Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Oh, qué bueno es que la regla imponga un silencio riguroso en los dormitorios y que no permita permanecer en ellos excepto una necesidad absoluta. Actualmente yo ocupo un pequeño cuarto donde dormimos dos, pero en el momento en que me sentí indispuesta y tuve que acostarme, experimenté lo penoso que es cuando otra persona está continuamente en el dormitorio. Sor N. tenía un trabajo manual con el cual estaba sentada en el dormitorio casi todo el tiempo y otra hermana venía a instruirla en ese trabajo. Es difícil describir cuánto eso me cansaba; tanto más que cuando se está débil y se ha pasado la noche entre dolores, cada palabra resuena en el cerebro, y especialmente cuando los ojos empiezan a cerrarse por el sueño. ¡Oh regla, cuánto amor hay en ti!….
Reflexión: La santidad por regla
Oh qué bueno es que la regla imponga un silencio riguroso en los dormitorios y que no permita permanecer en ellos excepto una necesidad absoluta.
¡Oh regla, cuanto amor hay en ti!
La ley de vuestra santidad y la condición de la gloria de nuestro Señor en vosotros, como también el poder de duración y de acción de la Congregación consiste en la observación de la regla.
La regla es el espíritu de los actos, la ley interior, la forma de la santidad. La educación espiritual procede de la regla. No podemos llegar a ser santos sin practicar perfectamente la regla. La regla es el evangelio aplicado a vuestro temperamento y a vuestras necesidades. El evangelio es la ley general y la ley particular la regla. Hay que observarla por tanto guardarla respetuosamente y amorosamente. El pensamiento que la concibió y la pureza que la escribió se inspiraron en servir a nuestro Señor en su sacramento de amor. Practicad y amar la regla, porque sólo ella os santificará porque os pone en el camino de la santidad. Por medio del reglamento les indica lo que tienes que hacer a cada hora del día, de suerte que os da a conocer a voluntad actual de Dios. Punto importante, pues lo que pide la devoción de los seglares y de los sacerdotes en el mundo es su libertad, ignoraron lo que tienen que hacer o si han hecho todo lo que Dios quería. La Regla os da además una gracia particular y adaptada a Vuestro temperamento espiritual. La regla es vuestra gracia de vida. Sometedle vuestra inteligencia y nuestras obras, pues es vuestra maestra en doctrina, ella os dará educación espiritual. Si quieres glorificar a Jesucristo practicad la regla. La regla es vuestro libro ascético, vuestra virtud y vuestra gracia.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la santidad por regla, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.