Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Recordando las reflexiones de Santa Faustina en su diario, la misericordia de mi alma, recuerden de que ella está en sus ejercicios espirituales, y el señor la está instruyendo sobre la lucha espiritual, cuando le dice: «Hija mía, quiero instruirte sobre la lucha espiritual», y le empieza diciendo: «nunca confíes en ti misma, sino que abandónate totalmente a mi voluntad, evita la disipación, caya cuando te amonestan, no preguntes la opinión de todos sino de tu director espiritual, con el sé sincera y sencilla como una niña».

Reflexión: Lucha espiritual l

Hija mía, quiero instruirte sobre la lucha espiritual, no te desanimes por la ingratitud, no examines con curiosidad los caminos por los cuales te conduzco, cuando el aburrimiento y el desánimo llamen a tu corazón, huye de ti misma y escóndete en mi corazón, no tengas miedo de la lucha a menudo el solo valor atemoriza las tentaciones y no se atreven a atacarnos, lucha siempre con esta profunda convicción de que yo estoy a tu lado, no te dejes guiar por resentimientos porque él no siempre está en tu poder, todo el mérito está en la voluntad, depende siempre de las superioras en las cosas pequeñas, no te hago ilusiones con la paz y los consuelos sino que prepárate a grandes batallas, has de saber que ahora estás sobre un escenario donde todo te observo, la tierra y todo el cielo, lucha como un guerrero para que pueda concederte el premio, el Señor le dice al final a Santa Faustina: «No tengas mucho miedo, porque no estás sola».

Hermanos, en esta lucha espiritual es necesario que las virtudes se forjen día a día, porque la santidad se labra siendo fieles en lo menudo teniendo espíritu de penitencia con pequeñas mortificaciones. Jesús va poniendo lo que falta, él es el que realmente realiza la obra de la santidad en nosotros, él es el que mueve las almas pero quiere contar con nuestra colaboración, todo esto nos lleva a una lucha espiritual que tiene que ser alegre y a no desanimarnos jamás para crecer en estas virtudes debemos prestar atención a lo que nos dice el señor, recordar entonces hermanos lo que nos dice el señor al final de esta lucha: «No tengas miedo, porque no estás sola», en esta lucha siempre el señor está con nosotros.

Padre eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de tu amado hijo nuestro señor Jesucristo como propiciación de nuestros pecados y del mundo entero, y por su gloriosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Oh sangre y agua que brotaste del corazón del Jesús como fuente de misericordia de nosotros, en ti confío.

Desearte un lindo día, que el señor de la misericordia te conceda la gracia y la fortaleza para esta lucha espiritual a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce