Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Oh, si pudiera expresar al menos un poco lo que mi alma vive junto al Corazón de la inconcebible Majestad. No sé expresarlo. Esta gracia la comprende solamente el alma que la ha vivido por lo menos una vez en la vida.  Al volver a mi habitación aislada, me pareció que volví de la verdadera vida a la muerte. Cuando el medico vino para tomarme el pulso, quedó asombrado: ¿Qué ha pasado, hermana?  Un pulso así usted no lo ha tenido nunca.  Quisiera saber, sin embargo, ¿qué le ha provocado tal aceleración del pulso?  ¿Qué le podía decir? Si yo misma no sabía que tenía el pulso tan acelerado.  Sé solamente que estoy muriendo por nostalgia de Dios, pero, naturalmente, no se lo dije ya que ¿cómo lo puede remediar la medicina?

Reflexión: La presencia de Dios

Santa Faustina está extasiada de sentir en su alma la presencia de Dios: Oh si pudiera expresar al menos lo que mi alma vive, tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro. En el tabor: cambió el aspecto de su rostro y su vestido se volvió blanco resplandeciente. Siempre ante un alma sincera y humilde que busca la verdad el Señor se manifiesta con toda claridad ante la presencia de Dios, todo es reposo, alegría y regocijo, todo es serenidad y calma, resplandor y luz; no hay allí vejez ni achaques porque es el lugar y aposento de la gloria inmortal, es la presencia de Dios. Para tener la presencia de Dios en nuestras vidas debemos ser almas de oración, recurrir muchos a esos recordatorios. Las jaculatorias “Señor ten piedad de mí”, actos de amor, desagravio, comuniones espirituales, miradas a la virgen, basta una mirada, una sola palabra, un pensamiento pero lleno de amor; si perseveramos llegaremos a estar en la presencia de Dios como algo normal y natural. Dice San Pablo: Vosotros sois templos de Dios vivo. Aprendamos a estar en la presencia de Dios porque Él mira en nosotros pero es necesario el recogimiento de los sentidos. San Gregorio Magno: Para que el alma llegue a contemplar la naturaleza invisible de Dios es recogerse en sí misma.

“Santa Faustina, testigo vivo de la Misericordia del Padre Celestial: ruega por nosotros”. Desearte un lindo día el Señor te colme de sus gracias a ti y a tu familia. Dios te bendiga y proteja.

Amén.

Dr. Victor Arce.