Luke 1:26-38

Amigos, el Evangelio de hoy declara la importancia del fiat de María. Cuando María dice “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, Ella demuestra tanta fe y así enmienda el rechazo de Eva. Y este fiat a lo imposible hace posible la Encarnación de Dios. Al aceptar la seducción del encantador Misterio, ella permitió al amor de Dios encarnarse para la transformación del mundo.

En la fe católica, María es elogiada como la Madre de la Iglesia, la matriz de todo discipulado. Esto significa que su fiat es el fundamento y modelo de toda respuesta de un discípulo al deseo de Dios por encarnarse. Meister Eckhart dijo que todos los creyentes se convierten en “madres de Cristo”, testigos de la palabra encarnada, en la medida en que consienten a la pasión divina por involucrarse concretamente en la creación.

Domingo de Silos, Santo

Abad, 20 de diciembre

Por: Redacción | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: En el monasterio de Silos, en la región de Castilla, en España, santo Domingo, abad, el cual, siendo ermitaño, restauró después este monasterio que estaba relajado, introdujo allí la disciplina y favoreció día y noche la alabanza divina († 1073).

Breve Biografía

Su vida la escribió con devoción precisa un monje contemporáneo llamado Grimaldo, que además fue religioso de su casa. Lo que se describe en latín decadente de última hora fue luego puesto en el balbuciente romance de lengua castellana por Gonzalo de Berceo ya en el siglo XIII.

Nace alboreando el siglo XI en Cañas, cerca de Nájera, en el reino de Navarra; no se sabe si de cuna noble o del pueblo llano, ni si rico o pobre. Sí se le conoce pastoreando cuando niño y dado a compartir comida y leche de oveja con los viandantes. Es apacible de carácter y muestra cierta inclinación al estudio; quizá por eso sus padres le orientan hacia la clerecía que es, en su tiempo, un modo de conseguir honores y riquezas, casi tanto como las armas, aunque él piensa más en su santificación y en la gloria de Dios que en los triunfos humanos.

El obispo lo ordena sacerdote. Pero Domingo Manso llega a sentirse indigno y nota pavor porque es duro y muy difícil vivir en solitario tan sublime ministerio. Después de año y medio se retira. Ya no hay eremitas; la quintaesencia se busca en los monasterios. Entra en el antiguo y observante cenobio de San Millán de la Cogolla, tomando el hábito negro de San Benito. Recibe y da ejemplo.

Encargado del priorato de Santa María, lo rehace.

Los monjes de San Millán vuelven los ojos a él y le piden sea su prior. Pasa de «pastorcillo» a «pastor». Y mientras cumple este encargo, el rey don García de Navarra, duro de carácter y tenaz, conocido como «el de Nájera», le pide los tesoros del cenobio; pero da con un compatriota que también lleva en la sangre lo que dan la tierra y la época en cuanto se refiere a tozudez y firmeza. Pone cara al rey y defiende lo que es patrimonio de su casa y de su iglesia. Esta actitud le valió el destierro voluntario a las tierras de Castilla donde reina el hermano de don García.

El bondadoso rey Fernando, le encomienda poner en pie el monasterio —por entonces en ruinas— de San Sebastián de Silos que fundó o restauró Fernán González en el 909 y que sobrevive casi deshabitado. Fue una obra gigantesca que en España ayuda a la configuración de la gran Castilla en cuanto llega a convertirse en un foco civilizador en el lugar por donde poco antes andaban los sarracenos. Llegan más y más gentes al calor del monasterio. Entre el ruido de los martillos de canteros, las sierras de carpinteros, los cinceles de los escultores, los cencerros de las vacas y las esquilas de las mulas, también suenan las campanas que llaman a Vísperas, a Misa y a los rezos. Con ello, se escucha la alabanza de los monjes que va aprendiendo el pueblo. Las tierras son bien labradas y hay horno de pan dispuesto. Ovejas y bueyes pastan por los amplios campos llanos. Se va haciendo arte al terminar las obras con esmero. Y el estudio de los monjes requiere libros que se guardan como tesoro sin precio.

Murió el santo abad —»Abad de santa vida, de bondad acabado», según escribe su cantor— que supo vivir de oración y penitencia el 20 de diciembre del año 1073 dejándole al monasterio de Silos su nombre como título.

¡Alégrate!

Santo Evangelio según San Lucas 1, 26-38. Feria privilegiada de Navidad

Por: Jesús Salazar, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ayúdame, Señor, a vivir en la alegría de tu resurrección esperando, ardientemente, la venida de tu Santo Espíritu.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José.

La virgen se llamaba María.

Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y el reinará sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reinado no tendrá fin». María dijo entonces al ángel: «¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes, la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios». María contestó: «Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho». Y el ángel se retiró de su presencia.

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En estos días de Adviento, hemos estado meditando en la alegría del próximo nacimiento de Jesús. Sin embargo, ¿qué nos dice el Evangelio de hoy?

En primer lugar, una de las últimas palabras de Cristo en la Cruz fue: «Mujer, ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre».(Jn 19, 27). Meditar en el Evangelio de hoy nos hace entrar como verdaderos hijos de Dios al corazón de nuestra Madre, y esto debería producir en nosotros una verdadera alegría y valor para ser portadores del mensaje de Dios como el ángel: ¡Alégrate, no temas!

En segundo lugar, el Adviento también es un tiempo de esperanza en las promesas de Cristo resucitado. «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con sus sombra». (Lc 1, 35) El mismo Espíritu que sopló sobre las aguas del caos en el génesis; el mismo que obró en la encarnación en el seno virginal de María; y el mismo que descendió sobre los apóstoles en Pentecostés, es el espíritu que Dios nos quiere dar.

No obstante, Dios no coacciona nuestra libertad. María respondió «hágase en mí según tu palabra». Su «sí» transformó la historia. ¿Cuánto podrá hacer el Señor con tu «sí» a la acción del Espíritu Santo?

«¿Ha existido en la historia una persona más disponible que María, como vemos en la anunciación? Dios la preparó para aquel momento y ella respondió con amor y confianza. Así también el Señor nos ha preparado a cada uno de nosotros y nos ha llamado por nuestro nombre. Responder a esa llamada es un proceso que dura toda la vida. Cada día estamos llamados a aprender a ser más disponibles al Señor en la oración, meditando sus palabras y buscando discernir su voluntad».

(Discurso de S.S. Francisco, 2 de diciembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy contagiaré de alegría a las personas de mi entorno para dar testimonio, sin temor, de que Cristo vive.

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Santo Domingo de Silos, un abad inspirador

Circle of Pere Nicolau-(CC BY-SA 3.0) modified

Dolors Massot – publicado el 20/12/14

Prior del monasterio de San Millán de la Cogolla, cuna del castellano, y posteriormente abad modélico de Silos

Domingo nació en Cañas (entonces Reino de Navarra y actualmente La Rioja) en el año 1000. Pastoreó las ovejas de su padre al tiempo que estudiaba.

Fue ordenado sacerdote y posteriormente escogió retirarse a la vida contemplativa.

Fue nombrado prior del monasterio de san Millán de la Cogolla. Sin embargo, el rey García Sánchez III le exigió la entrega de los tesoros del cenobio. Al negarse, asumió el destierro voluntariamente y acogerse a la protección del rey de Castilla Fernando III.

Este le instala en el monasterio de san Sebastián de Silos, que estaba en ruinas, y le encarga su recuperación.

Domingo será el abad y es tan ejemplar su vida que a su muerte, el 20 de diciembre de 1073, deciden cambiar el nombre del monasterio: en su honor será Santo Domingo de Silos.

La tumba del santo se encuentra todavía hoy en el claustro del monasterio.

© abadiadesilos.es

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Santo patrón

Santo Domingo de Silos es abogado de felices partos. A él acuden también las mujeres estériles.

Oración a santo Domingo de Silos (de la Novena)

Santo Domingo de Silos, Moisés segundo de la ley de gracia y padre cariñoso de pobres desvalidos: yo, persona más indigna de todas, pido humildemente tu ayuda, y te suplico que me alcances del Padre de las misericordias lo que necesito y le pido por tus méritos; y si mi petición no fuera recta, para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de mi alma, te ruego no atiendas a lo que mi afecto pide, sino a lo que a mi alma conviene; concediéndome constante aceptación de la divina voluntad. Amén.