniendo siempre un diálogo respetuoso y certero con nuestros hermanos protestantes o de alguna otra religión.

Quiero compartir con ustedes una de tantas experiencias en las que he salido beneficiado y favorecido merced al Espíritu Santo. Hacia finales de agosto de hace unos pocos años que acaba de pasar, una de las participantes protestantes lanzó textualmente esta pregunta:

¿Porque no se usa la Biblia en la Misa si es la palabra de Dios?

¿Por qué la iglesia católica no escudriña la Biblia con todos sus miembros, si la misma Biblia dice que es buena para corregir y enseñar? También en la Biblia se da ejemplo de que los que aprendían de la palabra de Dios escudriñaban la palabra, para saber si lo que les decían era cierto.

Según la autora de esa declaración, en la Misa no se utilizaba Biblia, y la Iglesia no la “escudriñaba” para enseñar ni para corregir.

Las respuestas católicas no se hicieron esperar, todas focalizadas en la Liturgia de la Palabra.
Se le hizo ver, que durante la Santa Misa, hay una parte llamada “Liturgia de la Palabra”, donde se lee la Escritura, y cuyo sentido el sacerdote explica en la homilía como fuente principal de su predicación. Hay otra parte, la liturgia del sacrificio y una tercera, la comunión. Sorprende, en efecto que esta estructura coincida admirablemente con cuanto enseña Ap 5,1-8. La liturgia de la palabra entroncaría así con los vv 1-5.7; la liturgia del sacrificio, con el v 6; y la comunión, con el v 8.

Si bien las respuestas eran completamente válidas, una inquietud nació en mí.

La Encíclica “Mediator Dei” de su santidad Pío XII, dice que la liturgia es el mismo culto divino: El culto público íntegro del cuerpo místico de Jesucristo, de su cabeza y de sus miembros. Es la Santa Misa. También la Sacrosanctum Concilium dice explícitamente en el No. 24: “En la celebración litúrgica la importancia de la Sagrada Escritura es sumamente grande. Pues de ella se toman las lecturas que luego se explican en la homilía, y los salmos que se cantan, las preces, oraciones e himnos litúrgicos están penetrados de su espíritu y de ella reciben su significado las acciones y los signos. Por tanto, para procurar la reforma, el progreso y la adaptación de la sagrada Liturgia, hay que fomentar aquel amor suave y vivo hacia la Sagrada Escritura que atestigua la venerable tradición de los ritos, tanto orientales como occidentales”.

El Catecismo de la Iglesia Católica declara que “La Liturgia es obra de la Santísima Trinidad”. (Segunda Parte, Primera Sección, Capítulo Primero, artículo 1)

Si la Sagrada Misa es obra del mismo Dios Trino y Uno…¿Se manifiesta la Sagrada Escritura solamente en una parte de ella o en su totalidad? Me parecía poco probable que la Santísima Trinidad redujera el uso de la Escritura solo a un momento de la Misa.

Empecé a analizar la ceremonia de la Misa ¡y me llevé una sorpresa gozosa e inmensa!

Todas y cada una de las partes de la Misa tienen su fundamento en la Escritura, como ya se había constatado a la luz del testimonio del Apocalipsis en la división tripartita con que se presenta la liturgia celeste. Desde su inicio hasta el final, el Espíritu Santo la empapó de textos de los Libros Santos a la Liturgia.

Por lo cual, podemos afirmar que la Iglesia adora y alaba a Dios usando la Biblia en toda la Misa.

El decir que la Iglesia no utiliza la Biblia en la Misa es –dicho sea de paso con todo respeto- una afirmación que no se ha verificado.

Veamos cómo la Iglesia, hace uso de la Escritura, para adorar a Dios en el culto de la Misa:

Inicio el análisis:

Se inicia la Santa Misa con una invocación a la Santísima Trinidad, ¡Utilizando la Biblia!

Invocación a la Santísima Trinidad

– En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo :
Mateo 28, 19: …bautizándolos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

– Amén :
Apocalipsis 3, 14: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios. Isaías 65, 16: tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del Amén

El presbítero se dirige a la asamblea de fieles:

Saludo del celebrante

-Que el Señor esté con vosotros :
Filipenses 1, 2: La gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Esté con vosotros.

– La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con vosotros :
2 Corintios 13, 14: La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.

Es necesario acercarse a Dios con “un corazón puro” para alabarle y glorificarle. Por eso, como Pedro (Lucas 5, 8), nos declaramos pecadores ante la Divina Majestad:

Confiteur (“Yo confieso”)

La compunción del corazón es otra de las buenas disposiciones para celebrar o asistir a la Santa Misa. Hacemos una confesión pública a Dios, iniciando con las palabras:

“Yo confieso ante Dios Todopoderoso” :
Salmo 32, : Mi pecado te reconocí, y no te oculté mi culpa; dije: «Confesaré a Yahvé de mis rebeldías.» Y tú absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado.

Invocamos con humildad la misericordia de Dios, como nos enseña Jesús en la parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18, 9-14)

Kyrie (“Señor ten piedad”)

Son tres invocaciones, en lengua griega, para implorar el perdón y la asistencia de Dios, Padre y de Cristo. Kyrie significa «Señor»; eléison, «ten piedad». La primera y la tercera se dirigen al Padre y la segunda a Cristo.

Señor ten piedad.

Cristo Ten piedad

Señor ten piedad
Salmo 6, 3: Ten piedad de mí, Yahvé, que estoy sin fuerzas.

Mateo 9, 27: ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!

Salmo 51, 3: Ten piedad de mí, oh Dios, según tu amor.)

Los días festivos o domingos, tras haber pedido perdón a Dios, le adoramos y alabamos con una plegaria completamente bíblica:

Gloria

Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombre de buena voluntad :
Lucas 2, 14

Te alabamos. : Hebreos 2, 12: … en medio de la asamblea te alabaré

Te bendecimos. : Salmo 144, 1 : Bendito sea Yahvé, mi Roca

Te adoramos. : Mateo 4, 10 : Díjole entonces Jesús:…“porque está escrito: ‘Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.”

Te glorificamos. : Salmo 86, 12: Gracias te doy de todo corazón, Señor Dios mío, glorificaré tu nombre por siempre.
1 Pedro, 4, 11: para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.)

Te damos gracias por tu grande gloria. : Salmo 92, 1: Bueno es dar gracias a Yahvé y salmodiar a tu nombre, Altísimo.

Señor Dios : Salmo 35, 23: Muévete y despierta para hacerme justicia, Dios mío y Señor mío…

Rey celestial : Salmo 24, 7-8: ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, que entre el Rey de la gloria! ¿Quién es ese Rey de gloria? Yahvé, el fuerte, el valiente, Yahvé, valiente en la batalla.

Dios Padre Omnipotente : Génesis 17, 1: Yo soy Dios Todopoderoso, anda en mi presencia y sé perfecto.

Señor, Hijo unigénito Jesucristo : Juan 1, 18: A Dios nadie le ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer

Cordero de Dios, Tú que quitas el pecado del mundo :
Juan 1, 29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Ten piedad de nosotros : Mateo 9, 27: Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando: «¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»

Recibe nuestra suplica : 2 Crónicas 6, 21: Oye, pues, las súplicas de tu siervo Israel, tu pueblo, cuando oren hacia este lugar.

Porque Tú sólo eres Santo : Levítico 21 , : Le tendrás por santo, porque él es quien presenta el alimento de tu Dios; por tanto será santo para ti, pues SANTO soy yo, Yahvé, el que os santifico.

Solo Tú Señor : Filipenses 2, 11: y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.

Solo Tú Altísimo, Jesucristo : Apocalipsis 1, 5-6: y de parte de Jesucristo, igual el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
Marcos 5, 7: y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo?…

Con el Espíritu Santo en la gloria de Dios : Juan 15, 5: Ahora, Padre, glorifícame tú

Padre : junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese.
1 Pedro, 4, 11: para que Dios sea glorificado en todo por Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén

Amé : Apocalipsis 3, 14: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios).
Isaías 65, 16: tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del Amén

La Misa está llena de oraciones que se dirigen a Dios Padre….y todas terminan cumpliendo una enseñanza bíblica:

Oraciones de la Santa Misa (“Oremos”)

Todas las oraciones que se dirigen a Dios en la Misa, terminan de la siguiente forma: “Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén” :
Juan 16, 23: En verdad, en verdad os digo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dará…

Liturgia de la Palabra

Hasta ahora, el celebrante y el pueblo fiel no han hecho otra cosa en la Misa que orar y cantar, como para preparar los corazones para la gran Acción; en adelante la Iglesia va a dirigirse especialmente al entendimiento, al que va a suministrar el alimento sólido y necesario de la palabra de Dios, proclamada en las lecturas y explicada en la homilía.

En los días ordinarios, la primera lectura está tomada Antiguo Testamento, de los Hechos de los Apóstoles o de las epístolas o del Apocalipsis.

Posteriormente se lee o se canta un Salmo.

En los días festivos y domingos, tras el salmo sigue la segunda Lectura, que es una Epístola de algún Apóstol.

Seguidamente se canta el aleluya (esta palabra aparece unas 26 veces en la Bilia, sea en el AT como en el NT [Salmos 104-106; 111-113; 115-117; 135.146-150Apocalipsis 19,1: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro.
La liturgia de la palabra culmina con la proclamación del Santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.

Después de la homilía, todos juntos proclamamos Fe en Nuestro Señor Jesucristo, en el Padre y en el Espíritu Santo…y todo eso, usando la Biblia:

Credo

Creo en un solo Dios : Deuterenomio 6, 4: Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el ÚNICO Dios.

Padre : Deuterenomio 32, 6: Así pagáis a Yahvé, pueblo insensato y necio? ¿No es él tu PADRE, el que te creó, el que te hizo y te fundó?

Malaquías 2, 10: ¿No tenemos todos nosotros un mismo PADRE? ¿No nos ha creado el mismo Dios?

Todopoderoso : Génesis 49, 24: pero es roto su arco violentamente y se aflojan los músculos de sus brazos por las manos del PODEROSO de Jacob…

Isaías 1, 24: Por eso – oráculo del Señor Yahvé Sebaot, el PODEROSO de Israel…

Creador del cielo y de la tierra : Génesis 1, 1: En el principio, creó Dios los cielos y la tierra.

De todo lo visible y lo invisible : Colosenses 1, 16: porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él…

Creo en un solo Señor Jesucristo: Juan 3, 16: Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna).

Hijo único de Dios, Nacido del Padre antes de todos los siglos Mateo 16, 16: Tú eres el Cristo, el HIJO de DIOS vivo.

Juan 1, 18: A Dios nadie le ha visto jamás: DIOS UNIGÉNITO, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.

Romanos 10, 9: Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es SEÑOR y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo.

Colosenses 1, 17: Él es antes que todo y todo subsiste en Él.

Dios de Dios : 2 Pedro 1, 1. Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo

Luz de Luz : Juan 1, 9: El Verbo era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

Dios verdadero de Dios verdadero : Tito 2, 11-13 : Se ha manifestado la gracia salutífera de Dios a todos los hombres…, con la bienaventurada esperanza en la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Cristo Jesús.

Engendrado, no creado: Hebreos 1, 5: En efecto, ¿a qué ángel dijo alguna vez: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy?

Hechos 13,33: Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús, como está escrito en los salmos: Hijo mío eres tú; yo te he engendrado hoy.

De la misma naturaleza del Padre: Hebreos 1, 3: el cual, siendo resplandor de su gloria e impronta de su sustancia…

Colosenses 2, 9: Porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente.
Por quien todo fue hecho : Colosenses 1, 16: porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él,
Que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo : Mateo 1, 21: Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados
Y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen : Mateo 1, 20: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.
Lc 1,35: Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

Y se hizo hombre : Juan 1, 14 Y por nuestra causa fue crucificado : Romanos 3, 24-25: todos pecaron y están privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente.
Hebreos 12, 2: fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en
lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia.
…en tiempos de Poncio Pilatos : Juan 18, 29: Salió pues, Pilato fuera…
Padeció : Hechos 17, : explicándolas y probando que Cristo tenía que padecer…
1 Corintios 15, 3: Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras…

Y fue sepultado : 1 Corintios 15, 4: …que fue sepultado Juan 19, 40-42: Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

Descendió a los infiernos : Efesios 4, 9-10: ¿Qué quiere decir «subió» sino que también bajó a las regiones inferiores de la tierra? Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo.

1 Pedro 3, 19.20: En Él fue también a predicar a los espíritus encarcelados,
en otro tiempo incrédulos…
Y resucitó el tercer día, según las Escrituras : 1 Corintios 15, 4 : …y que resucitó al tercer día, según las Escrituras
Hechos 13, 32-34: También nosotros os anunciamos la Buena Nueva
de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús… Y que le resucitó de entre los muertos para nunca más volver a la corrupción…
Subió al cielo : Hebreos 9, 24: Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro;
Lc 24:51: Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado al cielo.
Y está sentado a la derecha del Padre : Marcos 16, 19: Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios
Hebreos 12, 2: y está sentado a la diestra del trono de Dios.
Y de nuevo vendrá con gloria : Mateo 25, 31: Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
Tito 2, 13: aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.

Para juzgar a vivos y muerto : Mateo 25, 32: Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor
separa las ovejas de los cabritos.
Juan 5, 28-29: No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén
en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.

Y su reino no tendrá fin: Apocalipsis 22, 5: el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos… Lc 1,33: y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin

Creo en el Espíritu Santo, Señor : 2 Corintios 3, 18: así es como actúa el Señor, que es Espíritu.
Y dador de vida : Juan 6, 63 : El Espíritu es el que da vida. Job 33, 4: El Espíritu de Dios y la inspiración del Omnipotente me dio vida.

Que procede del Padre : Juan 15, 26: el Espíritu de la verdad, que procede del Padre
Y del Hijo : (Gálatas 4, 6: La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!
Con el Padre y el Hijo recibe una misma Adoración y gloria : 2 Corintios 13, 13: La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.
Y habló por los profetas : 2 Pedro 1, 21 : porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios.

Creo en la Iglesia que es una: Mateo 16, 18: Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré MI Iglesia…; Jn 17, 22-23 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.
Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado

Santa : Efesios 5, 25-27: como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.

Católica : Mateo 18, 19: Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes …
Marcos 16, 15: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación…

Y Apostólica. : Efesios 2,20-21: Edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor.

Confieso un solo bautismo para el perdón de los pecados. : Hechos 2, 38. Bautizaos en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados.
1 Corintios 12, 13. Todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu,para constituir un solo Cuerpo.

Espero la resurrección de los muertos : 1 Tesalonisenses 4, 14-16: Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará
consigo a quienes murieron en Jesús. Os decimos eso como Palabra del Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron. El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar.

Y la vida del mundo futuro : 2 Pedro 3, 13: Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en lo que habite la justicia.

Amén : Apocalipsis 3, 14: Así habla el Amén, el Testigo fiel y veraz, el Principio de la creación de Dios.

Isaías 65, 16: tal que, quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el
Dios del Amén, y quien jurare en la tierra, jurará en el Dios del Amén.

Tras la homilía tiene lugar la oración de los fieles. Ésta mira a pedir por las diversas intenciones que están en el corazón de las diversas comunidades. Esta oración de los fieles, tiene lugar antes de la segunda parte de la Misa, que es la “liturgia eucarística”. La procesión de las ofrendas implica la participación de los fieles que ofrecen los dones del pan y del fino, así como otros dones por diversas necesidades. Estos actos se hacen como respuesta a la invitación de Cristo en Lc 9-13 “Y yo os digo: Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”. Otro pasaje útil al respecto es Ap 5,8: “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”.

Liturgia del Sacrificio o Liturgia

En efecto, las ofrendas son no sólo fruto de la tierra y del trabajo de los hombres, sino también oración, y ofrenda que Cristo consagrará, como bien dice Ap 5,8.

A estos sentimientos bíblicos corresponde la procesión de las ofrendas y las oraciones que las acompañan:

El sacerdote se acerca al altar, tras recibir las ofrendas del pan y del vino, de manos de los fieles y dice:
“Bendito seas Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida”.

A estas palabras el pueblo responde (salvo cuando se entona algún canto): “Bendito seas por siempre Señor”.

“Bendito seas, Señor, Dios del universo por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación”.

También a estas palabras el pueblo responde (salvo cuando se entona algún canto): “Bendito seas por siempre Señor”.

Tobías 8,5: “Bendito seas tú, Dios de nuestros padres, y bendito sea tu Nombre por todos los siglos de los siglos! Bendígante los cielos, y tu creación entera, por los siglos todos”

Daniel 3,26: “Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres, digno de loor, y tu nombre sea glorificado eternamente”
Lc 22,19: “tomó pan, dio gracias…” .
Jn 6,11: “Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias…”. Jn 6,23: “Pero otras barcas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber dado gracias el Señor”.
Jn 6,35: “Les dijo Jesús: Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed”.
Isaías 30,23: “Él dará lluvia a tu sementera con que hayas sembrado el suelo, y la tierra te producirá pan, fruto de la tierra, y será pingüe y sustancioso”.
Oseas 14,“8 Volverán a sentarse a mi sombra; harán crecer el trigo, florecerán como la vid, su renombre será como el del vino del Líbano”.

El sacerdote se lava las manos, mientras dice en voz baja: “Lava del todo mi delito limpia todo mi pecado”. Las palabras e remontan al Salmo 51,4: “Lávame a fondo de mi culpa,y de mi pecado purifícame”.

Acto seguido el sacerdote dice: “Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre todopoderoso”.
Oseas 14,2: “Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Dios, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios”.
Levítico 22,19: “Y cuando ofrezcáis sacrificio de acción de gracias a Dios, lo sacrificaréis de manera que sea aceptable”.
Efesios 5,2: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”.
Hebreos 13,15: “Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre”.

El sacerdote pronuncia entonces una oración sobre las ofrendas, suelen ser diversas según las necesidades de tiempos y lugares. Dichas oraciones, suelen corresponder a los sentimientos bíblicos cuando se ofrecían sacrificios, de este modo, se ve con claridad cómo el Antiguo Testamento ha preparado al Nuevo; un ejemplo tomado de la liturgia cotidiana del tiempo ordinario: “Dígnate, Señor, aceptar esta ofrenda de tu pueblo; que ella nos santifique y nos alcance lo que ahora imploramos por tu misericordia, por Cristo, nuestro Señor”.
2Macabeos 1,26: “Acepta el sacrificio por todo tu pueblo Israel, guarda tu heredad y santifícala”.
1Tesalonicenses 5,23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.
1Timoteo 1,12: “Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno de confianza al colocarme en el ministerio”.

Prefacio (parte de la Misa que precede a la plegaria eucarística)

En el prefacio se recogen también diversas alusiones bíblicas. La primera parte, en que se alternan las palabras del sacerdote, es invariable; la segunda, reservada sólo al sacerdote, que ora con los brazos abiertos, varía según el período del año, festividades o circunstancias concretas.

El Señor Esté con vosotros
Y con tu espíritu.
Romanos 16,24 (Filipenses 4,26; Ap 22,21): “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros”.
2Tim 4,22: “El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros”.

Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
1Pedro 3,4 “Que vuestro adorno no esté en el exterior, en peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios”.

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
1Tes 3,9-10: “Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe?
2Tes 1,3: “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”.

Parte variable del prefacio. No se pueden recoger aquí todos los prefacios que se recitan en diversas ocasiones, se tomará sólo uno, para mostrar su relación con la Sagrada Escritura: Prefacio II de difuntos.

“En verdad es justo y necesario es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todo poderoso y eterno, por Cristo, señor nuestro.
1Tes 3,9-10: “Por lo cual, ¿qué acción de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe?
2Tes 1,3: “Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás”.
Jn 17,11: “Padre Santo…”
Ap 4,8: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso”.
Rm 16,26: “Pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe”.
1Tesalonicenses 5,23: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”.

Porque él aceptó la muerte, uno por todos,
Para libarnos del morir eterno; es más, quiso entregar su vida para que todos tuviéramos la vida eterna. Por eso, unidos a los coros angélicos te aclamamos llenos de alegría”…
Filipenses 2,8: “Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Rm 5,8: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
1Jn 2,2: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
2Cor 5,14-15 “Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos”.
Hebreos 2,11: Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.

Tras el prefacio tiene lugar el canto del «Sanctus»: la triple repetición del adjetivo «santo» (en hebreo «qadosh») indica en el AT un superlativo; pone de relieve, en efecto, que no hay ser más grande, excelso y sobre todo «santo» que Dios. El que se trate de una triple repetición también prepara el camino para la revelación plena del Dios trinitario en el NT.

Sanctus

Santo, Santo, Santo es el Señor Dios del universo. Llenos están los cielos y la Tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo :
Apocalipsis 4, 8: Los cuatro Vivientes…
repiten sin descanso día y noche:
«Santo, Santo, Santo, Señor,
Dios Todopoderoso… »

Isaías 6, 2-3: Unos serafines se
mantenían erguidos por encima de él… Y se
gritaban el uno al otro: «Santo, santo,
santo, Yahvé Sebaot: llena está toda la
tierra de su gloria.».

Mateo 21, 9: Y la gente que iba delante y
detrás de él gritaba: «¡Hosanna al
Hijo de David! ¡Bendito el que viene en
nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» (La palabra «hosanna» es un una suplica en hebreo que significa «salva»,

Después del «Sanctus» sigue la plegaria eucarística. La liturgia católica prevé habitualmente al menos cuatro plegarias. Seguiremos la más frecuente hoy, que es la segunda.

Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad
Ap 15,4 ¿Quién no te temerá, OH Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.
Salmo 22,3: Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
Is 57,15: Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

«Epíclesis»: es la invocación al Espíritu Santo para que descienda sobre las ofrendas y que por su poder al lado del de las otras dos divinas personas, los dones que se han presentado a Dios queden santificados.

Por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu:
1Cor 6,11: Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados,ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
1Jn 4,13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
De manera que sean para nosotros cuerpo y sangre de Jesucristo nuestro Señor
Jn 6,63: El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

El cual, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente aceptada,
Jn 10,17-18: «Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para tomarla de nuevo.
Nadie me la quita, sino que yo la doy de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Tal es el mandamiento que del Padre he recibido».
tomó pan, dándote gracias lo partió
y lo dio a sus discípulos diciendo

1Cor 11,23: Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; habiendo dado gracias, lo partió, y dijo

Consagración

Tomad y comed todos de él, porque éste es mi cuerpo que será entregado por vosotros.
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo
Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alizna nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía.

1Cor 11,24-25: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Mt 26,26-28: Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
Mc 14,22-24 Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.
Lc 19,19-29 Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.
Después de la consagración el sacerdote proclama que la Eucaristía es un misterio o sacramento de fe:

Éste es el sacramento de nuestra fe
Estas palabras se remontan al espíritu de Jn 6, en que Cristo insiste en «creer» que su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida.
Jn 6,34-36: Le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.
Jn 6,40-41: Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo.
Jn 6,47-51: De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. Éste es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.

A las palabras del sacerdote, el pueblo responde:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús
1Cor 11, 26: Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que él venga.
1Cor 15,11-12 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído. Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
Ap 22,20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

El sacerdote continúa con la parte final de la plegaria eucarística con los brazos extendidos:

Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación
y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Rm 8,15: «Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!»
1Cor 11,24: haced esto en memoria de mí.
1Cor 11, 26: Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que él venga.
Ef 1,3-6: Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia…

Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del cuerpo y sangre de Cristo.
Ef 2,13-18: «Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra
Y con el Papa, con nuestro obispo, llévala a su perfección por la caridad.
Rm 9,15: «Porque la Escritura dice al Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra».
Hechos 17,26: «Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación».
Judas 20-21 «Pero vosotros, queridos, edificándoos sobre vuestra santísima fe y orando en el Espíritu Santo,
manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna».
Hebreos 10,23-25: Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa. Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras, sin abandonar vuestra propia asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animándoos: tanto más, cuanto que veis que se acerca ya el día.

Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Hechos 23,6 «por esperar la resurrección de los muertos se me juzga».
Judas 21: «manteneos en la caridad de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna».
Judas 24: Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,
1Pedro 1,3-5: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva. a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento».

Ten misericordia de todos nosotros,
Lc 17,13 y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!

…y así con María, la Virgen, Madre de Dios,los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos merezcamos por tu Hijo Jesucristo,compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas.
Rm 6,23: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Ap 5,8-13: Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo diciendo: «Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos porque fuiste degollado y compraste para Dios con tu sangre hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de Sacerdotes, y reinan sobre la tierra».
Y en la visión oí la voz de una multitud de Angeles alrededor del trono, de los Vivientes y de los Ancianos. Su número era miríadas de miríadas y millares de millares, y decían con fuerte voz: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza». Y toda criatura, del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar, y todo lo que hay en ellos, oí que respondían: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos». Y los cuatro Vivientes decían: «Amén»; y los Ancianos se postraron para adorar.

Terminamos las Oraciones Bíblicas con una alabanza Bíblica:
El sacerdote toma el cuerpo y la sangre de Cristo y se dirige al Padre con una;

Doxología (alabanza)

Por Cristo, con Él y en Él, a Ti Dios Padre Omnipotente, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Romanos 11, 36: Por que de Él y por Él, y para Él son todas las cosas. A Él la gloria por los siglos. Amén.)
Ap 5,13: «Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos». Y los cuatro Vivientes decían: «Amén»; y los Ancianos se postraron para adorar.
Para acercarnos a la Comunión, también nos preparamos usando la Biblia:

La Comunión

Pater noster (Padre Nuestro)

Padre nuestro, que estás en los cielos. Santificado sea el tu nombre.
Venga a nos el tu reino. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos dejes caer en la tentación.: Mateo 6, 9-13: Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
Agnus Dei

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo ¡ten misericordia de nosotros! Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo ¡ten misericordia de nosotros!Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo ¡danos la paz! :
Juan 1, 29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Mateo 9, 27: ¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!)
Ósculo de la paz
Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: Mi paz os dejo, mi paz os doy ;
Juan 14, 27: Mi paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.
Comunión

Ved aquí el Cordero de Dios, ved aquí al que quita los pecados del mundo :
Juan 1, 29: Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Los fieles responden con la Biblia:

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, mas una palabra tuya, bastará para sanarme. :
Mateo, 8, 8: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa. Di una sola palabra y mi siervo quedará sano.
Finalizamos la Misa…¡CON LA BIBLIA!!!
Despedida

Podéis ir en paz : Juan 20, 29: Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros.

Sed de ángeles: Mucho más que una moda

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Descubre el poder de estos seres espirituales que no se ven y que se encuentran en medio de nosotros

Hay dos fechas en el calendario en que la Iglesia nos invita a elevar los ojos al cielo y prestar nuestra veneración y gratitud a criaturas que no son como nosotros, que son criaturas puramente espirituales, y que sin embargo nos rodean, asisten y se encuentran en medio de nosotros.

Estas criaturas son los santos ángeles, y las fechas son el 29 de septiembre, día en el que celebramos a los santos arcángeles, y el 2 de octubre, en el que celebramos al ángel de la guarda.

Creciente interés por los ángeles

Y es que los ángeles “están de moda”, han cobrado una actualidad cada vez mayor.

Hay varios grupos que se están preparando para la consagración al Príncipe de la Milicia Celestial.

Se han publicado, en los últimos 20 o 30 años, más libros acerca de los ángeles que en todo el siglo pasado.

Con la pandemia se ha retomado en varios lugares la oración a san Miguel Arcángel después de la santa misa.

También se ha despertado una gran expectativa en los anuncios hechos por parte de multi millonarios como Jeff Bezos o Richard Brenson de abrir las puertas para el turismo espacial.

Se habla de los extraterrestres, el Senado de Estados Unidos pidió hace poco un informe al Pentágono sobre este tema.

Un deseo humano

Todo ello sólo demuestra un interés, un deseo que hay en el hombre de entrar en  contacto, de relacionarse con criaturas que no son de este mundo, y que no son iguales a nosotros.

Hay una sed de ángeles.

El obispo americano Fulton Sheen decía que los superhéroes son un vacío dejado por los ángeles en la sociedad moderna, y el filósofo Peter Kreeft señala que sí hay extraterrestres, y estos son los ángeles.

Fakes

Resultaría una pena que ese deseo se vea obstaculizado o deformado por imágenes falsas acerca de lo que son los ángeles y de la ayuda y asistencia que nos pueden dar.

Comencemos por decir que esas cartas de los ángeles y colores de los ángeles y nombres de los ángeles diferentes a san Miguel, san Gabriel y san Rafael son precisamente prácticas de la nueva era que distorsionan este deseo de unirnos y entrar en amistad con estas criaturas espirituales.

Los ángeles de la Biblia

Estas criaturas están a nuestro alrededor y llenan nuestro mundo invisible trayendo un mensaje de Dios.

Son los ángeles que contempló Jacob en aquel lugar que parecía como cualquier otro, y que al recostarse vio en sueños en aquel mundo invisible:

“Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra, y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios…Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta». Y con mucho temor, añadió: «¡Qué asombroso es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios; ¡es la puerta del cielo!”.

Gn. 28, 12,16

Igual les ocurrió a los pastores en la noche en que nacía el Hijo de Dios: era una noche como cualquiera, y de repente se manifiesta ese otro mundo invisible que se encuentra aquí en nuestro mundo: oyen a los ángeles cantar y anunciar que les había nacido el Salvador.

Invisibles pero presentes

Así que este día del 29 de septiembre y la 2 de octubre se nos invita a poner nuestra mirada en las cosas que no se ven y que se encuentran en medio de nosotros, nos rodean y se manifiestan cuando Dios así lo permite.

Pero, exactamente ¿qué se nos invita a contemplar de este mundo invisible?, y ¿cómo podemos contemplarlo?

1 MANIFIESTAN LA GRANDEZA DE DIOS CREADOR

Hay un poder invisible que se manifiesta y está atrás de las cosas visibles, a las que les da belleza, gracia y perfección.

Este poder invisible son los ángeles, las primeras criaturas de Dios, que son sus administradores de la creación.

Por ello leemos en el libro del Apocalipsis que existen los ángeles de los vientos (Ap. 7,1); el ángel del fuego (Dn. 3, 24,25.28); el ángel del agua (Jn. 5, 4)

En estos tiempos, en los que el tema de la ecología y del cuidado de la creación vuelven a tomar importancia; en los que, comenzando por el mismo papa Francisco, se nos llama a no creernos dueños y señores de la creación, los ángeles nos enseñan que hay servidores de Dios que mantienen y cuidan esta creación.

El cardenal John Henry Newman escribe:

“Por resplandeciente que sea el sol, y el cielo, y las nubes; por verde que sean las hojas y los campos, por dulce que sea el canto de las aves; sabemos que no son todo lo que hay y no confundiremos la parte con el todo. Proceden de un centro de amor y bien, que es Dios mismo; pero no son el Dios todo; hablan del cielo, pero no son del cielo; no son sino rayos perdidos y pálidos reflejos de Su Imagen; no sino migas caídas de la mesa. Estamos a la espera de la venida del día de Dios, cuando todo este mundo exterior, por bello que sea, perecerá; cuando los cielos se incendiarán y la tierra se derretirá. Podemos soportar su pérdida, pues sabemos no que será más que el retiro de un velo. Sabemos que la remoción del mundo visible será la manifestación del mundo invisible. Sabemos que lo que vemos es como una pantalla que no nos deja ver a Dios y al Cristo, a sus ángeles y a sus santos”

2 REVELAN LA DIGNIDAD DEL HOMBRE

Espíritus puros, las primeras de las criaturas de Dios, sin pecado alguno… y sin embargo, al servicio del hombre: todos ellos han sido enviados al servicio de los hombres (Hb. 1,14).

Dios mismo te ha enviado a ti un buen ángel de la guarda teniendo en cuenta tu temperamento, tus dificultades en la vida y tu vocación.

Tu ángel de la guarda es tu mejor amigo y aliado y nunca te deja, por esta razón nunca estás solo.

Si los ángeles dan belleza, custodian la creación material, ¿cuánto más no cuidaran y anunciarán la belleza del hombre creado a imagen y semejanza de Dios?.

En este sentido, los ángeles son los defensores y mensajeros de lo que se conoce como la teología del cuerpo: estos seres espirituales manifiestan y cuidan la belleza del cuerpo humano, hombre y mujer creados.

San Gabriel Arcángel es el mensajero a una mujer que va a dar a luz al Hijo de Dios, cuyo vientre es bendito pues es el lugar donde se da a luz al Salvador.

Los ángeles hablan al hombre de lo que constituye su verdadero ser, de lo que en su vida con mucha frecuencia está encubierto y sepultado. Lo invitan a volver a entrar en sí mismo, tocándolo de parte de Dios”.

Benedicto XVI

Hoy con la dictadura LGTB que se quiere imponer y desde la más tierna edad, los ángeles son los defensores y custodios de ese cuerpo que es Templo del Espíritu Santo.

San Miguel en este sentido tiene un papel predominante, pues él defiende los derechos de Dios. Y el cuerpo, como morada de Dios, le pertenece a Dios.

Hoy, cuando algunos hablan del trashumanismo y de que el cuerpo humano es un conjunto de bacterias y enfermedades, los ángeles manifiestan que el cuerpo humano es creado por Dios, que manifiesta de manera visible lo invisible de Dios y está llamado a la unión con Dios.

Recordemos a san Rafael Arcángel que no permite que el cuerpo de Tobías sufra daño alguno cuando es atacado por un pescado; o cuando expulsa al demonio Asmodeo que ha matado antes 7 comprometidos a Sara, y quiere impedir que Tobías y Sara se unan corporalmente y sean una sola carne.

Los ángeles están comprometidos con la causa del hombre: nada de lo que le afecte al hombre les es indiferente.

Defienden toda vida desde su concepción, protegen contra los enemigos externos (el mundo, el demonio), y contra enemigos internos (nosotros mismos con nuestros miedos y complejos y heridas).

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Ellos nos contemplan desde Dios (Mt. 18,10), y a la luz de Dios, buscan que lleguemos a ser aquello para lo cual Dios nos ha llamado, buscan que esa vida de Dios se desarrolle en ti.

En todos tus caminos se encuentran los ángeles que te protegen y asisten, te iluminan y con los cuales nos uniremos en nuestras alabanzas a ese Dios bueno que nos ha proporcionado a estos amigos espirituales y hermanos mayores. En este sentido, la compañía de los ángeles hace crecer nuestra esperanza: nos uniéremos con ellos a glorificar a Dios y contemplaremos cara a cara a Dios junto con ellos, y nos asociaremos a ellos en las alabanzas que tributan a Dios.

3 DEFIENDEN AL PUEBLO DE DIOS

Una de las funciones de san Miguel arcángel es ser defensor del pueblo de Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que hay un seductor mentiroso que busca inducir al hombre a la desobediencia a Dios (n. 394)

“Intenta continuamente hacer creer a los hombres que Dios debe desaparecer, para que ellos puedan llegar a ser grandes; que Dios obstaculiza nuestra libertad y que por eso debemos desembarazarnos de él”.

Benedicto XVI

Basta ver esta dictadura del relativismo que cada vez más se impone y darnos cuenta del peligro cada vez más latente de un totalitarismo que destruye la misma dignidad del hombre, para caer en la cuenta de la necesidad de la ayuda de san Miguel sobre el pueblo de Dios.

San Miguel orienta hacia Dios y restablece el señorío de Dios con su grito de guerra: ¿Quién cómo Dios? En esta batalla que san Miguel y su ángeles sostienen contra la antigua serpiente, Satanás y sus ángeles, sabemos que salimos más que victoriosos: fueron derrotados y expulsados del cielo (Ap. 12,-8)

Por ello, en toda batalla en la que invoquemos a este gran Príncipe de la milicia celestial sabemos que saldremos victoriosos. Ante tan grandes y maravillosos seres, y ante este llamado que despiertan en nosotros para buscar y contemplar las cosas de lo alto, cuidemos de que este mundo que nos rodea no caiga simplemente en un mero sentimiento o en una especie de lujo reservado sólo para algunos. Unámonos en esta gran fiesta a estos grandes amigos nuestros, buscando, como ellos, y con ellos, hacer en todo la voluntad de Dios, amarlo y adorarlo. Y así todos juntos cantaremos ese himno de alabanza:

Los ángeles todos, los cielos y todas las potestades te honran. Los querubines y serafines te cantan sin cesar: Santo, Santo, Santo es el Señor.

Guía para intimar con los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael

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¿Por qué si hay millones de ángeles sólo conocemos tres con nombre propio? Hay millones de millones de ángeles (cfr. Dn. 7,10), y sin embargo, solamente conocemos tres con nombre propio, aunque los “ángeles son criaturas personales” (cfr. Cat. 330) y por ello ante Dios tienen nombre.

El libro del Apocalipsis presenta otro ángel, el ángel caído, la bestia o Satanás, pero al momento de mencionarlo lo presenta como aquel que no tiene nombre, es un número “666” (Ap. 13,18).

Respecto a esto el papa Benedicto XVI ha escrito:

«La bestia es número y convierte en número”. Dios, en cambio, tiene un nombre y nos llama por nuestro nombre. Es persona y busca a la persona. Tiene un rostro y busca nuestro rostro. Tiene un corazón y busca nuestro corazón”(RATZINGER, J. El Dios de los Cristianos, Sígueme, Salamanca, p. 23).

Y estos tres arcángeles con sus respectivos nombres todos terminados en la partícula «el», que significa Dios. Dios está en sus nombres, Dios está inscrito en su naturaleza.

La fiesta de san Miguel, san Gabriel y san Rafael nos recuerda que ante Dios todos tenemos una identidad personal que es salvaguardada, cuidada y protegida por estas criaturas espirituales. Una identidad personal que será plena en la medida en que acojamos cada día más ser de Dios.

Así mismo, como lo enseña san Gregorio Magno, el nombre personal de los ángeles indica su misión particular y de ahí la importancia de conocer los nombres de estos tres arcángeles, pues sabiendo su nombre conocemos la misión específica para la cual nos son enviados.

¿Hay alguna razón por la cual solo conozcamos los nombres Miguel, Gabriel y Rafael, de los ángeles? Se puede pensar que Dios mismo es quien ha querido que conozcamos a estos tres arcángeles, que los invoquemos con su nombre y que mantengamos una relación especial con ellos.

Esto es algo que debe ser acogido con profunda alegría y también con reverencia y humildad.

Cabe recordar que la Iglesia enseña que “hay que rechazar el uso de dar a los ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura” (Directorio de la Piedad Popular, 217).

Para una mejor relación con san Miguel, san Gabriel y san Rafael es necesario conocer sus actividades en favor del hombre, en favor de la historia de salvación. A continuación expondremos las actividades de estos tres arcángeles.

San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel

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Su nombre significa ¿Quién como Dios?, y manifiesta que nadie puede hacer lo que sólo Dios puede hacer. Este nombre de san Miguel nos recuerda que solo se vence cuando se deja a Dios actuar. En este aspecto, san Miguel nos enseña a luchar permitiendo que sea el que Dios actúe, abandonarnos en el poder de Dios.

De esta manera este arcángel defiende la unicidad de Dios, así como su inviolabilidad: sólo hay un Dios que todopoderoso, al cual se le debe toda honra, honor y gloria.

Igualmente la Sagrada Escritura en el libro de Daniel 10,21 muestra que este glorioso arcángel es el protector del pueblo de Dios, por esta razón la Tradición lo invoca como protector y defensor del nuevo pueblo de Dios, la Iglesia.

San Miguel está al lado de la Iglesia de Dios para ayudarla y defenderla contra las iniquidades del demonio. En este sentido el arcángel Miguel nos da una gran ayuda para discernir entre el camino del bien y el camino del mal.

Esta ayuda de san Miguel es para toda la Iglesia, pero al mismo tiempo para cada persona humana. Este ángel defiende la grandeza de cada hombre contra el demonio que lo acusa y que quiere apartarlo de Dios (Ap. 12,10).

Esta ayuda se extiende hasta el momento en que el alma sale de este mundo, por ello este arcángel es considerado protector y defensor de los moribundos; la Iglesia recomienda el alma de los fallecidos a la protección de este arcángel.

Como se verá, la necesidad de acudir a este arcángel y de pedir su protección es de una gran actualidad.

Pío XII afirmaba que “extrañamente, recurrir al Arcángel es mucho más urgente que entonces. El mundo intoxicado por la mentira y por la deslealtad, herido por los excesos de la violencia, ha perdido la santidad moral y la alegría”.

Oración a San Miguel:

Querido San Miguel, Señor de la Espada, tú que custodias nuestros corazones, aparta de nosotros todo el mal, corta nuestros malos apegos, de tal forma que, libres de las pequeñeces y mediocridades de nuestro corazón, podamos percibir el Amor Infinito de Dios y podamos así conformar nuestra voluntad con la voluntad de Dios para vivir sumergidos en El y tener vida en abundancia. Amén.

San Gabriel Arcángel

Paolo de Matteis | PD

Su nombre significa “Mensajero de Dios” o “Fortaleza de Dios”. Si bien es cierto que el evangelista san Lucas al hablar de él lo llama “ángel” (Lc. 1,26), también lo es que ha sido quien tuvo la tarea más importante de todos los tiempos: anunciar la Encarnación del Hijo de Dios, y por ello, en este sentido, puede ser llamado el primero de los Arcángeles.

San Gabriel recibe de Dios el misterio más grande que es la Encarnación y, unido a esto, tiene la misión de ser el primero en manifestar al mundo este misterio.

Este hecho de Dios hecho hombre es lo que ha traído la alegría al mundo y en este sentido Gabriel es el mensajero de la alegría: Dios con nosotros.

Al mismo tiempo, así como fortaleció a la Virgen Maria en el momento de la Anunciación, así también este arcángel fortalece nuestros sentidos corporales para abrirnos a las realidades trascendentes.

En el libro del profeta Daniel (8,15-25 ;9), san Gabriel le explica al profeta la visión que tiene y lo hace señalando un tiempo mesiánico, un “príncipe mesías” (Dn. 9,25). Asi este arcángel se encuentra muy unido a la presencia del Mesías, del Hijo de Dios, en Él está la fuente de la verdadera y eterna alegría.

Así mismo, san Gabriel es quien fortalece al profeta Daniel (Dn. 10,4-12, 13).

Por lo anterior san Gabriel nos fortalece y alegra con el mensaje de la presencia de Dios hecho hombre… ¡qué actualidad la misión de este arcángel cuando hoy se quiere desvirtuar la divinidad de Jesús y cuando el mismo Papa Francisco ha dicho que “con Jesucristo siempre nace y renace la alegría!” (EG, 1)

Oración a san Gabriel Arcángel:

Oh, excelso Arcángel san Gabriel, llamado justamente la fuerza de Dios, puesto que fuiste escogido para anunciar a María el misterio de la Encarnación en el que el Todopoderoso desplegó la fuerza de su brazo, haznos conocer los tesoros encerrados en la Persona del Hijo de Dios, sé nuestro abogado ante Él y su augusta Madre en el cielo, y nuestro guía y protector en la tierra. Amén.

San Rafael Arcángel

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Su nombre significa “Medicina de Dios”. Este arcángel se presenta como uno de los siete que se encuentra ante la faz de Dios (Tb. 12,15), por ello se debe pensar que debe ser uno de los principales Ángeles.

Si san Miguel manifiesta los derechos de Dios y san Gabriel la fortaleza de Dios, san Rafael viene a manifestar la activa caridad y esto se puede leer en el libro de Tobias.

Precisamente de los actos que realiza este arcángel es de donde viene su nombre: él le da una medicina a Tobías para curar la ceguera de su padre Tobit (Tb. 11,1-14) y brinda una medicina espiritual para librarse de los ataques del demonio (Tb. 6,1-9).

Este arcángel, además de ser considerado la medicina de Dios, es el arcángel que presenta nuestras oraciones ante Dios (Tb. 12,12), el que nos lleva a hacer buenas obras, el protector de los viajeros.

Algo de resaltar en este arcángel es que nos lleva a la acción de gracias. San Miguel nos lleva a los derechos de Dios, San Gabriel a la alegría y San Rafael a la acción de gracias y a manifestar en nuestras vidas lo que Dios ha hecho (Tb. 12,6-7).

De esta manera la fiesta de los santos arcángeles nos lleva a reconocer con alegría, confianza y gratitud la presencia de Dios en nuestras vidas.

Que cada uno de nosotros logre, en unión con ellos, ser cada día más de Dios.

Oración a San Rafael Arcángel:

Oh Dios, que diste al bienaventurado Arcángel Rafael como compañero de ruta a tu siervo Tobías: concédenos, a nosotros que somos también tus siervos, beneficiarnos siempre de su cuidado y su ayuda. Amén.

Oración 

San Miguel, asístenos con tus santos Ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros San Gabriel, asístenos con tus santos Ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros San Rafael. asístenos con tus santos Ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros

El Papa: El cristiano tiene dentro a un santo y a un pecador 

Antoine Mekary | ALETEIA

El pontífice ha invitado a invocar la protección de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael en su fiesta 

El papa Francisco indicó hoy que cada cristiano tiene dentro a un santo y a un pecador, es más a la base, señaló, “somos justos”: ¿Qué es la justificación? “Nosotros como pecadores nos hemos vuelto justos. Es cierto, tenemos nuestros pecados personales, pero en la base somos justos”. Lo dijo el Papa este miércoles, 29 de septiembre, durante la audiencia general que se ha celebrado en el Aula Pablo VI. 

“¿Quién te hizo justo? Jesucristo. Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús, destruyó el pecado y nos donó de manera definitiva el perdón y la salvación. ¿Cómo se lleva a cabo la justificación? La justificación sucede por gracia. Solo por gracia. 

¡Nosotros hemos sido justificados por pura gracia! Pero padre, yo soy pecador… Sí, pero en la base eres un justo”, ha argumentado, hoy, en su encuentro con grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo. 

“Nosotros no estamos condenados en la base, no, ¡somos justos! Permítanme la palabra: somos «santos» en la base, pero luego con nuestro actuar nos volvemos pecadores, pero en la base somos santos”, ha reiterado. “¡Que venga la gracia de Cristo y esa justicia, esa justificación nos dé la fuerza para seguir adelante!”. 

Invoquemos la protección de los arcángeles

Entretanto, el Papa recordó que hoy celebramos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. 

“Cada uno de ellos realizó una misión especial en la historia de la salvación. Invoquemos su protección, para que también nosotros, con ayuda de la gracia divina, podamos cumplir la misión que el Señor nos encomienda y seamos testigos de su misericordia a través de nuestras obras y con toda nuestra vida”. 

 “Miguel, que combate a Satanás y a los espíritus malignos; Gabriel, que trae la buena noticia del Señor; y Rafael, que cura y acompaña en la búsqueda del bien. Con su ayuda, sean ustedes también mensajeros de la gracia y la misericordia del Señor. Te bendigo con todo mi corazón”, ha explicado en sus saludos a los peregrinos polacos”. 

En su predicación el Papa, ha retomado el ciclo de catequesis sobre la Carta del Apóstol Pablo a los Gálatas, centró su meditación en el tema: «La vida en la fe» (cf. Lectura: Gal 2,19-20). 

La justificación no se paga 

El Pontífice sostuvo que “Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús, ha destruido el pecado y nos ha donado de forma definitiva el perdón y la salvación”. 

Así justificados, los pecadores son acogidos por Dios y reconciliados en Él.

La justificación que Dios realiza, por tanto, nos permite recuperar la inocencia perdida con el pecado.

El Papa indicó que no se trata de “pagar” a un juez para que nos haga justicia. “No, esto no se puede hacer, ha pagado Cristo por todos nosotros”.

Pues, indicó, la justificación es una gracia que no depende de nuestros méritos e infunde confianza: “se puede pedir siempre perdón”. 

“¿Somos pecadores? Sí. Pero, vamos por el camino de la vida con esta gracia de Dios que nos justifica cada vez que pedimos el perdón”. 

La fe 

El Obispo de Roma expresó que la fe es central, como indicaba san Paolo: “Toca cada momento y cada aspecto de la vida del creyente: desde el bautismo hasta la partida de este mundo”. 

Una fe que lo impregna todo: “en la muerte y en la resurrección de Jesús, que dona la salvación”. 

“La justificación por fe subraya la prioridad de la gracia, que Dios ofrece a los que creen en su Hijo sin distinción alguna”. 

Ley y gracia

El Papa ha expresado que “no debemos concluir, por tanto, que para Pablo la Ley mosaica ya no tenga valor; esta, de hecho, permanece un don irrevocable de Dios, es -escribe el apóstol- «santa» (Rm 7,12)”.

“También para nuestra vida espiritual es esencial cumplir los mandamientos, pero tampoco en esto podemos contar con nuestras fuerzas: es fundamental la gracia de Dios que recibimos en Cristo”. 

Imágenes de la audiencia

Galería fotográfica

Las obras 

En este contexto, ha invitado a recordar la enseñanza que proviene del apóstol Santiago, quien escribe: «Ya veis como el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente. […] Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» (Gc 2,24.26)”. 

“La justificación florece a través de nuestras obras”, afirmó, sino “estaría bajo tierra, muerta!”. Así, destacó, que “las palabras de Santiago integran la enseñanza de Pablo. Para ambos, por tanto, la respuesta de la fe exige ser activos en el amor por Dios y en el amor por el prójimo”. 

El estilo de Dios 

“Cercanía, compasión y ternura”, dijo el Papa es el estilo de Dios. Por eso, la justificación es  “la cercanía, la compasión y la ternura” más grande que Dios pueda tener hacia sus hijos.

“La justificación nos introduce en la larga historia de la salvación”. Asimismo, explicó, “la luz de la fe nos permite reconocer cuánto es infinita la misericordia de Dios, la gracia que obra por nuestro bien”. 

“Pero la misma luz nos hace también ver la responsabilidad que se nos ha encomendado para colaborar con Dios en su obra de salvación. La fuerza de la gracia tiene que combinarse con nuestras obras de misericordia, que somos llamados a vivir para testimoniar qué grande es el amor de Dios”. 

La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster (Padre Nuestro) y la Bendición Apostólica