Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Cracovia, 10 VIII 1937
Cuarto diario
Todo para Ti, Jesús, y con cada latido de mi corazón deseo adorar Tu misericordia y conforme a mis fuerzas deseo animar a las almas a confiar en esta misericordia, como Tú Mismo me has ordenado, Oh Señor.
En mi corazón, en mi alma es noche oscura. Delante de mi mente hay un muro impenetrable que me ha ocultado a Dios, sin embargo estas tinieblas no han sido causadas por mí. Es extraño este tormento que temo describir en toda su extensión, pero aun en este estado trato de ser fiel a Ti, oh Jesús mío, siempre y en todo; mi corazón late solamente para Ti.
Reflexión: La Noche Oscura del Alma, 2° parte
En mi corazón, en mi alma, es noche oscura. Es extraño este tormento que temo descubrir en toda su extensión; pero aún en este estado trato de ser fiel a ti, Oh Jesús mío, siempre y en todo, mi corazón late solamente para ti. Recordemos que antes de que el alma llegue al estado de perfección, unión íntima con Dios, ha de pasar por dos tipos de noche o purgaciones: la noche oscura del sentido y la noche oscura del Espíritu.
La noche de los sentidos son las que empiezan el camino. Dios las va sacando de principiantes y las lleva al de aprovechantes o contemplativos. Dios los trata con dulzura y cariño.
Los ejercicios espirituales les encantan y todo lo que es Dios; gustan pasar grandes ratos de oración, penitencias, algunos frecuentan los sacramentos, acuden a actos religiosos con frecuencia, engolosinados por el gusto y consuelo, hablan de cosas espirituales delante de otros, les gusta enseñar más que aprender, desprecian a los que no son como ellos. Son almas sobradas de amor propio, egoístas y vanidosas. Caen en la gula espiritual, que se convierte en un apetito desordenado de las cosas de Dios, suelen ser manejadas por la envidia, se entristecen con las virtudes ajenas.
Cuando Dios ve que estas almas se han ejercitado en la virtud, les cierra la puerta y manantial de sus consuelos y gustos espirituales en sus devociones y apostolado, les retira el sabor de los gustos espirituales para llegar a la adultez espiritual. La noche del espíritu es la vía iluminativa de contemplación infusa, en Dios instruye, fortalece e ilumina el alma sin ayuda activa de ella. La contemplación infusa es la sabiduría amorosa de Dios que limpia el alma, la ilumina y santifica; une al alma con Dios por amor. La contemplación es el amor de Dios al alma, la purifica, la inflama. Quemadas las imperfecciones le queda al alma gozar eternamente.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la contemplación, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.