Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

26 II 1937. Hoy vi que los sagrados misterios eran celebrados sin vestiduras litúrgicas y en casas particulares, por una tormenta pasajera, y miré el sol que ha salido del Santísimo Sacramento y se han apagado, es decir, han quedado ofuscadas otras luces y todos tenían los ojos vueltos hacia aquella luz; pero en este momento no comprendo el significado.

Camino por la vida entre arcos iris y tempestades, pero con la frente orgullosamente alta, porque soy hija real, porque siento que la sangre de Jesús circula en mis venas y he puesto mi confianza en la gran misericordia del Señor.

Reflexión: Santísimo Sacramento

26 II 1937. Hoy vi que los sagrados misterios eran celebrados sin vestiduras litúrgicas y en casas particulares, por una tormenta pasajera, y miré el sol que ha salido del Santísimo Sacramento y se han apagado.

El Padre busca adoradores en Espíritu y en verdad. La adoración eucarística tiene por objeto la Divina Persona de nuestro Señor Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento. Jesús se quedó en la Sagrada Eucaristía. En este memorable Sacramento se contiene verdadera, real y sustancialmente el cuerpo y la sangre junto con el alma y la Divinidad de Nuestro Señor. En este Divino Sacramento, Jesús está vivo y quiere que le hablemos, él hablará con nosotros. El maestro está aquí y te llama se nos dice cada día, no despreciemos esta invitación, en el sagrario podemos hablarle como hacían los apóstoles y contarle nuestros problemas y alegrías, él nos oye con una mayor intimidad, pues su corazón está lleno de amor por nosotros nos dirá: “Venid también vosotros aparte a un lugar solitario para descansar un poco”. “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados que yo os aliviaré”. Este coloquio espiritual que se establece entre el alma y nuestro señor Jesús es la verdadera meditación eucarística es lo que constituye en realidad la oración: ¡Sé alma de Eucaristía!

Santa Faustina adoradora de Dios en el misterio de la Encarnación: Ruega por nosotros.

Qué tengas un lindo día, el Señor de la Misericordia te conceda la salud a ti y a tu familia.

Que Dios te bendiga y proteja.

Amén.

Dr. Victor Arce.