Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
19 IX [1937]. Hoy el Señor me dijo: Hija Mía, escribe que Me duele mucho cuando las almas consagradas se acercan al sacramento del Amor solamente por costumbre como si no distinguieran este alimento. No encuentro en sus corazones ni fe ni amor. A tales almas voy con gran renuencia, sería mejor que no Me recibieran.
Dulcísimo Jesús, incendia mi amor por Ti y transfórmame en ti, divinízame para que mis obras Te sean agradables. Que eso pueda ser obtenido por el poder de la Santa Comunión que recibo diariamente. ¡Cuánto deseo ser completamente transformada en ti, oh Señor!
Reflexión: La tibieza espiritual
19-IX-1937. Hoy el Señor me dijo: Hija mía escribe que me duela mucho cuando las almas consagradas se acercan al sacramento del amor, solamente por costumbre. No encuentro en sus corazones ni fe, ni amor. Mi corazón no puede soportarlo. “A los tibios los vomitará mi boca, dice el Señor”.
Cuando el cristiano deja que el amor se enfríe, que penetre en su alma la pereza, vendrá esa gran enfermedad interior que le dejará como paja que arrebata el viento: es la tibieza que vuelve la vida descuidada y sin sentido; Jesús queda oscurecido en la mente y en el corazón; no se le ve, ni se le oye. Queda en el alma un vacío de Dios y un especial desaliento en la vida de piedad. Se pierde la prontitud y la alegría de la entrega porque se ha enfriado el amor. Esta enfermedad del alma se caracteriza por no tomar en serio y consentir los pecados veniales y una falta de celo por la voluntad. La tibieza nace de una dejadez prolongada en la vida interior y suele estar precedida de pequeñas infidelidades, esta dejadez se expresa en falta de contrición ante los errores cometidos.
Cuando hay tibieza falta un verdadero culto a Dios en la Santa Misa: las comuniones suelen estar acompañadas de una gran frialdad por falta de amor y de preparación. La oración suele ser vaga, difusa, dispersa, no hay un verdadero trato personal con el Señor. El examen de conciencia queda abandonado, porque se deja de hacer, o porque se hace de modo rutinario, sin fruto. En resumen, eres tibio si haces perezosamente las cosas que se refieren al Señor. Calcular la disminución de los deberes, si las conversaciones son ociosas y vanas, si no aborreces el pecado venial.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te libre de caer en la tibieza espiritual a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.