Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Cuando entré en el refectorio, durante la lectura toda mi alma fue sumergida en Dios.  Vi interiormente la mirada de Dios [dirigida] a nosotros con gran agrado.  Me quedé a solas con el Padre celestial.  En aquel mismo instante conocí más profundamente las tres Personas Divinas que contemplaremos durante toda la eternidad y después de millones de años nos daremos cuenta de haber apenas comenzado nuestra contemplación.  Oh qué grande es la misericordia de Dios que admite al hombre a una participación tan grande en su divina felicidad, pero al mismo tiempo un gran dolor traspasa mi corazón por el hecho de que muchas almas han despreciado esta felicidad.

Reflexión: Trinidad Beatísima

Me quedé a solas con el Padre celestial. En aquel mismo instante conocí más profundamente las tres Personas Divinas que contemplaremos durante toda la eternidad y después de millones de años, nos daremos cuenta de haber apenas comenzado nuestra contemplación. 

  • A ti la alabanza, a ti la gloria, a ti hemos de dar gracias por los siglos ¡Oh Trinidad Beatísima!

Misterio central de nuestra fe. La Santísima Trinidad fuente de todos los dones y gracias, misterio inefable de la vida interna de Dios. A diferencia del mundo, Dios es increado. No está limitado a un espacio, es inmenso, ni al tiempo, es eterno. Su poder no tiene límites es omnipotente. Es Jesús quien nos revela la intimidad del misterio trinitario y la llamada a participar en él. También nos revela la existencia del Espíritu Santo junto con el Padre, nos revela la perfecta unidad de vida entre las divinas personas. La Trinidad Beatísima, su vida divina es fecundísima. Eternamente el Padre, por nadie fue hecho, ni creado. El Padre, engendra al Hijo y el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Las tres personas son entre sí coetáneas y coiguales.

Somos hijos del Padre, hermanos y coherederos con el Hijo, santificados por el Espíritu Santo para asemejarnos más a Cristo. Recibimos la filiación divina y nos hace partícipes de su vida. El corazón necesita distinguir y adorar a cada una de las personas divinas. Es un descubrimiento que realiza el alma en la vida sobrenatural. “Padre, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo, te glorifique, en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos”. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te permita creer en el misterio de la Trinidad a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.