Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Al final del Vía Crucis que yo estaba haciendo, el Señor Jesús empezó a quejarse de las almas de los religiosos y de los sacerdotes, de la falta de amor en las almas elegidas.  Permitiré destruir los conventos y las iglesias.  Contesté: Jesús, pero son tan numerosas las almas que Te alaban en los conventos.  El Señor contestó:  Esta alabanza hiere Mi Corazón, porque el amor ha sido expulsado de los conventos.  Almas sin amor y sin devoción, almas llenas de egoísmo y de amor propio, almas soberbias y arrogantes, almas llenas de engaños e hipocresía, almas tibias que apenas tienen el calor suficiente para mantenerse vivas. 

Reflexión: Tibieza

Al final del Vía Crucis que yo estaba haciendo, el Señor Jesús empezó a quejarse de las almas de los religiosos y de los sacerdotes de la falta de amor en las almas elegidas. Permitiré destruir los conventos y las iglesias, contesté. Jesús, pero son tan numerosas las almas que te alaban en los conventos. El Señor contestó: Esta alabanza hiere mi corazón, porque el amor ha sido expulsado de los conventos. Almas sin amor y sin devoción, almas llenas de egoísmo y de amor propio, almas soberbias y arrogantes, almas llenas de engaños e hipocresía, almas tibias que apenas tienen el calor suficiente para mantenerse vivas. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida. Todo cristiano lleno del amor a Dios no se seca jamás, pero si el cristiano deja que el amor se enfríe, que penetre en su alma el aletargamiento, vendrá esa grave enfermedad interior que lo dejará como paja que arrebata el viento. Es la tibieza que vuelve la vida desamorada y sin sentido, aunque externamente puede parecer que nada ha cambiado. Cristo queda como oscurecido en la mente y en el corazón, no se le ve ni se le oye. Queda entonces en el alma un vacío de Dios que se llenará de otras cosas que no son de Dios y no llenan. Una característica de la tibieza es el desaliento que impugna toda la vida de piedad. Se pierde la prontitud y la alegría de la entrega. Otra característica, la fe queda adormecida porque se ha enfriado el amor. Por faltas aisladas no se cae en la tibieza. Esta enfermedad del alma se caracteriza por no tomar en serio los pecados veniales, un estado sin celo, por falta de la voluntad. No es tibieza el sentirse y hallarse en estado de sequedad, de desconsuelo. No se cae en tibieza si los pecados veniales se combaten y se arrepienten.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te libre de la tibieza, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce