Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Una vez quise decir a la Madre Superiora que tenía una gran sed y pedir que me permitiera tener en la celda algo para apagar esa sed [402], pero antes de pedírselo, fue la Madre misma que comenzó a decir:  Hermana, que esta enfermedad termine de una vez, de un modo o de otro.  Usted tendrá que someterse a un tratamiento o a no sé qué, pero así no puede continuar.  Cuando un momento después me quedé sola, dije:  Cristo ¿qué hacer?  ¿Pedirte la salud o la muerte?  Sin tener una orden clara me arrodillé y dije: Que se haga de mi según Tu santa voluntad, Jesús, haz conmigo lo que Te (36) agrade.  En aquel momento me sentí como si estuviera sola y me atacaron distintas tentaciones, sin embargo en una oración ferviente encontré d y luz, y conocí que la Superiora solamente me había puesto a prueba.

Reflexión: La muerte

Hermana, que esta enfermedad termine de una vez, usted tendrá que someterse a un tratamiento pero así no puede continuar. Dijo Cristo ¿Qué hacer? ¿Pedirte la salud o la muerte?. “Estad preparados porque en el momento en el que no penséis, vendrá el hijo del hombre”. (MAT, 24). Muy pronto quizás antes de lo que te imaginas acabarán tus días en esta tierra y vendrá tu fin en este mundo. Mira pues que en qué estado se encuentra tu alma porque hoy existe un ser humano en la tierra y mañana ya no aparece. En todos tus pensamientos, en todos tus actos, deberías comportarte como o hoy mismo hubieras de morir. Si tuvieras una conciencia limpia, no temerías tanto la muerte. Si hoy no estás preparado para morir,  ¿lo estarás mañana?. Si terrible cosa es morir, quizás sea más peligroso el largo vivir ¿Has visto morir a alguien? Pues considera que tú también pasarás por este trance. Vive siempre preparado de tal manera que la muerte no te sorprenda desprevenido. Si ahora no te preocupas por ti mismo y por tu propia salvación, ¿quién se preocupará por ti después de muerto? El tiempo presente es muy precioso. El libro santo nos dice: “Estos son los días de salvación. Este es el tiempo aceptable. Pero qué gran lástima que no aproveches mejor ese tiempo en que puedes ganar méritos y merecer la vida eterna”. Mi querido amigo: de qué gran peligro te librarás, si ahora andas siempre aguardando prudentemente la muerte sabiendo que llegará a la hora menos pensada. Piensa sobre todo y ante todo en tu salvación eterna. Preocúpate antes que cualquier otra cosa por todo lo que se refiere a Dios. Eleva el cielo cada día tus oraciones, tus angustias, el perdón para que tu espíritu merezca irse junto a Dios después de la muerte.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te libre de la muerte a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce