Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Oh, qué dulce es vivir en el convento entre las hermanas, pero hay que recordar que estos ángeles están en los cuerpos humanos.

En cierta ocasión vi a Satanás que tenía prisa y estaba buscando a alguien entre las hermanas, pero no la encontraba.  Sentí en el alma la inspiración de ordenarle en nombre de Dios que me dijera a quién buscaba entre las hermanas.  Y confesó, aunque de mala gana: Busco las almas perezosas. Cuando volví a ordenarle en nombre de Dios que me dijera a qué almas del convento tenía el acceso más fácil, me confesó otra vez de mala gana que: A las almas perezosas y ociosas.  Noté que actualmente no hay tales almas en el convento.  Que se alegren las almas fatigadas y abrumadas por el trabajo.

Reflexión: La Pereza

En cierta ocasión vi a Satanás y estaba buscando a alguien entre las hermanas. Sentí en el alma, la inspiración de ordenarle en nombre de Dios, que me dijera a quién buscaba. Y confesó de mala gana: Busco las almas perezosas y ociosas. Dice San Bernardo, “en el camino de la vida, no adelantar, es retroceder”. Es ley de orden natural, que la vida se manifiesta con el movimiento. Todo ser vivo se mueve. ¿Pasará también otro tanto en el orden sobrenatural? Sin duda que sí. Dios es uno y todas las leyes que ha establecido siguen un mismo curso. La señal de nuestra vida sobrenatural será el movimiento hacia adelante y el progreso que debe tender es hacia la perfección.

“Venid, seguidme, andad mientras tengáis luz”. Nuestra marcha espiritual ha de dirigirse hacia la perfección de Jesucristo: “Sed perfectos como mi Padre celestial es perfecto”. Nunca darse por satisfecho con lo que se tiene, sino progresar siempre. Cesar de progresar es señal de decadencia, es un signo de pereza. Si no practicas una virtud en particular y te contentas con practicarlas en general, según la ocasión, es el lenguaje de la pereza. La tibieza nace de una dejadez en la vida interior, de pequeñas infidelidades que afectan al alma en su relación con Dios. Lucha contra esa flojedad que te hace perezoso y abandonado en tu vida espiritual. Mira que puede ser el principio de la tibieza y en frase de la escritura: “A los tibios, los vomita Dios”. Eres tibio si haces perezosamente y de mala gana, las cosas que se refieren al Señor.

Aleja de ti esos pensamientos inútiles, que te hacen perder el tiempo.

El estado de tibieza se parece a una pendiente inclinada, que cada vez va separando más de Dios.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te libre de la pereza a ti y a tu familia.

 Dios te bendiga y te proteja. Santa Faustina: Ruega por nosotros.

Amén

Dr. Victor Arce.