Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
En este profundo recogimiento puedo juzgar mejor el estado de mi alma. Mi alma se parece al agua límpida en la cual veo todo, tanto mi miseria como la grandeza de las gracias de Dios, y de este verdadero conocimiento mi espíritu se fortalece en una profunda humildad. Expongo mi corazón a la acción de Tu gracia, como el cristal a los rayos del sol; que Tu imagen divina se refleje en mi corazón tanto cuanto es posible reflejarse en una criatura; Tu que vives en mi alma, [haz] que a través de mi irradie Tu Divinidad.
Reflexión: Recogimiento del alma
En este profundo recogimiento pude juzgar mejor el estado de mi alma. Tú qué vives en mi alma, haz que a través de mí irradie tu divinidad. Al crear al hombre, Dios se reservó para sí, el ser rey de su alma y el recibir su homenaje, así como también el ser su fin y su gloria. La ley de su santidad radica en el recogimiento, es una gracia; dándole honor del mundo y amor a la soledad, al silencio, a la oración. Cuando Dios quiere otorgar a un alma, una gracia muy grande y conducirla a una elevada virtud, le concede la gracia de un mayor recogimiento. Entonces, ¿Qué es el recogimiento? Es concentrarse de fuera hacia adentro, es vivir cerca de Dios, con Dios. El alma no es fuerte ni progresa en la virtud, sino por el recogimiento: el demonio no puede nada con una alma recogida en Dios. ¿Cómo puede uno recogerse, cómo puede vivir recogido? 1. Hay que evitar el bullicio del mundo, amando el silencio para tener paz interior, buscar un lugar donde orar. 2. Cerrar los sentidos, la imaginación que distrae mucho. 3. Hay que combatir los pensamientos fijos de pena o deseo, quitan al espíritu el poder y su libertad de reflexión. 4. Hay que aspirar al recogimiento de la conciencia en observar los pensamientos buenos, amarlos. ¿Cómo adquirir y conservar el santo recogimiento? Es cerrar las puertas y las ventanas de nuestra alma. Hacer acto de recogimiento es formarse por entero a la disposición de Dios; el centro de nuestro recogimiento es Jesús, he ahí el poder y la fuerza, es un morar divino y humano, presente en nosotros por su espíritu. ¿Cómo alimentar y perfeccionar el recogimiento? Es tener a Jesús en nuestro interior. La medida de nuestro recogimiento es la de nuestra virtud, es la medida de Dios en nosotros.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda el recogimiento del alma, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.