Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Oh, cuánto deseo ser librada de este cuerpo. Oh Jesús mío, Tu sabes que en todos mis deseos quiero ver siempre Tu voluntad. De por mi no quisiera morir ni un minuto antes ni tampoco vivir un minuto más, ni que disminuyan (92) los sufrimientos ni que aumenten, sino que deseo únicamente lo que sea conforme a Tu santa voluntad.
Reflexión: Santa voluntad
Oh cuánto deseo ser librada de este cuerpo, oh Jesús mío tú sabes que en todos mis deseos quiero ver siempre tu voluntad. De por mí, no quisiera morir ni un minuto antes ni tampoco vivir un minuto más, ni que disminuyan los sufrimientos ni que aumenten, sino que deseo únicamente lo que sea conforme a tu santa voluntad. Jesús me das la mayor gloria a través de la paciente sumisión a mi voluntad y te aseguras méritos tan grandes que no alcanzarás ni con ayunos ni con ningunas mortificaciones. Has de saber, hija mía, que si sometes tu voluntad a la mía a través sobre mí, atraes sobre ti mi gran complacencia. Diario 909. ¿Cómo conocer la voluntad de Dios? Primero, por los deberes que tenemos que cumplir, por nuestros deberes de estado sean cuales fueran. Quiero amar a Dios más que a mí mismo. El camino más corto, más perfecto y amable para llegar a la santidad es la conformidad con la voluntad de Dios. La voluntad de Dios debe ser la regla suprema de mi vida. Ella debe ser la ley soberana de mi mente y todo debo pensar, desear y juzgar conforme al pensamiento, deseo y juicio de Dios. ¿Qué dice? ¿Qué piensa Jesucristo sobre esta cuestión o sobre este asiento? He ahí la primera ley de la sabiduría. ¿Cuántas veces me he equivocado en mis juicios por no consultar más que al mundo, al amor propio y a mi gusto? Siempre podré conocer la santa voluntad de Dios por lo que dicte el deber, las conveniencias o la bondad. Diré en todo lo que quiere Dios y añadiré, pues eso es también lo que yo quiero. La santa voluntad de Dios debe ser la regla ley del amor de mi corazón. Debo amar solo lo que Dios ama y amarlo porque Él lo ama y ello le agrada. Renuncio Dios mío a mi voluntad. Ya no quiero saber, ni desear, ni amar otra cosa que nuestra santa, adorable y siempre amable voluntad. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda cumplir su Santa Voluntad, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce