Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
¿Cómo podrán sentarse en el trono prometido, a juzgar el mundo, si sus culpas pesan más que las del mundo? Ni penitencia ni reparación…. Oh corazón que Me has recibido por la mañana y al mediodía ardes de odio contra Mi bajo las formas más variadas. Oh corazón, ¿habrás sido elegido especialmente por Mí para hacerme sufrir más? Los grandes pecados del mundo hieren Mi Corazón algo superficialmente, pero los pecados de un alma elegida traspasan Mi Corazón por completo….
Reflexión: Tibieza II
El Señor Jesús empezó a quejarse de las almas de los religiosos y de los sacerdotes, de la falta de amor en las almas elegidas. Permitiré destruir los conventos y las iglesias. Jesús, pero son tan numerosas las almas que te alaban en los conventos. El Señor contestó, ¿Cómo podrán sentarse en el trono prometido a juzgar el mundo si sus culpas pesan más que las del mundo? Ni penitencia ni reparación. Oh corazón que me has recibido por la mañana y al mediodía, ardes de odio contra mí bajo las formas más vanidosas. Oh corazón, habrás sido elegido especialmente por mí para hacerme sufrir más. Los grandes pecados del mundo hieren mi corazón algo superficialmente, pero los pecados en un alma elegida traspasan mi corazón por completo. Nosotros somos la sal de la tierra. Las preserva de la tibieza y la corrupción. La tibieza es una enfermedad del alma que afecta a la inteligencia y a la voluntad y deja al cristiano sin fuerza apostólica y con una vida interior triste y empobrecida. No tiene como centro a Jesucristo. En este estado se pierde la prontitud y la alegría en lo que a Dios se refiere. El tibio es un alma cansada y triste por la que el hombre se vuelve lento para realizar actos espirituales. Las normas de piedad y de devoción son una carga mal soportada. Eres entonces una sal desvirtuada. En la tibieza la imaginación anda suelta. No se rechazan las distracciones. La tibieza en millones de cristianos es la causa que se propague todo tipo de herejías y barbaridades. La tibieza quita la fuerza y la fortaleza de la fe. Pidamos al Señor esa fuerza para reaccionar. Seremos sal de la tierra si mantenemos diariamente un trato personal con el Señor, si frecuentamos la Sagrada Eucaristía. Pidamos a nuestra madre Santa María nos enseñe a ser vigilantes. Si alguna vez sentimos en nuestra alma la tibieza, espantadla.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te libre de la tibieza, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce