Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Antes de la cena entré un momento en la capilla para compartir espiritualmente el “oplatek” con las personas que me aman y son queridas a mi corazón, pero que estaban lejos. Primero me sumergí en una oración profunda y pedí al Señor gracias para ellas y después para cada una individualmente. Jesús me hizo saber cuánto le agradaba eso, y una alegría aun mayor llenó mi alma por ver que Dios ama particularmente a los que nosotros amamos.
Reflexión: La oración
Me sumergí en una oración profunda y pedí al Señor gracias para ella. Jesús me hizo saber cuánto le agradaba eso. Dios ama particularmente a los que nosotros amamos. La oración a Dios, lucha por nosotros mismos, es la primera ley de la santidad. Y la segunda es cumplir la voluntad de Dios, agradar a Dios. Para orar bien, debemos hacerlo con el alma y cuerpo alerta y cuando todo se halle en nosotros, en paz y recogimiento. Fijar un tiempo determinado y dejar de lado, todo aquello que pueda distraer, antes de iniciar la oración. Hacerlo en un lugar tranquilo y silencioso, tener un método preferido de oración siguiendo el movimiento interior de la gracia. No debemos olvidar nunca estos dos principios: – el estado de nuestra alma en la oración, depende de la voluntad de Dios, luego debemos meditar según las disposiciones del momento. En segundo lugar, el éxito sobrenatural de nuestra oración lo da únicamente la gracia de Dios, por lo tanto no depende de nuestras bellas reflexiones, ni de nuestros sentimientos fervorosos.
Debemos ir a la oración como niños pobres: la oración no es, ni debe ser más que el ejercicio humilde y confiado de nuestra pobreza espiritual. “La oración, dice S. Agustín, es el ejercicio de nuestra mendicidad ante Dios”. En la oración no andemos divagando. Debemos tener un libro que nos guste para evitar la pereza espiritual. Para llegar a una oración contemplativa, hay que trabajar mucho en olvidarse de sí mismo y no buscarse en la oración. El secreto de la verdadera oración consiste en profundizar la acción y el pensamiento de Dios, en su amor para con nosotros. Debemos ir a Dios por el corazón, debemos hablar con sencillez y sinceridad, saber callar a los pies de Jesús. El lenguaje del amor, es más interior que exterior.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda el espíritu de oración a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.