Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Recibo la Santa Comunión de manera casi angélica. Mi alma está inundada de la luz de Dios y se alimenta de ella, los sentidos están como muertos; es la unión con el Señor totalmente espiritual, es el gran predominio del espíritu sobre la naturaleza.
El Señor me ha concedido el conocimiento de las gracias con las cuales me colma continuamente. Esta luz me ha penetrado hasta el fondo, y he entendido estos favores inconcebibles que Dios me manifiesta. Me quedé en la celda por un largo agradecimiento, postrándome de cara al suelo y derramando lágrimas de gratitud. No podía levantarme del suelo, porque cuando quería hacerlo la luz divina me daba un nuevo conocimiento de las gracias de Dios.
Reflexión: La Santa Comunión
Recibo la Santa Comunión de manera casi angélica. Mi alma está inundada de la luz de Dios y se alimenta de ellas, los sentidos están como muertos, es la unión con el Señor, totalmente espiritual.
“Como tú, Oh Padre estás en mí y yo en ti, así sean ellos, una misma cosa en nosotros”. De las manos del sacerdote viene la Eucaristía a nuestro cuerpo y uniéndose con nosotros prolonga, extiende la Encarnación. La comunión es el complemento del sacrificio del Calvario, renovado en cada misa. Se une el cuerpo de Jesucristo, nuestro cuerpo y su alma con nuestra alma. En la comunión nuestro cuerpo sigue participando de la virtud de Jesucristo del cual recibe fuerza, gracia, cura nuestra con concupiscencia con la pureza de su cuerpo virginal. San Cirilo dice que por la comunión nos hacemos consanguíneos de Jesús. ¿Y el alma? Jesús va directo a ella, el alma recibe a Jesús y participa de su vida divina. Cada alma lo recibe según su capacidad y sus disposiciones. La comunión es el centro de nuestra vida y de nuestras acciones. En la Santa Comunión es la gracia, el modelo y el ejercicio de todas las virtudes. La Eucaristía es remedio contra nuestras enfermedades espirituales, fuerza contra nuestras cotidianas flaquezas, fuente de paz, de gozo y felicidad.
La Santa Comunión, es la lucha que Dios sostiene en nosotros contra el demonio y nos ayuda a ser buenos, virtuosos y santos. La Santa Comunión es felicidad, la posesión real y permanente de Dios, también es paz, Jesús es Dios de paz. La comunión es también dulzura.
“Gustad y ved cuan bueno es el Señor”. “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna”. La eucaristía es el sacramento del amor, recibimos a Dios mismo.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la comunión frecuente a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.