Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Hoy, el Señor volvió a instruirme cómo debo acercarme al sacramento de la penitencia: Hija Mía, como te preparas en Mi presencia, así te confiesas ante Mí; el sacerdote es para Mí sólo una pantalla. No analices nunca de qué clase de sacerdote (89) Me estoy valiendo y abre el alma al confesarte como lo harías Conmigo, y Yo llenaré tu alma con Mi luz.
Reflexión: Sacramento de la penitencia II
Hoy, el Señor volvió a instruirme como debo acercarme al sacramento de la penitencia. No analices nunca de qué clase de sacerdote. Me estoy valiendo y abre el alma al confesarte como lo como lo harías conmigo y yo llenaré tu alma con mi luz. Señor, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado. La confesión debe ser concisa de no muchas palabras, las precisas las necesarias para decir con humildad lo que sea hecho u omitido, evitar la abundancia de palabras. Para evitarlo hay que hacer bien el examen de conciencia, la confesión debe ser concreta sin divagaciones, sin generalidades, indicará su situación y cuando fue su última confesión, declarará sus pecados y para que él confesor pueda juzgar, absolver y curar. La confesión debe ser clara para que nos entiendan, declarando la entidad precisa de la falta pronunciada, de manifiesto nuestra miseria con la modestia y delicadeza necesaria. La confesión debe ser completa, íntegra, sin dejar de decir nada por falsa vergüenza, por no quedar mal ante el confesor. Cada vez que recibimos este sacramento con las debidas disposiciones se opera en nuestra alma un renacimiento a la vista de la gracia. Recordemos la intensidad del arrepentimiento es a veces proporcional a una mayor gracia que aquella que la que cayó por el pecado. La confesión sincera de nuestras culpas siempre da en el alma una gran paz y una gran alegría, que sencillo es pedirle perdón y llorar tus traiciones pasadas, no te caben en el pecho las ansias de reparar. Bien pero, no te olvides que el espíritu de penitencia está en cumplir cueste lo que cueste el deber de cada instante.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda el sacramento de la penitencia, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce