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• John 13:21-33,

• John 13:36-38
 

Amigos, el Evangelio de hoy es el del relato de la Última Cena, donde Jesús reconoce a Judas como traidor y le dice que haga lo que tiene pensado hacer.

 

Los deseos de Dios han sido, desde el principio, opuestos. Consistentemente, los seres humanos han preferido el aislamiento del pecado a la festividad de la comida sagrada. Los teólogos han llamado a esta tendencia anómala el mysterium iniquitatis (el misterio del mal), porque no hay un fundamento racional para ello, no hay razón para que exista.

Pero allí está obstinadamente, siempre sombreando lo bueno, parasitario sobre lo que trata de destruir. Por lo tanto, no debería sorprendernos demasiado que, a medida que la comida sagrada llega a su expresión más rica posible, el mal la acompaña.

Judas el traidor expresa el mysterium iniquitatis con un poder simbólico particular, ya que había pasado años en la intimidad con Jesús, asimilando los movimientos y pensamientos del Señor de cerca, compartiendo la mesa en comunión con Él, y sin embargo, consideró oportuno entregar a Jesús a los enemigos e interrumpir la coinherencia de la Última Cena.

Aquellos de nosotros que nos reunimos regularmente alrededor de la mesa en intimidad con Cristo y, sin embargo, participamos constantemente en obras de la oscuridad, debemos vernos a nosotros mismos como el traidor.

La oveja descarriada más perfecta en el Evangelio es Judas». Él, en efecto, recordó el Pontífice, es «un hombre que siempre, siempre tenía algo de amargura en el corazón, algo para criticar de los demás, siempre distanciado»: un hombre que no conocía «la dulzura de la gratuidad de vivir con todos los demás». Y dado que esta «oveja» no «estaba satisfecha», entonces «escapaba». «escapaba porque era un ladrón», otros «son lujuriosos» e igualmente «escapan porque existe esa tiniebla en el corazón que les aleja de la grey». Estamos ante «esa doble vida» que existe en «tantos cristianos» (…)  «también nosotros debemos entender a las ovejas descarriadas». En efecto, «también nosotros tenemos alguna cosilla, pequeña o no tan pequeña, de la oveja descarriada». (Homilía Santa Marta, 6 de diciembre de 2016.

 

 

Cástulo, Santo

Mártir, 26 de marzo





Martirologio Romano: En Roma, en la vía Labicana, san Cástulo, mártir.

Breve Biografía

 


Durante el reinado de Diocleciano, el Papa San Cayo estuvo grandemente preocupado por la seguridad de los cristianos en Roma.

Cástulo, un celoso cristiano que era camarero del emperador, se ofreció; a arreglar todo lo necesario para que se tuvieran servicios religiosos en el mismo palacio del emperador, ya que este lugar no se prestaba para investigación alguna; y aún más, Cástulo albergó; a los cristianos en su propia casa, adjunta al palacio y les procuró; un lugar para sus reuniones. No contento con servir así; a la Iglesia, él y su amigo Tiburcio recorrieron Roma convirtiendo hombres y mujeres al cristianismo y llevándoles ante el Papa para que fueran bautizados. Posteriormente fue traicionado por un apóstata cristiano llamado Torcuato.

Llevado ante Fabiano, prefecto de la ciudad, fue cruelmente atormentado y después arrojado a un foso cubierto con arena.

La leyenda diría después que fue enterrado en el cementerio que lleva su nombre en las catacumbas de la Via Labicana en Roma.

Hacia la segunda mitad del siglo VIII, probablemente entre los años 764 y 772, unos monjes llevaron reliquias de San Cástulo desde Roma a un monasterio benedictino en Moosburg. Este monasterio fue importante fuente de cristiandad en las regiones de Holzland y Hallertau. Esta devoción motivó que la Santa Sede declarara a San Cástulo el santo patrono de la Hallertau y de la ciudad de Moosburg.

En las Actas de San Sebastián se menciona que la viuda de Cástulo, Irene de Roma, fue quien se hizo cargo de la recuperación del santo cuando fue herido por las flechas.

Cástulo ser honrado desde la Antigüedad tardía como el santo patrón de los agricultores y pastores.

 

 

Encuentro, gratitud y compromiso

Santo Evangelio según San Juan 13, 21-33. 36-38.

 

Martes Santo.
Por: Jesús Salazar, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



¡Señor, dame un corazón agradecido que pueda amarte a pesar de mis muchos errores.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38



En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró: “Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar”. Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo una seña y le preguntó: “¿De quién lo dice?”. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. Le contestó Jesús: “Aquel a quien yo le dé este trozo de pan, que voy a mojar”. Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dijo entonces a Judas: “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”. Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de noche. Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. “Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: ‘A donde yo voy, ustedes no pueden ir’ “. Simón Pedro le dijo: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jesús le contestó: “¿Con que darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces”.



Palabra del Señor.


 

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Con el Evangelio que meditamos hoy, Jesús nos quiere preparar para que vivamos los días que nos quedan de esta Semana Santa de una forma más intensa y en primera persona. Nos encontramos en el momento más crucial de Jesús con sus discípulos -su último momento juntos-.

Después de estar tres años con Él, sus discípulos se han acostumbrado a verlo; han vencido dificultades juntos, se han divertido, han visto los milagros, pero en este último momento, están solos con el Maestro. Éste es el momento donde entramos cada uno de nosotros en el Evangelio. En él nos vemos reflejados todos sin excepción.

 

En primer lugar, ¿quién no ha rechazado a Cristo y lo ha vendido por obtener un “bien aparente”? Judas Iscariote siempre aparece como el villano de la película, pero nosotros también tenemos un papel en él. Cuando nos dejamos llevar por el mal, entran las tinieblas en nosotros, nuestros ojos no brillan igual, buscamos escondernos de Dios, vemos nuestra desnudez y queriendo cubrirla nos sentimos más vacíos. Pero lo peor no es esto, lo peor es que no se dejó perdonar juzgándose él mismo.

La segunda actitud que encontramos es la del héroe. ¿Quién más que Juan acompañó al Señor hasta su muerte? Esta actitud de valentía Juan no la logró solo, únicamente pudo acompañar al Maestro hasta el final porque confió en Dios y le fue dada la gracia.

Por sus propias fuerzas era imposible que se hubiera mantenido al pie de la cruz con el temor a que fuera él el próximo crucificado. La verdadera actitud heroica en este caso es el amar y sentirse amado, ése es el motor del apóstol.

La tercera actitud es la actitud de la emoción. Pedro precipitadamente le dice a Jesús que lo seguirá donde sea. Jesús, conociendo el corazón de Pedro, sabía que lo iba a negar, que se iba a equivocar, pero Pedro seguía insistiendo que no. Llegada la hora, Jesús tuvo razón. La traición de Judas y la de Pedro fueron exactamente iguales de dolorosas para Jesús. ¿Dónde está la diferencia? Pedro se dejó perdonar, y su emoción repentina se transformó en fuerza para cambiar de vida. De ahora en adelante el centro de su vida sería Jesús, aquel hombre que lo perdonó ya resucitado.

El encuentro personal con Jesús no nos puede dejar indiferentes, del encuentro brota la gratitud del que se siente amado y perdonado y de la gratitud brota el compromiso ¿Qué voy a hacer ahora que Cristo se cruzó en mi vida?

«La fe nos abre a tener un amor concreto, no de ideas, concreto, de obras, de manos tendidas, de compasión; que sabe construir y reconstruir la esperanza cuando parece que todo se pierde. Así nos volvemos partícipes de la acción divina, esa que nos describe el apóstol Juan cuando nos muestra a Dios que enjuga las lágrimas de sus hijos. Y esta tarea divina Dios la hace con la misma ternura que una madre busca secar las lágrimas de sus hijos. Qué linda pregunta la que nos puede hacer el Señor a cada uno de nosotros al final del día: ¿cuántas lágrimas has secado hoy?». (Homilía de S.S. Francisco, 20 de enero de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Buscaré encontrarme con el Señor y le preguntaré: qué quieres de mí. Y le responderé con gratitud y compromiso, confiando en su gracia.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

San Braulio, el sabio obispo patrono de Aragón

Fue obispo de Zaragoza y discípulo de san Isidoro y contribuyó a la unidad el reino y a suavizar las leyes

 

 

San Braulio fue discípulo de san Isidoro, obispo, escritor y doctor de la Iglesia.

Como miembro de la escuela isidoriana, ayudó a la redacción final de las «Etimologías«, un libro crucial para la cultura.

Estuvo presente en los concilios V (636) y VI (638) de Toledo. Influyó en los reyes de su época e hizo que las leyes fueran más justas. Se le atribuyen las Actas de los mártires de Zaragoza.

Falleció el 26 de marzo del año 651.

Santo patrón

San Braulio es patrono de Aragón y de la Universidad de Zaragoza.

Oración

Señor, tú que colocaste a san Braulio en el número de los santos pastores 
y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, 
haz que también nosotros, por su intercesión, 
perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor 
y merezcamos así participar de su gloria. 
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.