Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Oh Jesús mío, Tu ves que Tu santa voluntad es todo para mí. Me es indiferente lo que hagas de mí: me ordenas ponerme a la obra, lo hago con tranquilidad, a pesar de saber que no soy idónea para esto; me haces esperar por medio de Tus sustitutos, así pues, espero con paciencia; llenas mi alma de entusiasmo, y no me das la posibilidad de obrar; me atraes detrás de Ti a los cielos, y me dejas en la tierra; infundes en mi alma el anhelo de Ti, y Te escondes de mí. Muero por el deseo de unirme Contigo por la eternidad, y no permites a la muerte acercarse a mí. Oh voluntad de Dios, Tu eres mi alimento y el deleite de mi alma; cuando me someto a la santa voluntad de mi Dios, un abismo de paz inunda mi alma.
Reflexión: Tu Santa Voluntad
En su diario Santa Faustina nos recuerda: Oh Jesús mío, tú ves que tu santa voluntad es todo para mí. “No todo el que dice Señor Señor entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. La voluntad de Dios es la brújula que nos indica en todo momento el camino que nos lleva a Él. Jesús nos enseñó a pedir en el Padre Nuestro: “Hágase Señor tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. Muchas veces la voluntad de Dios se nos manifiesta a través de aquellas personas a quienes debemos obediencia y a través de los consejos recibidos en la dirección espiritual. En nuestra vida pueden haber momentos de oscuridad, tristeza, dolor, sufrimiento, que nos cueste hacer la voluntad de Dios con tentaciones de desaliento, es allí donde hemos de abrazar la voluntad de Dios, sin poner límite alguno y en una oración perseverante. Dios da siempre suficientes señales para descubrirle pero hacen falta buenas disposiciones interiores para ver al Señor que posa a nuestro lado para hacer su santa voluntad.
Oh Sangre y Agua que brotaste del corazón de Jesús como fuente de Misericordia para nosotros en ti confío.
Desearte un lindo día y el amor misericordioso, te ilumine a ti y a tu familia. Dios te bendiga y te proteja.
Amén.
Dr. Victor Arce.