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• Luke 1:26-38
Amigos, hoy celebramos al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María.
En 1854, el Papa Pío IX declaró el dogma de la Inmaculada Concepción de María. La verdad de que María, por gracia especial, fue preservada libre del pecado original desde el primer momento de su concepción.
Si este no fuera el caso, el ángel no se hubiera referido a ella en la Anunciación como Kecharitomene (llena de gracia). ¿Por qué Dios haría tal cosa? ¿Y no quiere decir esto que María no necesita ser redimida?
La respuesta tradicional es que Dios quiso preparar una vasija digna para recibir su Palabra. Así como el lugar Santísimo, el Sanctum Santorum, del templo se mantuvo puro e inviolable, el Templo definitivo, verdadera Arca de la Alianza, que es la propia María, debería serlo aún más.
El Beato Juan Duns Scotto explicó que María está realmente redimida por la gracia de su Hijo. Pero como esta gracia existe fuera del tiempo, ella puede aplicarse de manera que trascienda los ritmos ordinarios del tiempo. Por lo tanto, María, por una especie de fuerza preventiva, ha sido liberada, por la gracia de Cristo, del pecado original.
Recordemos que esta perfección de María, la llena de gracia, la declara el ángel dentro de las paredes de su casa: no en la plaza principal de Nazaret, sino allí, en el ocultamiento, en la mayor humildad. En esa casita de Nazaret palpitaba el corazón más grande que una criatura haya tenido jamás. Queridos hermanos y hermanas, ¡esta es una noticia extraordinaria para nosotros! Porque nos dice que el Señor, para hacer maravillas, no necesita grandes medios ni nuestras sublimes habilidades, sino nuestra humildad, nuestra mirada abierta a Él y abierta también a los demás. Con ese anuncio, dentro de las pobre paredes de una pequeña casa, Dios cambió la historia. (Ángelus, 8 de diciembre de 2021)
La Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María
Solemnidad, 8 de diciembre
SOLEMNIDAD
Martirologio Romano:
Solemnidad de la Concepción Inmaculada de la bienaventurada Virgen María, que, realmente llena de gracia y bendita entre las mujeres, en previsión del nacimiento y de la muerte salvífica del Hijo de Dios, desde el mismo primer instante de su Concepción fue preservada de toda culpa original, por singular privilegio de Dios. En este mismo día fue definida, por el papa Pío IX, como verdad dogmática recibida por antigua tradición (1854).
Todo lo que se refiere a la Santísima Virgen María es un maravilloso misterio. Como la primera y más importante de las prerrogativas suyas es su condición de ser Madre de Dios, todo lo que deriva de ello-el caso de ser Inmaculada, por ejemplo- es una consecuencia de su especialísima, impar e irrepetible situación en medio de los hombres.
De hecho, en un tiempo concreto, justo en 1854, el papa Pío IX, de modo solemne y con todo el peso de su autoridad suprema recibida de Jesucristo, afirmó que pertenecía a la fe de la Iglesia Católica que María fue concebida sin pecado original. Lo hizo mediante la bula definitoria Ineffabilis Deus donde se declaraba esa verdad como dogma de fe.
Poco a poco fue descubriéndolo en el andar del tiempo y atendiendo a los progresos de la investigación teológica, al mejor conocimiento de las ciencias escriturísticas, a lo que era realidad viva en el espíritu y vida de los católicos y después de consultado el sentir del episcopado universal.
No es en ningún momento un gesto debido al capricho de los hombres ni a presiones ambientales o conveniencias económicas, políticas o sociales por las que suelen regirse las conductas de los hombres. No; es más bien la fase terminal y vinculante de un largo y complejo proceso en que se va desarrollando desde lo más explicito y directo hasta lo implícito o escondido y siempre al soplo del Espíritu Santo que asiste a la Iglesia por la promesa de Cristo. Por tanto, la definición dogmática no es la creación de una verdad nueva hasta entonces inexistente, sino la confirmación por parte de la autoridad competente de que el dato corresponde al conjunto de la Revelación sobrenatural. Por eso, al ser irreformable ya en adelante, asegura de manera inequívoca las conciencias de los fieles que al profesarla no se equivocan en su asentimiento, sino que están conforme a la verdad.
El libro del Génesis, la Anunciación de Gabriel trasmitida en el tercer evangelio, Belén donde nace el único y universal Redentor, El Calvario que es Redención doliente y el sepulcro vacío como triunfante se hacen unidad para la Inmaculada Concepción.
Los Santos Padres y los teólogos profundizaron en el significado de las palabras pondré enemistades entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya reveladas y en los hechos; relacionaron las promesas primeras sobre un futuro Salvador, descendencia de la mujer, que vencería en plenitud al Maligno con aquellas palabras lucanas llena de gracia salidas del ángel Gabriel. Compararon a la Eva, madre primera de humanidad pecadora y necesitada de redención, con María, madre del redentor y de humanidad nueva y redimida. Pensaron en la redención universal y no podían entender que alguien -María- no la necesitara por no tener pecado. Con los datos revelados en la mano se estrujaron sus cabezas para entender la verdad universal del pecado original transmitido a todo humano por generación.
Jugaron con las palabras Eva -genesíaca-, y Ave -neotestamentaria-, ambas del único texto sagrado, viendo en el juego maternidad analógica por lo común y lo dispar. Vinieron otros y otros más hablando de la dignidad de María imposible de superar; el mismo pueblo fiel enamorado profesaba la conveniencia en Ella de inmunidad, pero aún quedaban flecos sin atar. Salió algún teólogo geniudo diciendo ¡imposible! y otro sutil, que hilaba muy fino, afirmó que mejor es prevenir que curar la enfermedad para afirmar que la redención sí era universal y María la mejor redimida.
Solucionadas las aparentes contradicciones de los datos revelados que ataban todos los cabos sueltos y comprendido cuanto se puede entender en la proximidad del misterio, sólo quedaba dar la razón de modo solemne a la firme convicción de fieles y pastores en el pueblo de Dios que intuía, bajo el sereno soplo del Espíritu, que por un singular privilegio la omnipotencia, sabiduría y bondad infinitas de Dios habría aplicado, sin saber cómo, los inagotables méritos del Hijo Redentor a su Santísima Madre, haciéndola tan inocente desde el primer instante de su concepción, como lo fue después y para siempre, por haberla amado más que a ninguna otra criatura y ser ello lo más digno por ser la más bella de todo lo que creó. Así lo hizo, aquel 8 de diciembre, el papa Pío IX cuando clarificó para siempre el significado completo de llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
Mientras los teólogos estudiaban y discutían todos los pormenores, los artistas les tomaron la delantera, sobre todo los españoles Murillo, Ribera, Zurbarán, Valdés Leal y otros; también no españoles como Rubens o Tiepolo. Ponían en sus impresionantes lienzos a la Inmaculada con túnica blanca y manto azul, coronada de doce estrellas, que pisaba con total potestad y triunfo la media luna y la humillada serpiente.
Según tu palabra
Santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38.
Inmaculada concepción de la Santísima Virgen María
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¡Dios te salve, llena de gracia, María! Hoy me pongo bajo tu manto. Enséñame a ser un hijo que se parezca a ti en la fe, en la esperanza, en el amor. Muéstrame a tu Hijo, Jesucristo, pues en Él está el Reino, la paz, la justicia y la Vida. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
«La virgen se llamaba María». El evento más grande de la historia comienza del modo más pequeño. Una jovencita es elegida en un pueblo a las orillas de un país que está sometido a un imperio. Dios envía su ángel a una casa humilde, y allí decide iniciar la redención del mundo entero.
¡Qué grande es María! Y curiosamente es grande porque es pequeña, pues deja espacio en su corazón para Dios. No vive llena de sí misma; no sabemos qué proyectos tenía, fuera de su matrimonio con José y de su propósito de virginidad; el Evangelio no nos dice cuáles eran sus habilidades, ni su experiencia en el trabajo, ni sus áreas de interés, nada… Todo lo que María era hasta entonces se convirtió en una ofrenda a Dios. Se lo dio todo, y tomó lo que el Señor le pedía: ser la Madre de Dios.
Tras el momento de la Anunciación, María comenzó un camino de fe. Sabía que sería madre, y que su Hijo sería grande. Los detalles, sin embargo, estaban todavía ocultos: ¿Cómo evitar un malentendido con su esposo? ¿Acaso viviría como madre soltera? ¿Quién se encargaría entonces de dar sustento al niño? ¿Cómo lograría su Hijo llegar a ser de importancia en Israel, viniendo de un hogar tan lejano y pobre? ¿Era posible que alguien reinara en ese rincón dominado por los romanos? Y aun así, María confía. Todo estaba en las manos de Dios, Él se encargaría de que las cosas fueran saliendo, paso a paso…
Gracias, María, por vivir abierta de par en par a la Voluntad de Dios. Con tu obediencia hemos recibido a Jesús, nuestro Salvador. Enséñame, madre, a ser atento como tú a los mensajes de Dios. Ayúdame a poner su Voluntad en el primer lugar de mis planes y acciones. Acompáñame en el camino, que avance siempre con fe y por la fe. Que en este día y todos los días pueda repetir tu oración: «Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».
«En el “sí” de María está el “sí” de toda la historia de la salvación y ahí comienza el último “sí” del hombre y de Dios: ahí Dios recrea, como en el principio con un “sí” hizo el mundo y el hombre, esa hermosa creación: con este “sí” yo vengo para hacer tu voluntad, y de una manera más maravillosa recrea el mundo, nos recrea a todos nosotros. Es el “sí” de Dios que nos santifica, que nos hacer ir hacia adelante en Jesucristo. Por eso, hoy es el día justo para dar gracias al Señor y preguntarnos: ¿soy hombre o mujer del “sí” o soy hombre o mujer del “no”? O ¿soy hombre o mujer que miro un poco hacia otro lado, para no responder? Que el Señor nos dé la gracia de entrar en este camino de hombres y mujeres que han sido capaces de decir el “sí”». (Homilía de S.S. Francisco, 8 de abril de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré hoy rezar al menos un misterio del rosario, pidiendo por las vocaciones a la vida consagrada.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Explicando la Inmaculada Concepción
La Virgen María fue concebida sin el pecado original. ¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos?
Pregunta un lector:
Hola, Hace unos meses atrás escuché al diácono diciendo que María fue concebida sin pecado original y luego dijo que ella nació sin pecado.
Yo siempre pensé que cuando se decía de la Virgen sin pecado concebida se refería a la Concepción de Jesús por medio del Espíritu Santo y por ende él era el nacido sin pecado.
¿Qué razones podemos dar para explicar esto a católicos y no católicos?
Respuesta
Es un hecho que Dios nos creó con diferentes maneras de ser a cada uno y también nos llama a un diferente ministerio o servicio a Él y a nuestro prójimo. En este caso La Santísima Virgen María fue creada ex profeso (y sólo ella) para ser la progenitora del Hijo de Dios, con todas las consecuencias que esto traería.
Una de las maravillosas y principales consecuencias es la que veremos en este tema y te ayudará a dar razones de lo que creemos.
La Inmaculada Concepción De María
Cuando usamos este título lo que queremos decir es que la Virgen María fue concebida sin el pecado original. Los motivos por los que estamos seguros de esta gran verdad son los siguientes:
1.- Razón principal.
Jesucristo, el Salvador prometido (Gen 2,15; Is 11,2), por necesidad tendría que venir a nosotros mediante un acto purísimo, libre de todo defecto o pecado (Fil 2,6-7), para que esto fuera así tendría que nacer en una mujer totalmente pura desde el punto de vista sobrenatural y moral.
