Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Hoy, durante la Pasión, he visto a Jesús martirizado, coronado de espinas y con  un pedazo de caña en la mano. Jesús callaba, mientras los soldadotes rivalizaban torturándolo.  Jesús no decía nada, solamente me miró; en aquella mirada sentí su tortura tan tremenda que nosotros no tenemos ni siquiera una idea de lo que Jesús sufrió por nosotros antes de la crucifixión.  Mi alma está llena de dolor y de nostalgia: sentí en el alma un gran odio por el pecado, y la más pequeña infidelidad mía me parece una montaña alta y la reparo con la mortificación y las penitencias.  Cuando veo a Jesús martirizado, el corazón se me hace pedazos; pienso en lo que será de los pecadores si no aprovechan la Pasión de Jesús.  En su Pasión veo todo el mar de la misericordia.

Reflexión: La Pasión

Este viernes Santa Faustina llena de dolor escribe: Hoy durante la Pasión he visto a Jesús martirizado, coronado de espinas. San Agustín dice: “No hay cosa tan saludable y provechosa para nosotros como pensar y considerar cada día lo que padeció por nosotros el Hijo de Dios”. ¿Cómo debemos sacar mayor provecho al meditar la pasión y el afecto de compasión que debemos sacar de ella? En oración meditar la coronilla, mover nuestra voluntad con afectos y deseos los cuales se forman primero con el corazón para que después a su tiempo dé su fruto. ¿Cuál es el afecto de compasión? Si realmente tomamos y traspasamos en nosotros los dolores de Cristo compadeciéndonos de ellos, el principal fruto que debemos obtener en la meditación de la pasión ha de ser  llorar y aborrecer mucho nuestros pecados que tanto costaron a Jesucristo. Otro de los frutos que debemos obtener en la meditación de la Pasión es la imitación de las virtudes: su mansedumbre y humildad. Dice San Agustín: la cruz no es solo cama en que muere Cristo, sino es cátedra de la cual nos está enseñando con su ejemplo lo que hemos de hacer e imitar.

“Oh, Sangre y Agua que brotaste del corazón de Jesús como fuente de misericordia para nosotros, en ti confío”.

Desearte un lindo día. El señor en su infinito amor te envuelva a ti y a tu familia. Dios te bendiga y proteja.

Amén.

Dr. Victor Arce.