Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Escribe sobre Mi bondad lo que te venga a la cabeza.  Contesté: Pero, Señor, ¿si escribo demasiado?  Y el Señor me respondió:  Hija Mía, aunque hablaras todas las lenguas de los hombres y de los ángeles a la vez, no dirías demasiado, sino que (9) glorificarías Mi bondad, Mi misericordia insondable, apenas en una pequeña parte. Oh Jesús mío, Tu Mismo pon las palabras en mi boca para que pueda adorarte dignamente.

Hija Mía, quédate tranquila, haz lo que te digo.  Tus pensamientos están unidos a Mis pensamientos, pues escribe lo que te venga a la cabeza.  Tú eres la secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo en ésta y en la vida futura.  Quiero que así sea, a pesar de todos los obstáculos que te pondrán.  Has de saber que no cambiará lo que Me agrada. En aquel momento, profundamente humillada, me sumergí ante la Majestad de Dios.  Pero cuanto más me humillaba, tanto más me penetraba la presencia de Dios…..

Reflexión: Mi bondad

Escribe sobre mi bondad lo que te venga a la cabeza. Contesté: Pero, Señor, ¿si escribo demasiado? Y el Señor me respondió: Hija mía, aunque hablaras todas las lenguas de los hombres y de los ángeles a la vez, no dirías demasiado sino que glorificarías mi bondad, mi misericordia insondable apenas en una pequeña parte.

Oh Jesús mío, tú mismo pon las palabras en mi boca para que pueda adorarte dignamente.

Hija mía, quédate tranquila haz lo que te digo, tres pensamientos están unidos a mis pensamientos, pues escribe lo que te venga a la cabeza. Tú eres la secretaria de mi misericordia, te he escogido para este cargo en esta y en la vida futura.

Quiero que así sea, a pesar de todos los obstáculos que te pondrán. Has de saber que no cambiará lo que me agrada.

En aquel momento, profundamente humillada me sumergí ante la majestad de Dios. Pero cuanto más me humillaba tanto más me penetraba la presencia de Dios.

¿Por qué tendrá Dios tanto empeño en regalarnos con su dulzura? Pues porque solo una cosa puede hacernos cobrarle cariño: su bondad. Amamos a Dios a causa de su bondad, porque sabemos que quiere salvarnos y que desciende hasta nuestra bajeza. Solamente la bondad de Dios puede venirnos con él de modo perseverante. La bondad de Dios me ha preservado de inmensos peligros: 1. Podía en primer lugar perder el hermoso lirio de la pureza. 2. La divina providencia me ha concedido mayores gracias aún. La Ronda de Dios me ha sostenido durante mi camino en la tierra. Dios me ha creado en su amor y en su amor eterno.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la bondad a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce