Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Hoy, el Señor volvió a instruirme cómo debo acercarme al sacramento de la penitencia:  Hija Mía, como te preparas en Mi presencia, así te confiesas ante Mí; el sacerdote es para Mí sólo una pantalla. 

Reflexión: Sacramento de la penitencia I

Hoy el Señor volvió a instruirme cómo debo acercarme al sacramento de la penitencia. Hija mía, ¿cómo te preparas en mi presencia si te confiesas ante mí? El sacerdote es para mí sólo una pantalla. Todos los pecados serán perdonados en el cielo, a aquellos a quienes perdonáis en la tierra, y todos aquellos que retuvierais en la tierra serán también retenidos en el cielo. La confesión es la última tabla de salvación. Deformarla sin sacar provecho de ella es perderse infaliblemente porque no hay otro medio de perdón. Por tanto, todo nuestro cuidado en evitar cuánto puede dañar a la confesión y en practicarla para asegurar sus frutos. Debemos evitar toda relación natural y humana con el confesor durante la confesión porque ya no es hombre sino Jesucristo en su justicia y misericordia. Debemos evitar en la confesión todo lo que sea extraño a este acto porque perdemos de vista lo esencial y nos exponemos a faltar el respeto del sacramento a disminuir o a perder la constricción. La confesión es el sacramento que junto a la Eucaristía nos dispone para el encuentro definitivo con Cristo. Cada confesión bien hecha es un impulso que recibimos del Señor para seguir adelante sin desanimarnos, sin tristezas. Ten confianza, tus pecados te son perdonados. Hijo mío, vuelve a empezar. La confesión renovada, periódicamente llamada de devoción, siempre ha acompañado a la iglesia en el camino de la santidad. Señor, tú no desprecias un corazón quebrantado y humillado. Cuando vamos a confesarnos, no vamos a que nos comprendan o nos alienten. Vamos a pedir perdón. Por eso la acusación de los pecados no consiste en la simple declaración de los mismos sino en una verdadera acusación de los mismos y de un arrepentimiento de haber ofendido a Dios.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda el sacramento de la penitencia, a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce