Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Antes de cada gracia muy grande, mi alma es sometida a una prueba de paciencia, porque la siento pero no la poseo todavía. Mi espíritu se agita, pero la hora aún no ha llegado. Esos momentos son tan misteriosos que es difícil escribir de ellos.
13 IV 1937. Hoy tengo que permanecer en la cama todo el día. Me ha dado una tos violenta que me ha debilitado tanto que no tengo fuerzas para caminar. Mi espíritu se lanza a cumplir las obras divinas, pero las fuerzas físicas me han abandonado. En este momento no llego a comprender Tu actuar, oh Señor, por eso repito con un acto de voluntad amorosa: haz de mi lo que Te agrade.
Reflexión: La paciencia
Antes de cada gracia muy grande mi alma es sometida a una prueba de paciencia. “Aprende de mí que soy manso y humilde de corazón”. La paciencia es un fruto del Espíritu Santo que brota en el alma como signo de la Transformación Interior. La paciencia es la capacidad de resistir y soportar con serenidad las adversidades de la vida. Dice San Agustín, la paciencia “es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno, los males”. No sea que por perder la serenidad del alma, no alcanzamos otros mayores. Para alcanzar la paciencia hay que destruir la cólera de la impaciencia y de la violencia, haciendo la guerra al amor propio, nuestro orgullo y deseo de gloria. Segundo, hay que amar al trabajo que se nos ofrece ordenado por la Providencia. Luego, ¿Qué es la paciencia? Es la confianza en Dios y desconfianza de sí mismo. Debemos producir frutos en la paciencia muy necesaria en nuestro apostolado. La paciencia os dará quietud, sosiego, armonía, aquietará nuestro espíritu y pondrá paz en nuestro corazón. Aprender de la paciencia de Dios para con nosotros. ¿Acaso se irrita y responde con violencia? No, sino espera el fruto de lo que ha sembrado durante años. Danos, tener paciencia en oración y perseverar y tener paciencia en las tentaciones, humillaciones hasta que Dios los retire. Si no tenemos paciencia no seremos nunca almas interiores y no llegaremos a la Santidad.
Desearte un lindo día, el Señor de la Misericordia te conceda la paciencia a ti y a tu familia.
No olvidar de rezar la coronilla por un alma en agonía.
Dios te bendiga y proteja.
Amén.
Dr. Victor Arce.