Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
En una ocasión anterior.
Por la noche vi al Señor Jesús crucificado. De las manos y de los pies y del costado goteaba la Sacratísima Sangre. Un momento después Jesús me dijo: Todo esto por la salvación de las almas. Reflexiona, hija Mía, sobre lo que haces tú para su salvación. Contesté: Jesús, cuando miro Tu Pasión no hago casi nada para salvar las almas. Y el Señor me dijo: Has de saber, hija Mía, que tu cotidiano, silencioso martirio en la total sumisión a Mi voluntad introduce a muchas almas al cielo y cuando te parezca que el sufrimiento sobrepasa tus fuerzas, mira Mis llagas, y te elevaras por encima del desprecio y de los juicios humanos. La meditación de Mi Pasión te ayudara elevarte por encima de todo. Entendí muchas cosas que antes no había logrado comprender.
Reflexión: Medita mi pasión
Vi al Señor crucificado. De las manos, de los pies y del costado goteaba su Sacratísima Sangre. Jesús me dijo: Cuando te parezca que el sufrimiento sobrepasa tus fuerzas, mira mis llagas. La meditación de mi Pasión te ayudará a elevarte por encima de todo.
San Bernardo: No hay cosa tan eficaz para curar las llagas de nuestra conciencia y purgar y perfeccionar nuestra alma como la frecuente y continua meditación de la Pasión y Muerte de Cristo. Esta meditación debemos hacerla no con nuestro entendimiento sino con el corazón y la oración. Meditemos su Pasión con las siete palabras de su agonía:
1. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Si nosotros no perdonamos de corazón a los demás, tampoco el Padre nos perdonará a nosotros. Jesús nos dejó en la cruz, el más sublime perdón.
2. “Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso”. Estar junto a Jesús ese será el verdadero Paraíso. Su misericordia es infinita. Ni aún en la última hora, excluye al pecador penitente.
3. “He ahí a tu madre” y Jesús le dijo a su madre: “Mujer, he ahí a tu Hijo”. María estaba de pie, junto a la Cruz. Dios le dio la fuerza del amor para vencer su dolor.
4. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Nos quiere enseñar el modo perfecto de sufrir. Sufre el abandono de Dios y nos enseña a clamar al cielo. Oración que debiera brotar del corazón en los momentos más difíciles de nuestra existencia.
5. “Tengo sed”. En mi sed me dieron a beber vinagre. Sed de salvar almas, sed de nuestro amor, sed de extender el reino de mi Padre. Tengo sed de ti, Señor, del agua viva que brota de tu costado.
6. “Todo está consumado”. No queda ninguna profecía por cumplir. Jesús es el único, quien desde antes de nacer tenía su biografía escrita. Todo se ha cumplido.
7. “Padre, en tus manos, encomiendo mi espíritu”, e inclinando la cabeza expiró. Una lanza le traspasó el costado y brotó su misericordia. Y ahora: ¿Qué harás por Él, que tanto hizo por tí?
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la meditar su pasión a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.