Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Hoy fui a hacer la meditación delante del Santísimo Sacramento. Cuando me acerqué al altar, la presencia de Dios penetró mi alma, fui sumergida en el océano de su divinidad y Jesús me dijo: Hija Mía, todo lo que existe es tuyo.  Y le contesté al Señor: Mi corazón no desea nada fuera de Ti solo, oh tesoro de mi corazón. Te agradezco, Señor, por todos los dones que me ofreces, pero yo quiero solamente Tu Corazón.  Aunque los cielos son grandísimos, para mí son nada sin Ti; Tú sabes muy bien, oh Jesús, que me desmayo continuamente por desearte con vehemencia.  Has de saber, hija Mía, que lo que las demás almas alcanzarán en la eternidad, tú lo gozas ya ahora.  Y de repente mi alma fue inundada de la luz del conocimiento de Dios.

Reflexión: Mi Corazón

En este día Santa Faustina nos habla de los deseos de su corazón al contestarle al Señor: mi corazón no desea nada fuera de ti. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón con toda tu alma y con toda tu mente. Dios es todo lo absoluto y como tal debe ser amado. El corazón es la sede del sentimiento, de la compasión, es decir tener un corazón solidario con aquellos que padecen necesidad. Es necesario tener un corazón puro porque allí nace la alegría, la mirada hacia lo divino, nace una confianza en Dios. Del arrepentimiento sincero nace un gran amor a Dios y a los demás. Como Médico Cardiólogo estudié que el corazón es un órgano, un músculo, una bomba con cuatro cavidades, que late e impulsa la sangre por todo el cuerpo humano, basta que deje de latir 3 minutos y termina la vida por eso, “Guarda tu corazón porque de él procede la vida”, dice el libro de los Proverbios. Y ¿Cómo está tu corazón? No te inquietes, porque los santos sentían esas naturales inclinaciones, por eso la flaqueza del corazón no debe ser obstáculo para un alma decidida y bien enamorada. Dice San Bernardo: “No desprecies Dios mío este corazón contrito y humillado por todos los años que malgasté de mala manera”. Sor Faustina, “Oh Dios mío, que te adore todo lo que hay en mí y con cada latido de mi corazón, deseo glorificar tu misericordia”.

Desearte un lindo día a ti y a tu familia e invitarlos a confiar en su misericordia.

Amén.

Dr. Victor Arce.