Matthew 1:16, Matthew 1:18-21, Matthew 1:24a
Amigos, el Evangelio de hoy se centra en la intrigante figura de José. Él es uno de los santos más queridos, representado en innumerables obras de arte y muy notorio en la vida devocional de muchas personas.
Sabemos muy poco sobre él, y aun así, en los relatos sobre José, aparecen temas espirituales muy poderosos. Se había comprometido con María y esta unión había sido bendecida por Dios. Luego descubre que su prometida estaba embarazada.
Esto debe haber sido un torbellino emocional para él. Y, a un nivel más profundo, una crisis espiritual. ¿Qué quiere Dios que haga? Es entonces cuando el ángel se le aparece en un sueño y le dice: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa”. En ese momento, se da cuenta de que estos acontecimientos desconcertantes son parte de un plan de Dios mucho mayor. Lo que, desde su perspectiva, parece ser un desastre es significativo desde la perspectiva de Dios.
José estaba dispuesto a cooperar con el plan divino, aunque de ninguna manera conocía el marco ni su propósito más profundo. Así como María en la Anunciación, él confió y se dejó guiar.
Guntrano (Gontrán), Santo
Laico, 27 de marzo
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
Rey de Borgoña y Orleáns.
Martirologio Romano: En Chálon-sur-Saóne, en Burgundia, en Francia, sepultura de san Guntrano, rey de los francos, que distribuyó sus tesoros entre las iglesias y los pobres (593).
Breve Biografía
Era nieto de Santa Clotilde. Hermano de los reyes Charibert y Sigebert.
Sus primeros pasos del monarca no fueron los de un santo precisamente. Repudió a su primera esposa, Veneranda, luego de haberle dado sólo un heredero que murió a edad temprana. La segunda esposa, Merestrude no tuvo mejor suerte, murió poco después de su parto junto con el niño. Austrechilde, la tercera esposa, le dio dos niños que murieron jóvenes.
Guntrano, luego de estas vivencias, llegó a la conclusión de que su luto era consecuencia de los pecados cometidos, se comprometió a no caer en la tentación de cambiar de esposa en la búsqueda de un heredero, adoptando a su sobrino Chieldeberto, huérfano de uno de sus hermanos.
En su conversión al cristianismo superó así con remordimiento los actos anteriores de su vida, consagrando su energía y fortuna a construir la Iglesia.
Pacificador, protector de los oprimidos, atendía a los enfermos, tierno con sus súbditos, generoso en sus limosnas, especialmente en épocas de hambre o plaga. Obligaba al correcto cumplimiento de la ley sin favoritismos, perdonó incluso ofensas contra él incluyendo a dos que intentaron asesinarlo.
Murió el 28 de Marzo de 592, fue enterrado en la Iglesia de San Marcelo que él habia fundado, su craneo ahora se conserva en una urna de plata.
Fue declarado santo casi inmediatamente después de su muerte por sus súbditos.
Mi vida, el cielo y la tierra
Santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34. Viernes III de Cuaresma
Por: Redacción | Fuente: Catholic.net
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor que no sea sordo a tus invitaciones, que me acerque a ti para amarte sin condiciones y que descubra el don que hay en mi para mis hermanos en el mundo. Tanto me has amado que yo quiero comunicar ese amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”. Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”. El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús, viendo que había hablado sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Es una gracia encontrar gente que tenga una sensibilidad espiritual grande que en su propia vida puedan descubrir las verdades de Dios de manera palpable. En el día a día se puede ver como Dios actúa en la vida de cada uno y que tenemos la obligación de amarlo. Una vida con o sin Dios es muy diferente. El amor a Dios está entrelazado con el amor a los demás porque el que ama verdaderamente a una persona también ama a las personas y cosas relacionadas con el amado. Esta es nuestra tarea como cristianos, que como dice Jesús nos ayuda en nuestro camino al cielo.
Preocuparse por las necesidades de las demás personas es una gran tarea porque no siempre es fácil hacerlo, Cristo mismo dice que quien ama a los que le hacen el bien ¿Qué mérito tiene? Es así como el amor desinteresado que brota de una unión íntima con el Señor se hace presente. Este debe ser nuestro mayor interés porque ayuda a nuestro crecimiento espiritual y a las personas de nuestro alrededor porque el cristiano es una persona que vive con la mirada en el cielo, pero los pies firmes en la tierra. Se preocupa con las cosas espirituales y busca la forma en la que se hagan presente en sus circunstancias.
La unión con Dios no es algo que se dé de un día para otro por lo que necesitamos aprender a hablar y dejarse formar por Dios. Poco a poco nos acercamos más al Señor para que nos ayude e ilumine en nuestro peregrinar hacia el padre.
«Jesús enseñó una vez para siempre que el amor por Dios y el amor por el prójimo son inseparables, es más, se sustentan el uno al otro. Incluso si se colocan en secuencia, son las dos caras de una única moneda: vividos juntos son la verdadera fuerza del creyente. Amar a Dios es vivir de Él y para Él, por aquello que Él es y por lo que Él hace. Y nuestro Dios es donación sin reservas, es perdón sin límites, es relación que promueve y hace crecer. Por eso, amar a Dios quiere decir invertir cada día nuestras energías para ser sus colaboradores en el servicio sin reservas a nuestro prójimo, en buscar perdonar sin límites y en cultivar relaciones de comunión y de fraternidad».
(Ángelus del Papa Francisco, 4 de noviembre de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Reflexionar y escribir quien es Dios para mí.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Benito Abad, el exorcista por excelencia
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Dolors Massot – publicado el 11/07/23
Un santo tan extraordinario que inspiró una medalla que lleva su nombre
De los primeros años de san Benito tenemos datos gracias a los Diálogos de san Gregorio Magno, escritos en el siglo VI.
Benito nació en el año 480 en la familia Anicia, en Nursia, en la región de Umbría (en la actual Italia). Su hermana gemela, Escolástica, se consagró a Dios ya en su infancia. Él fue enviado en la adolescencia a Roma para recibir instrucción. Pero al ver la degradación de la ciudad que hasta entonces había sido la capital del Imperio y del mundo, decidió abandonarla.
Inician los milagros
La nodriza que le había acompañado a Roma por decisión paterna siguió trabajando para él. Era la única que sabía que Benito se marchaba. Se dirigieron al poblado de Enfide (hoy Affile), en las montañas, a unos 50 kilómetros de Roma. Allí vio con claridad que Dios le pedía que abandonara el mundo y llevara vida de ermitaño.
En ese momento, la nodriza ya se había percatado del poder de origen divino del joven san Benito. Y es que a ella le habían prestado una pieza de cerámica, que se le cayó y se rompió. Benito milagrosamente restauró el objeto.
Comienza su vida monástica
Benito decidió entonces marcharse, esta vez solo, hasta que llegó a Subiaco. Allí se encontró con un monje llamado Romano, quien vivía en un monasterio. Le explicó su deseo y Romano le ayudó: lo llevó a una cueva y le dio unas vestimentas de piel de animal.
La cueva estaba en una montaña de difícil acceso. Allí vivió tres años y Romano le llevaba a diario la comida, que hacía llegar con una cuerda.
Ataques y tentaciones vencidas
Dos anécdotas nos hacen entender la naturaleza de este gran santo:
En un monasterio cercano falleció el abad. Los monjes, que admiraban a Benito, le pidieron que fuera su sucesor. Benito accedió, pero el estilo de vida que proponía no cuajó entre ellos. Arrepentidos de su elección, intentaron envenenarlo con vino, pero al ofrecerle el vaso, él le hizo la señal de la cruz y el vaso se rompió en tantos pedazos como si le hubieran tirado una pedrada.
En otra ocasión, el maligno le presentó una tentación carnal muy violenta. Recordó a una mujer, conocida tiempo atrás, y se sintió inmediatamente inflamado por una pasión incontrolable. Para dominarse, el santo se quitó la ropa, y desnudo, se arrojó sobre un gran matorral de espinas. Herido en su carne, pero curado en el alma, nunca más volvió a sufrir ese tipo de tentaciones.
Encuentros con el maligno
Durante toda su vida, San Benito presenció el influjo del demonio sobre personas cercanas a él, pero siempre fue vencido por el santo.
Un día, Benito es llamado a uno de los monasterios fundados por él. Había un monje que no podía permanecer en oración dentro de la capilla, ya lo había amonestado su abad y fue enviado con Benito, que también le llamó la atención. Solo duró dos días el efecto del regaño, por lo que el santo decidió ir personalmente a ver qué pasaba.
Cuando todos estaban dentro del oratorio, un «chiquillo negro», como lo describe San Gregorio Magno, lo tomaba de la orilla del vestido y lo arrastraba afuera, donde se distraía en cosas terrenas e inútiles. Luego de orar tres días junto a los miembros del monasterio, San Benito sale del oratorio y cuando encuentra al monje, lo golpea con su bastón para curar la ceguera de su corazón, quedando liberado para siempre del distractor.
Fundación de monasterios y Regla Benedictina
San Benito, al que se le conoce cada vez más por sus milagros, decide regresar a Subiaco para evitar más tentaciones. Allí estuvo 30 años predicando «la Palabra del Señor». En el año 530 fundó el monasterio de Monte Cassino, entre Roma y Nápoles. Creó trece monasterios cerca de Subiaco y en cada uno de ellos había 12 monjes con su propio abad. Compuso su propia regla, la Regla Benedictina.
Su lema, que permanece hasta nuestros días, Ora et Labora, hace referencia a una vida monacal en la que se combinan trabajos con la intensa vida de piedad, en pleno apartamiento del mundo.
Su fiesta se celebra el 11 de julio.
Oración
Concédenos, Dios todopoderoso, que el ejemplo de san Benito, patrono de Europa, nos estimule a una vida más perfecta para responder fielmente a nuestra vocación. Por Jesucristo nuestro Señor.