Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Aunque tu boca calle, Me llamas con tal fuerza que todo el cielo se estremece. No puedo regir tu súplica, porque no Me persigues a mucha distancia sino en tu propio corazón.
Reflexión: La oración II
Oí estas palabras: aunque tu boca calla, me llamas con tal fuerza que todo el cielo se estremece. No puedo rehusar tu súplica, porque no me persigues a mucha distancia, sino que en tu propio corazón. La oración es ofrenda total que hace el hombre a Dios, empezando ofreciéndonos nosotros mismos a la divina majestad. La oración es una visita de homenaje, un reconocimiento de la grandeza de Dios y de nuestra defensa y de nuestra dependencia de Él. En oración, lo primero que debemos de hacer es despertarnos, es postrarnos interior y exteriormente para rendir a Dios tributo con todo nuestro ser, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todo nuestro corazón. Lo primero es callarse, adorar y anonadarse en presencia de Dios. Miremos como ejemplo la oración de Jesús en Getsemaní y entrando en agonía oraba con más intensidad, de rodillas sobre el duro suelo, perseverar en oración. La imagen de Jesús en el Huerto de Los Olivos nos enseña cómo hemos de proceder, abrazarnos a la voluntad de Dios. Hemos de rezar siempre, pero hay momentos en que esa oración se ha de intensificar, abandonada. Sería como dejar abandonado a Cristo y quedar nosotros a merced del enemigo. Orad para no caer en la tentación. Meditar la pasión nos ayuda a ser fuertes para no dejar nunca nuestra oración y para cumplir la voluntad de Dios en cosas que nos cuestan. El espíritu de oración: Derramaré sobre la casa de David el espíritu de gracia y oración. La oración es la señal de la santidad de un alma. La oración es luz y poder, es la acción misma de Dios de cuyo poder dispone el que ora. Que otra cosa es la oración sino la santidad practicada. En ella están todas las demás virtudes. En el don divino de la oración es la misma gracia. Debemos insistir, podemos dejar todo pero menos la oración. Ella nos volverá al buen camino por lejos que estemos de Dios. Ella nos llevará a la santidad.
Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la oración, a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce