Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Oh virgen, ángel en la tierra,
Tu grandeza es famosa en toda la Iglesia,
Tú haces guardia delante del tabernáculo
Y como un serafín te transformas toda en amor.

Reflexión: Virginidad II

Oh, Virgen flor preciosa, oh, Virgen ángel en la tierra, tu grandeza es famosa en toda la Iglesia. Tú haces guardia delante de los tabernáculos y como un serafín te transformas toda en amor. Debemos amar la virginidad porque la iglesia necesita sangre de gentes que entreguen su corazón indiviso al Señor como hostia viva, Santa agradable a Dios. La Iglesia necesita siempre de gentes que entreguen su corazón, indiviso al señor como hostia viva santa agradable a Dios. La iglesia necesita también familias santas, hogares cristianos que sean verdadera levadura de Cristo y den al señor muchas vocaciones de entrega plena a Dios. El Espíritu Santo ejerce una acción especial en el alma que vive con delicadeza la castidad. La virginidad produce en el alma muchos frutos, agranda el corazón y facilita un desarrollo normal de esta afectividad. 2. Da una alegría íntima y profunda aún en medio de contrariedades. 3. Posibilita el apostolado. 4. Fortalece el carácter ante las dificultades. 5. Nos hace más humanos, con más capacidad de entender y compadecernos de los problemas de los demás. En nuestra oración de hoy le pedimos al Señor que tenga misericordia de nosotros y que nos ayude a tener una mayor finura con él. Jesús, guarda nuestro corazón, un corazón grande, fuerte y tierno y afectuoso y delicado, rebosante de caridad para ti, para servir a todas las almas. La verdadera pureza ha de comenzar por el corazón, pues de él proceden los malos pensamientos, las fornicaciones, hurtos, homicidios, adulterios, codicias, maldades, fraude, envidia, soberbia. Las acciones del hombre provienen primero del corazón y si está manchado, el hombre entero queda manchado.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la conocer la virginidad, a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce