Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Luego oí estas palabras: «Hija mía, si has agotado el tema que te ha sido propuesto, te daré otro» conteste: «Oh majestad infinita, no me bastará la eternidad para conocerte, sin embargo, mi amor hacia ti ha crecido muchísimo, como un acto de agradecimiento deposito mi corazón a tus pies como un capullo de rosas que su perfume encante tu divino corazón, ahora y en la eternidad.

Reflexión: Tu divino corazón

Que paraíso hay en el alma cuando el corazón siente ser tan amado por Dios,

Hermanos mi corazón estará ahí todos los días dice Jesús, conocer el amor de Jesús y estar llenos de él, es el reino de Dios en el hombre, estos son los frutos del amor a su sagrado corazón que vive y nos ama en el santísimo sacramento, esta devoción es el culto supremo del amor, es el alma y el centro de toda la religión, porque el sagrado corazón de Jesús contiene la gracia y es el modelo y la vida de este amor, en la eucaristía el alma encontrará al corazón de Jesús, de este corazón eucarístico aprenderá amar por lo tanto el amor del corazón de Jesús debe ser siempre eucarístico, debe concentrarse en la divina eucaristía.

El corazón sagrado de Jesús se muestra plenamente en los evangelios, en sus diferentes pasajes como la parábola del hijo prodigo, que revela el amor del padre hacia el hijo, la parábola del buen samaritano, cuyo corazón de Jesús se mueve por compasión hacia el prójimo, las bodas de Cana, que nos muestra la alegría de Dios y también nos muestra su tristeza y sus lágrimas en la tumba de lázaro, su amigo tan querido, y también vemos que el maestro se encoleriza en el templo, cuando dice que han hecho la casa de su padre Dios, una cueva de ladrones, este corazón, lleno de sentimientos, lleno de emociones son las de Dios porque el corazón de Jesús es un lugar donde Dios vive, porque cuando te mueves hacia el corazón de Jesús, te mueves hacia el templo sagrado de Dios, debemos recordar y tener ese gran amor, esa gran devoción al corazón de Jesús, al señor de la misericordia, cuyo centro es la eucaristía, no olvidemos hermanos el gran amor que Dios tiene hacia nosotros.

Padre eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de tu amado hijo nuestro señor Jesucristo como propiciación de nuestros pecados y del mundo entero, y por su gloriosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Oh sangre y agua que brotaste del corazón del Jesús como fuente de misericordia de nosotros, en ti confío.

Desearte un lindo día, que el señor de la misericordia te conceda a ti y a tu familia ese gran amor y devoción del corazón de Jesús.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce