Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
El Señor me dijo: Deseo darme a las almas y llenarlas de Mi amor, pero son pocas las almas que quieran aceptar todas las gracias que Mi amor les ha destinado. Mi gracia no se pierde; si el alma para la cual está destinada no la acepta, la recibe otra alma.
Reflexión: Mi amor a la gracia
“Pero son pocas las almas que quieran aceptar todas las gracias que mi amor les ha destinado”. La gracia de Dios da siempre sus frutos si nosotros no le ponemos obstáculos. El Señor nos ofrece constantemente su gracia para ayudarnos a ser fieles para fructificar en nosotros ese amor de su gracia, tenemos que erradicar de nuestra vida espiritual todo lo que sea pecado, desidias, apatías porque la práctica de la virtud nos hace santos y más espirituales para que fructifiquen las gracias de Dios, tenemos que ordenar y arreglar todo el desorden espiritual que llevamos dentro de nosotros. ¿Y cómo ordeno mi desorden espiritual? Abriendo nuestros corazones a la gracia, dejando que sea Jesús quién actúe en nuestras vidas y de acuerdo a su Divina Voluntad, con la gracia, Dios otorga a cada hombre la posibilidad para cumplir sus enseñanzas: “Sin mí nada podéis hacer”. Cristo es la fuente del manantial de las gracias. Escribe San Pedro: Dios nos ha dado las grandes y preciosas gracias que había prometido para hacernos partícipes por medio de éstas mismas gracias de la naturaleza divina. Esta gracia es la que une nuestra alma con Dios en un estrecho lazo de amor.
La respuesta a la gracia de Dios debe hacerse en el pensamiento con las palabras y los hechos.
Santa Faustina, llameante de amor ferviente: Ruega por nosotros.
Desearte un lindo día, que la Misericordia de Dios te conceda la alegría a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Amén.
Dr. Victor Arce.