Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Esta noche estaba muriendo un hombre, todavía joven, pero sufría tremendamente. Empecé a rezar por él esta coronilla que me ha enseñado el Señor. La recé toda, sin embargo la agonía se prolongaba. Quería empezar las Letanías a Todos los Santos, pero de repente oí estas palabras: Reza esta coronilla. Comprendí que esa alma necesitaba muchas oraciones y gran misericordia. Me encerré en mi habitación aislada y me postré en cruz delante de Dios implorando misericordia para esa alma. Entonces sentí la gran Majestad de Dios y la gran justicia de Dios. Temblaba del espanto, pero no dejaba de suplicar a Dios la misericordia para esa alma, y me he quitado del pecho la pequeña cruz, la cruz de mis votos y la he colocado en el pecho del agonizante y he dicho al Señor: Jesús, mira a esta alma con el amor con que has mirado mi holocausto el día de los votos perpetuos y en virtud de la promesa que has hecho para los agonizantes, a mí y a quienes invoquen Tu misericordia para ellos. Y dejó de sufrir y expiró sereno. Oh. Cuánto deberíamos rezar por los agonizantes; aprovechemos la misericordia mientras es el tiempo de compasión.
Reflexión: Reza esta coronilla
Oí estas palabras: “Reza esta coronilla”. Oh cuánto deberíamos rezar por los agonizantes, aprovechemos la misericordia mientras es el tiempo de compasión. Es tan grande su amor y su misericordia de Dios, que no quiere que ninguna alma se pierda. “Deseo la salvación de las almas ayudándome Hija mía a salvar las almas. Une tus sufrimientos a mi pasión y ofrécelos al Padre Celestial por los pecadores”. La coronilla se ha convertido en la oración más rezada y porque es tan poderosa, en la cual el señor promete abundancia y gracia para quienes la recen. La razón es que la coronilla es una oración y una ofrenda al Padre. Estamos ofreciendo a Cristo mismo toda su humanidad, nos estamos uniendo al sacrificio de Cristo en la cruz. “Padre eterno” y “por su dolorosa pasión”. Esta doble ofrenda al padre estamos suplicando que el sufrimiento en Getsemaní, su flagelación, su vía crucis y muerte en cruz no haya sido en vano. Por eso hermanos cuando reces la coronilla hazlo con tu corazón meditando su pasión y ofreciéndose al Padre “en propiciación”.
En la coronilla nos unimos a él en su ofrenda agradable al Padre, con todos nuestros propios sufrimientos, debilidades, miedos y lo ofrecemos al Padre en unión con el sacrificio de Cristo en la cruz.
“Oh que gracias más grandes concederé a las almas que recen esta coronilla”.
Santa Faustina, mediadora de los que sufren en el purgatorio. Ruega por nosotros. El señor en su misericordia te conceda la gracia de la coronilla a ti y a tu familia.
Que Dios te bendiga y proteja.
Amén.
Dr. Victor Arce.