Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Cuando pedí perdón a Jesús por una acción mía que poco después resultó imperfecta, Jesús me tranquilizó con estas palabras:  Hija Mía, te recompenso por la pureza de la intención que has tenido (141) en el momento de actuar.  Se ha alegrado Mi Corazón de que en el momento de actuar hayas tenido presente Mi amor y esto de modo tan evidente; todavía ahora sacas provecho de ello, y es la humillación.  Si, niña Mía, deseo que siempre tengas una pureza de intención en tus más pequeñas iniciativas.

Reflexión: Pureza de intención

Cuando pedí perdón a Jesús por una acción mía que poco después resultó imperfecta, Jesús me tranquilizó con estas palabras: Hija mía, te recompenso por la pureza de la intención que has tenido en el momento de actuar.

Jesús pone al descubierto la falsedad de aquella aparente bondad de los fariseos: “Os hacéis pasar por justos delante de los hombres”; pero Dios conoce nuestros corazones; porque lo que parece excelso ante los hombres es abominable delante de Dios.

Dios conoce nuestros corazones; agradar al Señor ha de ser el gran objetivo de todas nuestras acciones.

La pureza de intenciones no es más que presencia de Dios: Dios, nuestro Señor está presente en todas nuestras intenciones. Qué limpia será nuestra mirada y qué sobrenatural todo nuestro modo de obrar cuando Jesucristo reine de verdad en el mundo de nuestra intimidad y presida toda nuestra intención.

Debemos procurar en primer lugar, en nuestras actuaciones, agradar a Cristo. El Señor señala el pago de las buenas obras sin rectitud de intención: ya recibirán su recompensa. Pureza de intención: “Señor, para mí nada quiero, todo para tu gloria y por amor”.

En la pureza de intención, el Señor nos pide vigilancia para no caer y buscar las recompensas de aquí abajo y dejaremos de hacer el bien por el miedo a la opinión de los demás.

La pureza de intención nos ayuda a realizar un apostolado, más fecundo en cualquier ambiente, nos señala el camino de la libertad interior.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda rezar por el alma agonizante, a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce