En la antigua Roma, cuando un general desfilaba triunfalmente por las calles de Roma después de una victoria, tenía detrás suyo un esclavo que le iba diciendo: “Memento mori” (“recuerda que debes morir”). Tertuliano nos dice que le decían: “¡Recuerda que eres un hombre!”.
Estos días me ha venido a la memoria esta antigua tradición viendo la pandemia. No podríamos decir que todo esto que estamos viviendo a nivel mundial es como esa vocecita que nos va diciendo: ¿recuerda tu limitación, la contingencia más cruda, que no todo lo puedes controlar ni prever? La pandemia nos ha cogido a todos desarmados.
Ahora mismo, HAY personas que nos sigue a través de los medios de comunicación. Y seguro que, entre todos Ustedes, también los hay que no se sienten creyentes, pero que están siguiendo esta celebración haciendo compañía a alguien de casa, o simplemente porque haciendo zapping se han quedado mirando la Misa sin saber demasiado por qué. Me gustaría que estas palabras que diga sean también significativas para ustedes.
Tiene miedo, pero es mayor su confianza en que el Amor es más fuerte. Y que por eso vale la pena seguir adelante.
Nosotros, evidentemente, estamos viviendo momentos muy distintos a lo que él vivió. Entonces, ¿por qué he contado esta historia hoy? ¿Y qué relación tiene con el Evangelio que hemos escuchado y con lo que vivimos? Pues porque Juan pudo esconderse, pudo pensar que todo lo que sucedía no iba con él, pudo vivir todos aquellos acontecimientos como obstáculos en su camino de donación a los demás. Y en cambio leyó los hechos de aquellos días como oportunidades para darse más, para estar más comprometido, para ser más coherente con sus principios de hacer un mundo mejor.
Nosotros también recibimos visitas de este estilo en nuestra vida, situaciones que pueden hacernos pensar en cómo estamos cuidando de todo lo que nos ha sido confiado y de nuestra propia vida.
Policarpo de Esmirna, Santo
Memoria Litúrgica, 23 de febrero
Obispo y Mártir
Martirologio Romano: Memoria de san Policarpo, obispo y mártir, discípulo de san Juan y el último de los testigos de los tiempos apostólicos, que en tiempo de los emperadores Marco Antonino y Lucio Aurelio Cómodo, cuando contaba ya casi noventa años, fue quemado vivo en el anfiteatro de Esmirna, en Asia, en presencia del procónsul y del pueblo, mientras daba gracias a Dios Padre por haberle contado entre los mártires y dejado participar del cáliz de Cristo (c. 155).
Breve Biografía
San Policarpo, obispo de Esmirna, conoció de cerca al apóstol Juan y a los otros que habían vista al Señor», y fue «instruido por testigos oculares de la vida del Verbo». Por eso él se presenta a nosotros como el testigo de la vida apostólica y como el hombre de la tradición viva «siempre de acuerdo con las Escrituras».
Los trozos citados pertenecen a una carta suya a los cristianos de Filipos en Macedonia, que le habían pedido alguna exhortación y la copia de eventuales cartas del santo obispo de Antioquía, Ignacio, del que él había sido amigo.
Policarpo era sobre todo un hombre de gobierno. No tenía la cualidad de escritor y pensador como San Ignacio, ni deseaba como él ser «triturado» por las fieras del circo para «llegar a Dios». Al contrario, se mantuvo escondido «a causa de la humilde desconfianza en sí mismo». Era anciano y sabía que no se podía confiar mucho en sus fuerzas. Pero cuando fue descubierto en un granero y reconducido a la ciudad, demostró la serena valentía de su fe. Conocemos la conmovedora conclusión de su vida gracias a un documento fechado un año después del martirio de San Policarpo, que tuvo lugar el 23 de febrero del año 155. Es una carta de la «Iglesia de Dios peregrinante en Esmirna, a la Iglesia de Dios peregrinante en Filomelio y también a todas las parroquias de cualquier lugar de la Iglesia santa y católica». Es una narración muy importante bajo el aspecto histórico, hagiográfico y litúrgico. Al procónsul Stazio Quadrato, que lo exhorta a renegar de Jesús, contesta moviendo la cabeza: «Desde hace 86 años lo sirvo y nunca me ha hecho ningún mal: ¿cómo podría blasfemar de mi Rey que me ha redimido?». «Te puedo hacer quemar vivo», insiste el procónsul. Y Policarpo: «El fuego con que me amenazas quema por un momento, después pasa; yo en cambio temo el fuego eterno de la condenación».
Mientras en el anfiteatro de Esmirna se está quemando vivo, «no como una carne que se asa, sino como un pan que se cocina», el mártir eleva al Señor una estupenda oración, breve pero intensa: «Bendito seas siempre, oh Señor; que tu nombre adorable sea glorificado por todos los siglos, por Jesucristo pontífice eterno y omnipotente, y que se te rinda todo el honor con él y con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos». De improviso ese cuerpo quemado quedó reducido a cenizas. «A pesar de esto – escribe el autor de esa carta, que recomienda hacer leer a las otras Iglesias – nosotros recogimos uno que otro hueso, que conservamos como oro y piedras preciosas»
Quien hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí
Santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40. Miércoles VII del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por darme un día más de vida, por darme la oportunidad de acercarme cada vez más a ti. Ayúdame a responder con generosidad y alegría a los retos que se me presentan, porque sé que por ellos llegaré un día a estar contigo para siempre en el cielo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no. hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este Evangelio, Jesús nos invita a tener cuidado para no usurpar un lugar que no nos corresponde: el de jueces. Naturalmente tendemos a pensar que aquellos que no comparten nuestras opiniones o nuestras formas de actuar están equivocados, pero Él nos recuerda gentilmente que esto no es verdad.
Mientras nosotros nos detenemos a observar lo externo y, especialmente, los errores de los demás, la mirada de Cristo penetra hasta lo más profundo del corazón: las intenciones, los deseos, las pasiones. Ante Él todo se muestra claro y como es, sin dejar de lado los errores, ni las limitaciones. Por eso, es Él y sólo Él quien puede realmente juzgar a los demás.
Sin embargo, la petición de Jesús no se detiene allí. No basta con abstenernos de formular juicios sin fundamento alguno, sino que nos invita a pensar bien de los demás; y aunque no es siempre fácil, ante los ojos de Dios tiene más mérito. Por eso, Cristo nos pone metas altas, «amad a vuestros enemigos», y nos advierte que con la medida con que midamos seremos medidos. Esta advertencia la hace con la confianza absoluta de que sabremos responder con amor a Aquel que por amor murió en la cruz.
«La esperanza es don de Dios. Debemos pedirla. Está ubicada en lo más profundo del corazón de cada persona para que pueda iluminar con su luz el presente, muchas veces turbado y ofuscado por tantas situaciones que conllevan tristeza y dolor. Tenemos necesidad de fortalecer cada vez más las raíces de nuestra esperanza, para que puedan dar fruto. En primer lugar, la certeza de la presencia y de la compasión de Dios, no obstante el mal que hemos cometido. No existe lugar en nuestro corazón que no pueda ser alcanzado por el amor de Dios. Donde hay una persona que se ha equivocado, allí se hace presente con más fuerza la misericordia del Padre, para suscitar arrepentimiento, perdón, reconciliación, paz». (Homilía de S.S. Francisco, 6 de noviembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pediré perdón a alguien a quien haya juzgado duramente.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El que no recoge conmigo, desparrama
Cuidado con los pecados de omisión
Hay, lo sabemos, pecados activos y pasivos, es decir los pecados de acción y los de omisión. La mayoría de la gente que pretende ser buena porque “no le hace mal a nadie”, tampoco le hace mucho bien a alguien. ¡Cuidado con los pecados de omisión!
Lamentablemente entre “los buenos”, hay muchos que se mantienen al margen, en la butaca, ni siquiera en la retaguardia, ante las luchas contra el mal, que avanza ferozmente, el de los enemigos del Cristo.
Los ataques contra el matrimonio y la familia, buscando imponer su redefinición para destruir su esencia, por ejemplo. Esto es muy claro, y quienes defendemos estas instituciones naturales del hombre, bendecidas por Dios, lo decimos al mundo, para que quien quiera oír oiga. El silencio es complicidad.
Lo mismo sucede con el respeto al derecho primigenio a la vida, que está bajo ataque. Por una parte, enormes, gigantescos esfuerzos por no sólo despenalizar el aborto, al no considerarlo como un crimen, un homicidio, sino promoviendo su práctica. Lo mismo sucede con la eutanasia, que cada vez está sujeta a grandes esfuerzos políticos para imponerla a enfermos terminales, inclusive hasta a bebés que no pueden expresar su deseo de vivir, como ya sucede en algunos países “civilizados”.
La cultura de la muerte, al ser aceptada como forma de lucha política y de dominio, se ve justificada al nivel de matar atrozmente a quienes no piensan como los asesinos.
Es el caso del “estado islámico”, que no solamente tiene muchos individuos acabando con cristianos y musulmanes moderados, está destruyendo pueblos enteros. Pero además, está reclutando personas en otros países, para que los acompañen en la comisión del genocidio con torturas.
Este último caso es una buena muestra de la increíble pasividad de “los buenos que no hacen mal a nadie”. El mundo se vio muy lento en sorprenderse ante tales crímenes, y además los poderosos política y militarmente se tardaron mucho en reaccionar para defender y atender a los perseguidos y refugiados.
¿Cómo es posible que las voces de alarma se vieran perdidas ante la indiferencia del mundo? Los crímenes son demasiados atroces para permanecer indiferentes. Pero así ha sido. Por muchas partes se levantan voces, carteles y mantas para exigir que aparezcan con vida los 43 de Ayotzinapa en México, pero ante matanzas de miles de cristianos en Nigeria, el mundo mira para otro lado, ni siquiera ha sido noticia más que por unos días, u horas.
Ante el crimen del aborto, que es tema diario noticioso, la mayoría de la “gente buena” no hace absolutamente nada. Peor aún, al no tomarse la pequeña molestia de reflexionar que la vida inicia con la concepción ?algo absolutamente cierto científicamente?, piensan y dicen que es cuestión de un supuesto derecho a elegir. No se toman tampoco el trabajo de pensar que la elección es de matar o no matar a un nonato.
La eutanasia es un tema mucho menos presente en los noticiarios, pero a quienes les parece un asunto muy lejano a sus vidas, sigue sin importarle su difusión y defensa, y hasta su imposición legal en ciertos casos. Si matan a niños por eutanasia en Bélgica pues… allá ellos, piensan (si acaso se toman el trabajo de pensar en eso). De esta forma, con su pasividad, su omisión, no están sus voces presentes en la defensa de la vida: con el silencio no recogen, desparraman.
Dijo el Señor:
«El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama». Muy graves, muy determinantes frases. El pecado de omisión es el de no recoger con el Señor, es desparramar. No defender la vida, la familia, el matrimonio y la correcta sexualidad, no enseñar a los hijos estos valores, es desparramar, es tirar por la borda lo que Dios ha enseñado.
Lo mismo sucede con las injusticias del mundo, las que están cerca de nosotros y las que están lejos. Las que afectan a nuestro prójimo más próximo y a los hermanos que están lejos. Ya en la llamada “aldea global”, todos los hombres son nuestro prójimo (en francés, las palabras prójimo y próximo son la misma). Todos están cercanos.
Recoger con el Señor es sembrar con Él Su palabra, es hacer las buenas obras que son la voluntad del Padre. Como cristianos es nuestro deber difundir el evangelio, no quedarnos callados. Es predicar la Verdad y defenderla, no sentarnos a pensar que eso del aborto, por ejemplo es una barbaridad… y seguir viendo la televisión o el Facebook. Yo soy bueno y que el mundo ruede. No piensan que ese rodar eventualmente puede aplastarlos.
La frase es lapidaria: o estás CON Él o estás CONTRA Él, porque no participar en su prédica y en su obrar nos pone contra Jesús. Aquí no hay medias tintas, la indiferencia y la inacción son desparramar en vez de recoger.
Hagamos todos entonces algo para estar con Él, sobre todo en la palabra y en el ejemplo, para no desparramar su enseñanza y su mandato. No permanezcamos indiferentes y omisos ante los ataques, cada vez más fuertes y a escala mundial, en contra de la vida, la familia y el matrimonio, así como ante la práctica de la injusticia.
Colaboremos con el Señor a recoger más almas para Él, dejemos la pasividad atrás, ante la necesidad imperiosa de predicar su palabra. No dejemos que los predicadores del mal nos dejen callados en nuestro confort. ¡Estemos con Él, no contra Él!
Concurso para el logotipo oficial del Jubileo Ordinario 2025
Los preparativos ya están en marcha.
El Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización ha convocado al concurso -del 22 de febrero al 20 de mayo de 2022- para el Logotipo oficial del Jubileo Ordinario 2025, que tiene como lema: “Peregrinos de la esperanza”.
“Entre las primeras actividades que se llevan a cabo está la selección del Logotipo oficial, que expresa la identidad y el tema espiritual particular de cada Año Santo, encapsulando el sentido teológico en torno al cual se desarrolla y se ejecuta este acontecimiento histórico”, dice el comunicado de prensa de este pontificio consejo. La carta que el Papa Francisco dirigió al Presidente del Dicasterio de la Nueva Evangelización contiene algunos temas útiles que se pueden utilizar para crear el logotipo. El lema «peregrinos de la esperanza» es sin duda la pauta privilegiada en la que se inspirarán los participantes de este concurso.
Cualquier persona podrá participar, previa aceptación del Reglamento del concurso que está disponible en la web oficial del Jubileo: iubilaeum2025.va, y enviando su propuesta al comité de selección.
Recuerda el Pontifico Consejo para la Nueva Evangelización que el concurso del Año Santo de 2000 lo ganó una joven de 22 años, alumna de un Instituto de Arte, cuya propuesta ya es historia.
“El logotipo del Jubileo transmite simbólicamente un mensaje de forma inmediata y adecuada, y es expresión tanto de la universalidad del mensaje de la Iglesia como de las necesidades espirituales particulares de nuestros contemporáneos, que encuentran consuelo en este mensaje, inspirado en el tema de la esperanza”.
El Logotipo hace oficiales las iniciativas, proyectos, comunicaciones y eventos que se formularán para la preparación y celebración del Jubileo 2025.
¿Puedo bailar sin caer en pecado?
Una interesante reflexión de un sacerdote católico
El tema del baile es una práctica universal de todos los pueblos y de distintos grupos étnicos. Por eso, la pregunta es saludable: ¿es pecado bailar? ¿puedo bailar sin caer en pecado? ¿es malo? La reflexión es hecha a partir del texto Mt 14,1-12.
“El baile en sí no es pecado, pero sí eso me lleva a otras cosas malas, entonces no es correcto”, dice el Padre Sam. Luego explica: “cuando el baile es expresión de alegría sana, de relajación, de cultura, de folklore… no tiene nada de malo, pero cuando es expresión de morbo, de depravación, entonces sí es pecado”.
Si el baile me lleva a la lujuria, a la pereza, a que mis pensamientos se dispersen, entonces NO está bien, concluye el Padre Sam, pues eso me incita a hacer el mal.
Dejar que Cristo entre en el corazón
Viernes después de Ceniza. La conversión no es simplemente obras de penitencia. La conversión es el cambio del corazón.
El tema del corazón contrito, de la conversión del corazón es el tema que debería de recorrer nuestra Cuaresma. Es el tema que debería recorrer toda nuestra preparación para la Pascua. La liturgia nos insiste que son importantes las formas externas, pero más importantes son los contenidos del corazón. La Iglesia nos pide en este tiempo de Cuaresma, que tengamos una serie de formas externas que manifiesten al mundo lo que hay en nuestro corazón, y nos pide que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo hagamos ayuno, y que todos los viernes de Cuaresma sacrifiquemos el comer carne. Pero esta forma externa no puede ir sola, necesita para tener valor, ir acompañada con un corazón también pleno.
El profeta Isaías veía con mucha claridad: «¿es lo que Yo busco: que inclines tu cabeza como un junco, que te acuestes en fango y ceniza?» Dios Nuestro Señor lo que busca en cada uno de nosotros es la conversión interna, que cuando se realiza, se manifiesta en obras, que cuando se lleva a cabo, tiene que brillar hacia fuera; pero no es solamente lo externo. De qué poco serviría haber manchado nuestras cabezas de ceniza, si nuestro corazón no está también volviéndose ante Dios Nuestro Señor. De qué poco nos serviría que no tomásemos carne en todos los viernes de Cuaresma, si nuestro corazón está cerrado a Dios Nuestro Señor.
La dimensión interior, que el profeta reclama, Nuestro Señor la toma y la pone en una dimensión sumamente hermosa, cuando le preguntan: ¿Por qué ustedes no ayunan y sin embargo los discípulos de Juan y nosotros si ayunamos? Y Jesús responde usando una parábola: «¿Pueden los amigos del esposo ayunar mientras está el esposo con ellos?» Jesús lo que hace es ponerse a sí mismo como el esposo. En el fondo retoma el tema bíblico tan importante de Dios como esposo de Israel, el que espera el don total de Israel hacia Él.
Esta condición interior, el esfuerzo por que el pueblo de Israel penetre desde las formalidades externas a la dimensión interna, es lo que Nuestro Señor busca.
El ayuno que Él busca es el del corazón, la conversión que Él busca es la del corazón y siempre que nos enfrentemos a esta dimensión de la conversión del corazón nos estamos enfrentando a algo muchas veces no se ve tan fácilmente; a algo que muchas veces no se puede medir, pero a algo que no podemos prescindir en nuestra vida. ¿Quién puede palpar el amor de un esposo a su esposa? ¿Quién puede medir el amor de un esposo a su esposa? ¿Cómo se palpa, cómo se mide? ¿Solamente por las formas externas? No. Hay una dimensión interior en el amor esponsal del cual Jesucristo se pone a sí mismo como el modelo. Hay una dimensión que no se puede tocar, pero que es también imprescindible en nuestra conversión del corazón. Tenemos que ser capaces de encontrar esa dimensión interior, una dimensión que nos lleva profundamente a descubrir si nuestra voluntad está o no entregada, ofrecida, dada como la esposa al esposo, como el esposo a la esposa, a Dios, Nuestro Señor.
La conversión no es simplemente obras de penitencia. La conversión es el cambio del corazón, es hacer que mi corazón, que hasta el momento pensaba, amaba, optaba, se decidía por unos valores, unos principios, unos criterios, empiece a optar y decidirse como primer principio, como primer criterio, por el esposo del alma que es Jesucristo.
Sólo cuando llega el corazón a tocar la dimensión interior se realiza, como dice el profeta, que «Tu luz surgirá como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas, se abrirá camino la justicia y la gloria del Señor cerrará tu mancha». Entonces, casi como quien ve el sol, casi como quien no es capaz de distinguir la fuente de luz que la origina, así será en nosotros la caridad, la humildad, la entrega, la conversión, la fidelidad y tantas y tantas cosas, porque van a brotar de un corazón que auténticamente se ha vuelto, se ha dirigido y mira al Señor.
Este es el corazón contrito, esto es lo que busca el Señor que cada uno de nosotros en esta Cuaresma, que seamos capaces en nuestro interior, en lo más profundo, de llegar a abrirnos a Dios, a ofrecernos a Dios, de no permitir que haya todavía cuartos cerrados, cuartos sellados a los cuales el Señor no puede entrar, porque es visita y no esposo, porque es huésped y no esposo. El esposo entra a todas partes. La esposa en la casa entra a todas partes. Solamente al huésped, a la visita se le impide entrar en ciertas recámaras, en ciertos lugares.
Esta es la conversión del corazón: dejar que realmente Él llegue a entrar en todos los lugares de nuestro corazón. Convertirse a Dios es volverse a Dios y descubrirlo como Él es. Convertirse a Dios es descubrir a Dios como esposo de la vida, como Aquél que se me da totalmente en infinito amor y como Aquél al cual yo tengo que darme totalmente también en amor total.
¿Es esto lo que hay en nuestro corazón al inicio de esta Cuaresma? ¿O quizá nuestra Cuaresma está todavía encerrada en formulismos, en estructuras que son necesarias, pero que por sí solas no valen nada? ¿O quizá nuestra Cuaresma está todavía encerrada en criterios que acaban entreteniendo al alma? Al huésped se le puede tener contento simplemente con traerle un café y unas galletas, pero al esposo o a la esposa no se le puede contentar simplemente con una formalidad. Al esposo o la esposa hay que darle el corazón.
Que la Eucaristía en nuestra alma sea la luz que examina, que escruta, que ve todos y cada uno de los rincones de nuestra alma, para que, junto con el esposo sea capaz de descubrir dónde todavía mi entrega es de huésped y no de esposo.
Pidamos esta gracia a Jesucristo para que nuestra Cuaresma sea una Cuaresma de encuentro, de cercanía de profundidad en la conversión de nuestro corazón.
¿Esta mal llamarle «Padre» al sacerdote?
Boletín N° 24 ¡Ser discípulos!, Aprende a defender tu Fe
Pregunta:
Sr. Martín. Quisiera que explicara algo sobre el por que le llamamos Padre al sacerdote, pues hay muchos hermanos protestantes que nos dicen que eso esta muy mal. ¿Es cierto que la Sagrada Escritura lo prohíbe? O ¿Podemos contestar algo con la Biblia?
Respuesta:
Gracias por escribirnos, pues ese tema es uno de los ataques más comunes que muchos hermanos de grupos fundamentalistas hacen al católico. El error proviene de una mala interpretación del siguiente pasaje bíblico:
“«Ustedes, en cambio, no se dejen llamar «Rabbí», porque uno solo es su Maestro; y todos ustedes son hermanos. Ni a nadie llamen » Padre » en la tierra, porque uno solo es su Padre: el del cielo. Ni tampoco se dejen llamar «Directores», porque uno solo es su Director: el Cristo.” (Mat. 23:8-10).
Algunos hermanos separados, acostumbrados a leer y entender la Biblia literalmente, sacan en conclusión que la Biblia prohibe llamarle “Padre” al sacerdote, con la consecuencia de que los católicos estamos actuando en contra de la Biblia. Recuerdo que en una ocasión un hermano dijo que él nunca le llamaba “Padre” a nadie por cumplir con la Biblia, y cuando se le preguntó que como le llamaba al que enseñaba en la escuela dijo muy orgulloso que él no le llamaba maestro; entonces como le llamas se le preguntó de nuevo y de nuevo sonriendo dijo que él cumplía con la Biblia y que por eso solo le llamaba “teacher”… pobrecito, si “teacher” es lo mismo que maestro pero en ingles.
Pues bien, profundicemos en la Palabra de Dios y veamos cual es la respuesta a esta objeción y la correcta interpretación de este pasaje conociéndola por la misma Escritura:
1.- En la Biblia si se usa la palabra “ Padre ” en Sentido biológico.
Al estudiar la Biblia un poco mas atentamente notaremos rápidamente que al contrario de los que muchos protestantes dicen, en la Biblia si se le llama “ Padre ” a un hombre primeramente mostrando su paternidad biológica. Ejemplos de esto son:
“Honra a tu Padre y a tu madre” Lc 18,20
“Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo”. Ef 6,1
“Dijo Isaac a su padre Abraham: «¡Padre!» Respondió…” Gen 22,7
“Ella le respondió: « Padre mío, has abierto tu boca ante Yahveh…” Juec 11,36
Dijo: «Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: » Padre …” Lc 15,11-12
Como notáste, es algo muy común en la Biblia el llamar “ Padre ” en este sentido e incluso puedes notar que se usó también en el Nuevo Testamento. Avancemos un poco más.
2.- En la Biblia si se usa la palabra “ Padre ” en Sentido de amistad y cuidado.
“Se acercaron sus servidores, le hablaron y le dijeron: «Padre mío…” 2 Rey 5,13
“… él me ha hecho a mi un padre para el Faraón, y señor de toda su casa ” (Gén. 45:8).
“Era el padre de los pobres, la causa del desconocido…”. Job 29,16
Así que mis estimados hermanos protestantes, es necesario leer mas la Biblia.
3.- En la Biblia si se usa la palabra “ Padre ” en Sentido espiritual.
Tal vez alguien que no es católico diría que esta bien, que si se puede llamar “ padre ” en sentido material pero no se debería hacer en el sentido espiritual que es como se hace en el caso de los sacerdotes. Pues bien, resulta que el uso de esta palabra en este sentido también es de lo más común en la Sagrada Escritura. Veámoslo:
“Eliseo le veía y clamaba: «¡Padre mío, padre mío! …” 2 Rey 2,12
“Y, gritando, dijo: «Padre Abraham, ten compasión de mí…” Lc 16,24
“Él respondió: «Hermanos y padres, presten atención”. Hech 7,2 Esto lo dijo Esteban a los ancianos y escribas judíos. Además, según la Biblia, Esteban era un “hombre lleno de fe y de Espíritu Santo…” Hech 6,5 Entonces si estaba lleno de Dios no podía equivocarse.
4.- En la Biblia los Apóstoles se consideran a si mismos como “Padres” en el Sentido espiritual.
Hay algo mas que podemos compartir. La Biblia no solamente usa la palabra “Padre” en sentido fraternal, biológico y espiritual; Sino que incluso los mismos Apóstoles se consideraron como padres espirituales. Confirmemos esto con la Biblia en la mano y note usted las palabras que ellos usaron:
a) El Apóstol Pablo dijo: “a Timoteo, hijo querido. Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús Señor nuestro. 2 Tim 1,2 Si le dijo ‘hijo’ a Timoteo es porque el mismo se consideraba como su “Padre espiritual”. Fil 2,22
b) El Apóstol Juan igualmente dice: “Hijos míos, es la última hora…” 1 Jn 2,1 Note usted como él los considera sus ‘hijos’ por lo tanto el se esta considerando su ‘Padre’.
c) El Apóstol Pedro también lo hará diciendo: “Les saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos. 1 Pe 5,13 Para Pedro, Marcos es visto por él como su ‘hijo’.
La razón bíblica por la que Pedro, Pablo y Juan se consideraban a si mismos como “Padres espirituales” la encontramos en la Biblia:
“No os escribo estas cosas para avergonzaros, sino más bien para amonestaros como a hijos míos queridos. Pues aunque hayáis tenido 10.000 pedagogos en Cristo, no habéis tenido muchos padres. He sido yo quien, por el Evangelio, los engendré en Cristo Jesús”.
1 Cor 4,14-15
Directamente aquí San Pablo afirma que él es como un “Padre” para ellos pues fue él quien los engendró en Cristo Jesús. Es exactamente lo mismo con el sacerdote que nos hace “nacer en la fe” mediante la predicación y los sacramentos. Por eso los Apóstoles sentían el deber de cuidar de ellos como se hace entre un hijo y un padre. Al llamarle nosotros “Padre” al sacerdote y él considerarnos como sus hijos, estamos cumpliendo con la Biblia. Si hay hermanos “fundamentalistas” que no quieren cumplir con la Escritura los respetamos, pero nosotros preferimos obedecer la Palabra de Dios.
5.- En Mt. 23,8-10 Jesús simplemente quiso enseñar el evitarse considerar mas que los demás y el poner a Dios como el centro de nuestras vidas.
Después de ver todas las pruebas bíblicas queda claro que nunca en la Biblia se prohibió llamarle “Padre” a una persona. Si es así entonces como debemos de entender las palabras que Jesús dijo de no llamarle a nadie Padre en la tierra.
En realidad la respuesta es fácil si seguimos leyendo el mismo pasaje de la Biblia en el versículo que viene después:
“Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado”.
Mt 23,12
Eso es simplemente lo que Jesús quería enseñar. Por eso cuando las sectas olvidan o no quieren leer este versículo es que se confunden tan fácilmente. Jesús esta queriendo enseñar que nadie por tener un oficio, puesto, título o mayor autoridad se considere mas que los demás. Eso era y es muy común que pase. De allí que Jesucristo no quiere que suceda lo mismo entres sus discípulos y por eso lo dijo así de fuerte.
En realidad Jesús lo dijo así porque estaba usando una “Hipérbola” es decir, una comparación donde se “exagera” algo con el fin de dar una enseñanza. Popularmente nosotros decimos también: “te lo dije mil veces” cuando en realidad al niño solamente se lo habíamos dicho tres veces. Esa es otra hipérbola. Jesús también había dicho: “Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo”. Mc 9,45 Es obvio que es otra hipérbola mas. Yo no he sabido nunca de un protestante que ande cojo, ciego o manco.
Resumiendo entonces digamos que la verdadera enseñanza de este pasaje es que Dios es nuestro Padre, Guía y maestro principal y que al mismo tiempo por ser todos sus hijos no debemos considerarnos unos mas que los demás. Así que eso de que la Biblia prohibe llamarle padre, director o maestro a una persona es simplemente una muy mala interpretación de algunas sectas fundamentalistas que toman la Biblia al ‘pie de la letra’ y que desconocen lo que la Escritura enseña en otras partes sobre el mismo tema.
Para fortalecerte mas te recomiendo el curso de defensa de la fe disponible en CD´s o en DVD´s y en casetes. Puedes comprarlos llamando al (480) 598-4320 en www.defiendetufe.com
Dios te siga bendiciendo en abundancia.
Si eres católico, no olvides que como cristianos que somos, debemos de buscar como renovar nuestra vida en Cristo(Jn 15,1-7) e impulsar nuestro apostolado para traer a mucha gente a los pies de Jesucristo(Mt 28,18-20) y no dejar esa labor a las sectas o iglesias protestantes que no poseen la plenitud de los medios de salvación.
Si eres evangélico, mormón o testigo de Jehová te invito a que conozcas en serio lo que es la fe cristiana(Ef 4,13), la BIblia(2 Tes 2,15) y la Iglesia de Cristo(Ef 5,25). Estudia la historia del cristianismo y ora para que Dios siga actuando en tu vida. Dios te ama y espera en el redil de plenitud que ha dejado: La Iglesia católica(Mt 16,18).
Yo simplemente deseo cumplir la voluntad de Dios en plenitud.(Mt 7,21-23) ¿Y usted…?
Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades
que cree y espera mi Santa Madre
la Iglesia Católica y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia,
fe en la que quiero vivir y luchar
fe en la que quiero morir.
San Policarpo de Esmirna, discípulo de san Juan Evangelista
Uno de los primeros obispos de la Iglesia, combatió a los herejes del momento y murió martirizado
San Policarpo, originario de Esmirna (actual Turquía) es uno de los primeros obispos de la Iglesia. A esos obispos se les llama «Padres Apostólicos» porque fueron discípulos de los Apóstoles y recibieron la catequesis directamente de ellos. Policarpo, concretamente, fue discípulo de san Juan Evangelista. Entre sus discípulos se encontraba san Ireneo, también Padre Apostólico. Y mantuvo mucha relación con san Ignacio de Antioquía. Este último, al ver que iba a morir, le pidió que en su nombre escribiera cartas a las iglesias de Asia. Así lo hizo.
San Policarpo tuvo que combatir a los herejes del momento y murió martirizado: lo quemaron en la hoguera por orden del emperador Antonino Pío.
Santo patrón
San Policarpo es patrono de la disentería, una enfermedad infecciosa que afecta al intestino.
De la Carta de san Policarpo a los Filipenses
“Permanezcan, por tanto, en estos (sentimientos) e imiten el ejemplo del Señor, firmes e inconmovibles en la fe, amando a los hermanos, amándose unos a otros, unidos en la verdad, teniéndose paciencia unos a otros con la mansedumbre del Señor, no despreciando a nadie.
Cuando puedan hacer el bien, no lo posterguen, pues la limosna libera de la muerte. Todos ustedes estén sometidos los unos a los otros, teniendo una conducta irreprensible entre los paganos, para que por sus buenas obras (también) reciban la alabanza y el Señor no sea blasfemado por causa de ustedes. Pero pobre de aquel por quien sea blasfemado el nombre del Señor. Enseñen, pues, a todos la sobriedad en la que viven ustedes mismos.”
El Papa: Los ancianos solos y los jóvenes pegados al smartphone
Audiencia General. El Papa Francisco ha comenzado una serie de catequesis sobre el sentido y el valor de la vejez
“Nunca hemos sido tan numerosos en la historia humana”, dijo el Papa Francisco de 85 años. “El riesgo de ser descartados es aún más frecuente: los ancianos son vistos a menudo como “un peso”.
En el aula Pablo VI del Vaticano, el Papa ha comenzado este miércoles, 23 de febrero de 2021, una serie de catequesis sobre el sentido y el valor de la vejez.
El Papa ha citado una carta, laica, escrita por el gobierno italiano, sobre los derechos de las personas mayores y los deberes de la comunidad. “No lo ha escrito la Iglesia, es muy laica, pero es útil”.
En dicha carta se lee:
1 La persona mayor tiene derecho a tomar sus propias decisiones de forma independiente, libre, informada y consciente en relación con las opciones de vida y las decisiones importantes que le afecten.
- Es deber de los familiares y de todos los que se relacionan con la persona mayor proporcionarle toda la información y los conocimientos necesarios para una autodeterminación libre, plena e informada en razón de su condición física y cognitiva.
“Desde hace algunos decenios, esta edad de la vida concierne a un auténtico “nuevo pueblo” que son los ancianos”. Lo dice en referencia al aumento de la edad en la población mundial, especialmente en Europa, donde el Papa ha denunciado el “invierno” demográfico, es decir, que no nazcan niños para sustituir a las personas mayores.
El Papa indicó que en la dramática primera fase de la pandemia las personas mayores fueron “los que pagaron el precio más alto”.
Ancianos y ancianos murieron solos aislados en hospicios y hospitales en Europa. Ellos- dijo el Papa “eran la parte más débil y descuidada: no los mirábamos demasiado en vida, ni siquiera los vimos morir”.
En la predicación, insistió en que la familia humana hoy enfrenta una de las “cuestiones más urgentes”: las migraciones y la vejez. Y advirtió: “No se trata solo de un cambio cuantitativo; está en juego la unidad de las edades de la vida”.
“La longevidad se ha masificado y, en amplias regiones del mundo, la infancia está distribuida en pequeñas dosis. Un desequilibrio que tiene muchas consecuencias”.
Una dictadura pro juventud
Luego, el Papa denunció la cultura dominante: El “modelo único el joven-adulto”.
Entonces, clamó contra el totalitarismo detrás de la exaltación de la juventud “como única edad digna de encarnar el ideal humano”.
Destacó que existe en muchas sociedades “el desprecio de la vejez vista como fragilidad, degradación, discapacidad”.
Y sin rodeos, dijo el Papa: este ideal de juventud y fuerza eterna “ha sido el icono dominante de los totalitarismos del siglo XX. ¿Quizás ya lo hemos olvidado?”.
“La prolongación de la vida incide de forma estructural en la historia de los individuos, de las familias y de las sociedades”, añadió.
Ancianos solos y los jóvenes pegados al smartphone
Por ello, invitó a una comunicación concreta y encarnada entre los mayores y los más jóvenes que es, por tanto, esencial, para su bien recíproco.
“Si los abuelos se repliegan en sus melancolías, los jóvenes se encorvarán aún más en su smartphone (o teléfonos inteligentes)”, advirtió el Papa.
“La pantalla puede también permanecer encendida, pero la vida se apaga antes de tiempo. ¿La repercusión más grave de la pandemia no está quizá precisamente en el extravío de los más jóvenes?”, comentó el Papa.
“Los ancianos tienen recursos de vida ya vivida a las cuales pueden recurrir. ¿Verán a los jóvenes que pierden su visión y los acompañarán calentando sus sueños?
Entonces, invitó a encontrar el «dono perdido» de «la alianza entre generaciones», mientras que «la eterna juventud es una alucinación muy peligrosa».
El envejecimiento de la población debe animar hoy a la humanidad a poner más “calidad espiritual” y “sentido comunitario” en la vida de la sociedad.
En el lenguaje político, sin embargo, los «planes de asistencia» tienden a sustituir a los «proyectos de existencia», que traducen «un vacío de pensamiento, de imaginación, de creatividad», lamentó el Obispo de Roma.
“La vejez es un don de madurez y sabiduría. La Palabra de Dios nos ayudará a discernir el sentido y el valor de la vejez”, afirmó el Papa, señalando que “este desafío de la humanidad y de la civilización exige nuestro compromiso y la ayuda de Dios”.
Los ancianos son una bendición, no material de descarte
“La Palabra de Dios nos ayudará a discernir el sentido y el valor de la vejez; el Espíritu Santo nos conceda también a nosotros los sueños y las visiones que necesitamos”. Francisco hizo un llamamiento para luchar contra la cultura del descarte que mañana golpeará también a los hoy jóvenes:
“No olvidemos que en la cultura, sea familiar o social, los ancianos son como las raíces de árbol, tiene toda la sabiduría, y los jóvenes son las flores y los frutos, sino viene la linfa de la raíz jamás podrán florecer”.
El Papa dijo que hará las próximas catequesis para que la figura del anciano no sea visto como material de descarte, sino por el contrario, la personas mayor sea vista como “una bendición para la sociedad”.
Cabe recordar que la catequesis del Papa es un espaldarazo también a la labor de la Pontificia Academia por la Vida del Vaticano que ha preparado el material que el Papa usará en estas predicaciones y ha buscado un diálogo con diversas instancias para defender la vida de los ancianos.
El Papa Francisco ha insistido mucho en los “santos de al lado”. Es decir, en esas personas anónimas que, en silencio, a veces sin saberlo, y con responsabilidad van viviendo el evangelio, construyendo paz y fortaleciendo a los hermanos.
Son como brisa suave, que no hacen mucho ruido, pero traen un aire de frescura y de renovación. Son muchísimos cristianos anónimos que no obstaculizan el Reino de Dios, sino trabajan con ahínco en nombre de Cristo, siguiendo la voz de su conciencia y promoviendo un clima de amor cristiano en toda la cultura.
Aunque no lleven el nombre de “cristianos”, aunque no pertenezcan a ninguna asociación, aunque no hablen de teologías, pero hacen de su vida, una preciosa obra de amor, servicio y construcción. El Papa al convocar el nuevo Sínodo por una Iglesia Sinodal en comunión, participación y misión, quiere abrir los brazos a todos estos esfuerzos de construcción que se encuentran en cualquier parte del mundo.
Es el deseo de establecer un diálogo fraterno y de escuchar atentamente el corazón del otro para poder caminar todos juntos inspirados sólo por el amor a la verdad y a la justicia. Es cierto que en nuestro mundo y en nuestra patria crece como cizaña la división y el antagonismo.
Descalificamos al otro sólo porque no es de nuestro partido, de nuestro grupo o porque piensa diferente. Ya esto aparece también en el corazón de los apóstoles que quieren negar el derecho a la expulsión de los demonios a los que no pertenecían a su grupo. Y Cristo les abre las puertas a todos aquellos que “expulsan demonios en mi nombre”.
¡Qué diferente sería nuestro país y nuestra Iglesia si abriéramos nuestros oídos y nuestro corazón a las propuestas generosas y leales de quien busca el bien y la paz por encima de partidismos y de divisiones! Así, estamos llamados a esta vocación humana y divina de “caminar juntos”, sin violencia, sin engaños para trabajar mano a mano, corazón a corazón, en la construcción de un mundo donde reine la paz. Todos vamos en la misma barca y todos somos importantes en medio de la tormenta. Nadie se salva solo.