Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Cuando dieron las doce, mi alma se sumergió en un recogimiento más profundo y escuché en el alma una vez: (63) No tengas miedo, niña Mía, no estás sola, lucha con valor porque te sostiene Mi brazo; lucha por la salvación de las almas, invitándolas a confiar en Mi misericordia, ya que ésta es tu tarea en ésta y en la vida futura. Después de estas palabras comprendí más profundamente la Divina Misericordia. Será condenada solamente el alma que lo quiera, porque Dios no condena a nadie.
Reflexión: Salvación del alma
Escuché en el alma una voz: No tengas miedo, niña mía, no estás sola, lucha con valor porque te sostiene mi brazo, lucha por la salvación de las almas, invitándolas a confiar en mi misericordia.
Nuestro Señor Jesucristo dijo: “¿Qué le sirve al hombre el ganar todo el mundo, si pierde su alma?” o “¿Con qué podrá rescatarla una vez perdida?”.
¿Qué me servirá delante de Dios el haberme hecho grande y poderoso en el mundo, haber reunido gran cantidad de dinero si nada he hecho para el cielo, si no he amado y servido a Dios, que es mi último fin?
Salvarme es, para mí el primer deber, podemos salvar el alma es un asunto personal, no puedo dejar este trabajo para otro. ¿Qué debo hacer para la salvación de mi alma? 1. Hacer penitencia por los pecados que yo he cometido. 2. Corregirme de mis vicios. 3. Combatir mis pasiones. 4. Practicar las virtudes de humildad, pureza, caridad, paciencia, los cuales no puede nadie asegurarlas para mí. Nadie puede pagarla por mí, nadie puede honrar, servir y amar a Dios en mi lugar. Yo mismo debo hacer fructificar la gracia que Dios me ha dado.
“Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda la vida por mí, ese la salvará”. La enseñanza del maestro es clara. El hombre debe poner como el valor supremo en la jerarquía de valores, su servicio a Dios, no al mundo. Debe posponer todo lo humano y terreno a Cristo, en su evangelio está la salvación eterna. Lo más absurdo que puede haber en la conducta humana es perder conscientemente esos valores, imperecederos. ¿Estoy preparado para comparecer ante el juez? Madre sálvame del peligro de perder mi alma.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la salvación del alma, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.