Digamos entonces que Dios, como muestra de su honor y poder nos trajo a la Virgen María engendrada y nacida totalmente libre de defecto, que significa libre del menor vestigio del pecado original, que es lo único que podría mancharla. Esto fue posible por los Méritos de Jesucristo.
Pongamos un ejemplo para explicarlo más sencillamente: Cuando a una persona la llevan a la cárcel, puede ir después el abogado y pagando una fianza o cantidad de dinero lográ sacarlo de allí. La persona estuvo dentro y tal vez hizo algo malo para merecer eso, sin embargo, gracias a la fianza logró salir.
Pero también puede darse el caso de que otra persona vaya a ser llevada a la cárcel y el abogado ponga antes «un amparo» y logre que esta persona NO entre y no pise nunca la cárcel.
Algo similar a este segundo caso pasó con la Santísima Virgen María que normalmente, igual que todos los seres humanos, merecería nacer con el pecado original, pero por los méritos de Jesucristo al ser ella escogida para ser su madre y haberlo aceptado, gracias a los méritos de Jesús-como el amparo- ella fue liberada por Dios para que el Hijo de Dios que es perfecto y santo naciera de una mujer que hubiera sido concebida sin la mancha del Pecado Original.
2.- Razón bíblica.
Lo anterior nos sirve para profundizar el texto bíblico de Lc.1,28. La palabra griega empleada por el códice es Kejaritomene = Agraciadísima. A su vez esta palabra viene de una palabra hebrea como «Kedesh»= piadoso, o «santo» en alguno de sus superlativos ó grado máximo y «Gratia plena» (del texto latino).
Llegó el Ángel hasta ella y le dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Lc 1,28
Traducido literalmente dice «Plenitud de gracia», o en el Ave María en español que dice: «Llena eres de gracia» (Perfección sobrenatural en grado tal que ningún ser humano puede tenerla excepto Jesucristo que es Hombre-Dios).
Lo que la Biblia y sus autores nos quisieron decir con esa palabra es algo tremendo. Ella es: «La Santísima Virgen María». Por lo tanto si ella era la «Santísima» tenía que haber nacido sin ninguna mancha de pecado.
Otro ejemplo está en Jueces 6,12 que dice: «Y el ángel de Yahvé se le apareció y le dijo: «Shalóm lac, gibor hehayil»
(Texto hebreo que significa: «Super-valientísimo». Y el personaje mencionado, llamándose Gedeón, el ángel (enviado por Dios [v.11] le llama «valiente en grado máximo».
Así, igual, en Lc,1,28 el ángel enviado por Dios le llamó a María así: «Poseedora de gracias en grado máximo», tanto en cantidad como en calidad; y una de ellas sería el nacer inmaculada.
Esto ilumina Gn 3,15 donde la enemistad entre la serpiente y la mujer significa una lucha, esto es: El Maligno que es «suma de maldad» luchando contra «suma de santidad» que es María, madre del Salvador.
Eso es lo que la Biblia nos quiso decir. Por eso María tendría que nacer sin la mancha del Pecado Original.
3.- Razón eclesial.
Nuestra fe no está basada solamente en lo que está escrito en la Biblia, sino también en la Iglesia que es el pilar y columna de la Verdad (1 Tim 3,15). Por eso Jesús no mandó escribir ni él escribió nada.
En el orden del tiempo la Iglesia es antes que la Biblia. Por este motivo veamos aquí la voz de la autoridad de la Iglesia Católica sobre este tema:
El 8 de Diciembre de 1854, el Papa Pío IX definió como dogma la » Inmaculada Concepción de María » en su Bula «Inefabilis Deus».
Agradezcamos a Dios el maravilloso regalo de enviarnos a su Hijo Jesucristo por medio de la Inmaculada concepción de María.
8 cosas que necesitas saber sobre la Inmaculada Concepción
Presentamos esta lista para entender y celebrar mejor esta festividad
Para entenderlo mejor y saber cómo celebrarlo, te presentamos a continuación ocho cosas que necesitas saber:
1. ¿A quién se refiere la Inmaculada Concepción?
Hay una idea popular que se refiere a la concepción de Jesús por la Virgen María pero no es a este hecho al que se refiere esta solemnidad, sino a la manera especial en la cual fue concebida María.
Esta concepción no fue virginal (es decir, que ella tuvo un padre humano y una madre humana), pero fue especial y única de otra manera…
2. ¿Qué es la Inmaculada Concepción?
La explicación está en el mismo Catecismo de la Iglesia Católica:
490 Para ser la Madre del Salvador, María fue «dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante». El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como «llena de gracia». En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios.
491 A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María «llena de gracia» por Dios (Lc 1, 28) había sido redimida desde su concepción. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX:
‘… la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano’.
3. ¿Significa esto que María nunca pecó?
Sí. Debido a la forma de redención que se aplicó a María en el momento de su concepción, ella no solo fue protegida del pecado original, sino también del pecado personal. El Catecismo lo explica:
493 Los Padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios «la Toda Santa» (Panaghia), la celebran «como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo». Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.
4. ¿Significa que María no necesitaba que Jesús muriera por ella en la cruz?
No. Lo que hemos citado es que María fue concebida inmaculadamente como parte de su ser “llena de gracia” y así “redimida desde el momento de su concepción” por “una singular gracia y privilegio de Dios Todopoderoso y por virtud de los méritos de Jesucristo, salvador de la raza humana”. El Catecismo afirma:
492 Esta «resplandeciente santidad del todo singular» de la que ella fue «enriquecida desde el primer instante de su concepción», le viene toda entera de Cristo: ella es «redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo». El Padre la ha «bendecido […] con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo» más que a ninguna otra persona creada. Él la ha «elegido en él antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor».
508 De la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la Madre de su Hijo. Ella, «llena de gracia», es «el fruto más excelente de la redención»; desde el primer instante de su concepción, fue totalmente preservada de la mancha del pecado original y permaneció pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.
5. ¿Cómo se entonces a María en paralelo a Eva?
Adán y Eva fueron creados inmaculados –sin pecado original o su mancha. Ambos cayeron en desgracia y a través de ellos la humanidad estaba destinada a pecar.
Cristo y María fueron también concebidos inmaculados. Ambos permanecieron fieles y a través de ellos la humanidad fue redimida del pecado.
Jesús es por tanto el Nuevo Adán y María la Nueva Eva.
El Catecismo señala:
494 … “Ella, en efecto, como dice san Ireneo, ‘por su obediencia fue causa de la salvación propia y de la de todo el género humano’. Por eso, no pocos Padres antiguos, en su predicación, coincidieron con él en afirmar ‘el nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe lo desató la Virgen María por su fe’. Comparándola con Eva, llaman a María ‘Madre de los vivientes’ y afirman con mayor frecuencia: ‘la muerte vino por Eva, la vida por María’”.
6. ¿Cómo se hace María un ícono de nuestro destino?
Aquellos que mueren en la amistad con Dios y así para ir al Cielo serán liberados de todo pecado y mancha de pecado. Seremos así todos vueltos “inmaculados” (Latin, immaculatus = «intachable») si permanecemos fieles a Dios.
Incluso en esta vida, Dios nos purifica y prepara en santidad y, si morimos en su amistad pero imperfectamente purificados, él nos purificará en el purgatorio y nos volverá inmaculados. Al dar a María esta gracia desde el primer momento de su concepción, Dios nos muestra una imagen de nuestro propio destino. Él nos muestra que esto es posible para los seres humanos a través de su gracia. San Juan Pablo II señaló:
En contemplación de este misterio en una perspectiva mariana, podemos decir que “María, al lado de su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La Iglesia debe mirar hacia ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad el sentido de su misión”.
“Fijemos, por tanto, nuestra mirada en María, icono de la Iglesia peregrina en el desierto de la historia, pero orientada a la meta gloriosa de la Jerusalén celestial, donde resplandecerá como Esposa del Cordero, Cristo Señor”.
7. ¿Era necesario para Dios que María fuera inmaculada en su concepción para que pudiera ser Madre de Jesús?
No. La Iglesia sólo habla de la Inmaculada Concepción como algo que era «apropiado», algo que hizo de María una «morada apropiada» (es decir, una vivienda adecuada) para el Hijo de Dios, no algo que era necesario. Así, en preparación para definir el dogma, el Papa Pío IX declaró:
“…y por eso afirmaron (los Padres de la Iglesia) que la misma santísima Virgen fue por gracia limpia de toda mancha de pecado y libre de toda mácula de cuerpo, alma y entendimiento, y que siempre estuvo con Dios, y unida con Él con eterna alianza, y que nunca estuvo en las tinieblas, sino en la luz, y, de consiguiente, que fue aptísima morada para Cristo, no por disposición corporal, sino por la gracia original”.
“Pues no caía bien que aquel objeto de elección fuese atacado, de la universal miseria, pues, diferenciándose inmensamente de los demás, participó de la naturaleza, no de la culpa; más aún, muy mucho convenía que como el unigénito tuvo Padre en el cielo, a quien los serafines ensalzan por Santísimo, tuviese también en la tierra Madre que no hubiera jamás sufrido mengua en el brillo de su santidad”.
8. ¿Cómo celebramos la Inmaculada Concepción hoy?
En el rito latino de la Iglesia Católica la Solemnidad de la Inmaculada Concepción es el 8 de diciembre y en muchos países es una fiesta de guardar; por tanto el fiel católico debe asistir a Misa.
¿Qué es la Inmaculada Concepción?
¿Qué quiere decir que la Virgen María fue concebida sin pecado? ¿Por qué es un dogma? ¿Qué supone para la vida cristiana?
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La Inmaculada Concepción de María constituye para los católicos una buena noticia. Porque da esperanza en la liberación del pecado traída por la redención de Cristo en la Cruz. Durante los siglos, a pesar de las dificultades en la definición del dogma, el pueblo católico ha creído y defendido intensamente esta verdad.
El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX (Giovanni Maria Mastai Ferretti, 1792-1878) proclamaba con la bula Ineffabilis Deus el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
Es decir, que la Virgen María había sido preservada por Dios desde el mismo instante de su concepción, por los méritos de la redención de Cristo, del pecado original que todos los hombres tienen por la transgresión de Adán, para prepararse la más perfecta madre para su Hijo.
«El misterio de la Inmaculada Concepción es fuente de luz interior, de esperanza y de consuelo«. Lo afirmó Benedicto XVI durante la oración del rezo del Ángelus el día de la Inmaculada del año 2010.
Pureza inspiradora
Sobre la pureza de María, Benedicto XVI decía el 8 de diciembre de 2009:
“María Inmaculada nos ayuda a redescubrir y defender la profundidad de las personas, pues en ella se da una perfecta transparencia del alma en el cuerpo.Es la pureza en persona, en el sentido de que espíritu, alma y cuerpo son en ella plenamente coherentes entre sí y con la voluntad de Dios”.
El Papa anima a dirigirse a la Inmaculada con la alegría de ser sus hijos: “Cada vez que experimentamos nuestra fragilidad y la sugestión el mal, podemos dirigirnos a Ella, y nuestro corazón recibe luz y consuelo”.
La historia de la fe en la Inmaculada Concepción
En el caso de la Inmaculada Concepción, el sentir del pueblo fiel ha ido por delante de la formulación del dogma, ya desde los primeros siglos.
En la Edad Media, la controversia llegó a extremos épicos. Por ejemplo, la defensa de la fiesta empujó a los monjes ingleses en el siglo XI a resistir a los normandos invasores.
Y en las universidades del continente, profesores y alumnos se juramentaban con pactos de sangre en defensa de la Inmaculada.
Son numerosas las leyendas medievales de apariciones y visiones angélicas en este sentido.
Inspirando a artistas
Existe un gran patrimonio artístico y cultural sobre la Inmaculada, especialmente en los países hispanos, en el sur de Italia y en Estados Unidos.
Son obras de arte que muestran cuán profundamente repercute en la vida cristiana la preservación de María del pecado original desde su concepción.
Muchos santos han hablado con ternura de la Inmaculada. Uno de ellos fue, por ejemplo, san Maximiliano Kolbe, quien afirmó:
El Espíritu Santo mora en Ella, vive en Ella, y esto desde el primer instante de su existencia, siempre y para la eternidad.
Tradición obligada
Es tradicional que cada 8 de diciembre, el Papa se dirija a la Plaza de España de Roma para homenajear a la imagen de la Virgen Inmaculada.
En María resplandece la santidad de la Iglesia que Dios quiere para todos sus hijos. En ella, la Iglesia ha llegado ya a la perfección, por eso acude a ella como “modelo perenne” (en palabras de la carta encíclica de Juan Pablo II Redemptoris Mater) en quien se realiza ya la esperanza escatológica de la vida futura.
Referencias:
Intervención de Benedicto XVI con motivo del Ángelus del 8 de diciembre de 2010
Mensaje de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española en el CL aniversario de la definición del Dogma de la Concepción Inmaculada de la Virgen María
Entrevista al padre José Rodríguez Carballo en Radio Vaticano
Homenaje de Benedicto XVI a la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 2009
Con la definición papal del dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María culminó un largo camino de discernimiento teológico y doctrinal de la Iglesia que duró varios siglos.
La decisión de Pío IX constituyó el culmen de una larga tradición de devoción por María Inmaculada. Desde los primeros siglos del cristianismo, y sobre todo en Oriente, la Iglesia ha celebrado la pureza de María.
Los padres de la Iglesia la definían la “Panaghia”, es decir, la toda santa, santificada por el Espíritu Santo, “lirio purísimo”, “inmaculada”.
Sin pecado
En Occidente, la tradición eclesial mantuvo siempre la doctrina de la Inmaculada Concepción, pero la evolución del dogma se vinculó al discernimiento teológico sobre la cuestión del pecado original.
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Las dificultades se planteaban en dos sentidos: en primer lugar, si María era una excepción, no habría necesitado ser redimida, con lo que la redención no podía considerarse universal, contradiciendo a san Pablo.
El segundo problema lo planteaba el momento en el que María había quedado exenta del pecado, si antes o inmediatamente después de su concepción, pues no existía acuerdo en el modo en que se transmitía el pecado original.
La verdadera controversia comenzó en Europa en el siglo XII, con el surgimiento de las universidades y de la escolástica.
Debate teológico
El teólogo Anselmo de Canterbury elaboró entonces el concepto de prerredención, sosteniendo que a la Virgen le había sido aplicada la redención antes de su nacimiento.
El franciscano Juan Duns (1265-1308), llamado Scoto por ser originario de Escocia, fue el autor de la máxima “Potuit, decuit, fecit” (Dios podía preservar a María, convenía, por tanto lo hizo).
Por tanto, la Inmaculada Concepción no era una excepción a la redención de Cristo, sino su más perfecta y eficaz acción salvífica.
La controversia, con todo, prosiguió y en 1439 la disputa fue llevada ante el Concilio di Basilea.
Un paso importante
Tras dos años de discusiones, los obispos declararon a la Inmaculada Concepción una doctrina piadosa conforme al culto católico, a la fe católica, al derecho racional y a la Sagrada Escritura.
Y establecieron que desde ese momento no se permitiría predicar o declarar algo opuesto. Sin embargo, al no tratarse de un concilio ecuménico, no se pudo pronunciar con la máxima autoridad.
En 1476, con el papa Sixto IV, la fiesta de la Concepción de María fue introducida en el Calendario romano.
Desde el siglo XVI, las grandes universidades se convirtieron en baluartes de defensa del dogma.
Defensores de la Inmaculada
Quien no jurase hacer lo que estuviese en su mano para defender la Inmaculada Concepción, no podía ser admitido como miembro en muchas universidades, como las de Bolonia, Nápoles, París, Colonia, Viena, Coimbra, Lovaina, Salamanca, Sevilla, Valencia, y antes de la Reforma, Oxford y Cambridge.
También hubo órdenes religiosas dedicadas a su defensa, como los Frailes Menores, quienes en 1621 la eligieron como patrona, comprometiéndose a difundir la doctrina en público y en privado.
A nivel de países, España tuvo un papel fundamental en la defensa del dogma.
El 8 de diciembre de 1661, el papa Alejandro VII promulgó la constitución Sollicitudo omnium Ecclesiarum, declarando que la inmunidad de María respecto al pecado original desde el primer momento de la creación de su alma y de su infusión en el cuerpo eran objeto de fe.
También lo recogen los catecismos de Pedro Canisio (siglo XVI), Roberto Bellarmino (siglo XVII) y Jacques Bénigne Bossuet (siglo XVIII).
En Francia…
En 1830, Catalina Labouré (1806-1876), recibió una aparición de la Virgen, quien le confió la tarea de difundir en todo el mundo la “Medalla milagrosa”, con la imagen de María y con la inscripción “Concebida sin pecado”.
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La devoción que suscitó fue tan grande entre los fieles, que muchos obispos pidieron al papa Gregorio XVI la definición del dogma de la Inmaculada Concepción.
Y las peticiones continuaron con su sucesor Pío IX, el cual instituyó una congregación especial de cardenales y miembros del clero secular y regular para que examinase cuidadosamente todo lo relativo a la Inmaculada.
Todos de acuerdo en el dogma
El Papa envió también a todos los obispos católicos la encíclica Ubi primum de 1849, para que comunicasen qué devoción animaba a sus diocesanos hacia la Inmaculada Concepción de la Virgen, y sobre todo lo que los propios obispos opinaban al respecto.
En la Ineffabilis Deus (art 17), Pío IX confesó el “consuelo” que sintió al recibir las respuestas de los obispos.
Estas, “con una increíble complacencia, alegría y fervor”, «reafirmaron la piedad” hacia la Inmaculada Concepción.
Y no sólo eso, sino que “también todos a una” (546 sobre 603 obispos que habían respondido) “ardientemente” pidieron la definición del dogma con un “supremo y autoritativo fallo”.
Al mismo tiempo, también los miembros de la congregación especial habían “pedido con insistencia” al Papa dicha definición, así como un consistorio de cardenales.
Por ello afirmó y definió “que ha sido revelada por Dios, y de consiguiente, qué debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano” (art 18).
Virgen católica
Cuatro años después de la proclamación del dogma, en 1858, la Virgen se apareció en Lourdes (Francia) a la joven Bernadette Soubirous, diciendo: «Yo soy la Inmaculada Concepción «, significativa confirmación de la proclamación de Pío IX.
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El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda en n. 488 que «Dios envió a su Hijo, pero para formarle un cuerpo quiso la libre cooperación de una criatura”.
Y que para ser la Madre del Salvador, María fue «dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante» (490) , “desde el primer instante de su concepción, fue totalmente preservada de la mancha del pecado original y permaneció pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida” (508).
Referencias:
Bula de Pío IX Ineffabilis Deus
Encíclica de Pío IX Ubi primum II (1849)
Enciclopedia católica: La Inmaculada Concepción
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