Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Mi alma ha sido colmada de una paz tan profunda como nunca antes. Es una seguridad que viene de Dios y que no se deja borrar por nada, es una profunda paz, que no se deja turbar por nada, aunque (47) yo tuviera que pasar las mayores pruebas. Estoy tranquila, Dios Mismo lo dirige todo.
Reflexión: Paz
Mi alma ha sido colmada de una paz tan profunda como nunca antes. Es una seguridad que viene de Dios y que no se deja borrar por nada. La paz interior es otro de los hermosos frutos del Espíritu Santo en el alma de cristiano, no es una paz de no tener problemas, porque estos siempre existirán, mientras estemos en la tierra. Es la paz de saber que todas las cosas y acontecimientos estarán en manos de Dios y que por tanto nada debe turbar ni intranquilizar nuestro corazón. Aún en medio de quebradas, el alma no teme peligro alguno pues sabe que Dios está a su lado. Esta es la paz que siempre acompañó a la Virgen María. La paz vendrá a la Tierra con la venida del Mesías. “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. El señor es el príncipe de la paz. “La paz sea con vosotros; Soy yo no temáis”. La presencia de Cristo en nuestras vidas es la fuente de una paz serena. Este es el tesoro que nos ha dejado en herencia a sus discípulos de todos los tiempos. “La paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo”.
Cristo en nuestra paz y nuestra alegría. La paz es consecuencia de la humildad, de la filiación divina y de la lucha contra las propias pasiones. Se pierde la paz, por el pecado y por la soberbia y la falta de sinceridad con y con Dios. También se pierde la paz por la impaciencia: cuando no se sabe ver la mano de Dios providente en las dificultades. La paz se recupera a través de una confesión sincera de nuestros pecados. La filiación divina en sabernos de ser hijos de Dios es el fundamento seguro de la paz y de la alegría. Roguemos a Santa María, Reina de la paz, que nos ayude a tener paz en nuestros corazones.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la paz, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce