Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Pequeñas prácticas para la Cuaresma. No puedo ejercitarme en grandes mortificaciones, como antes, a pesar de mi ardiente anhelo y deseo, ya que estoy bajo un estricto control del médico, pero puedo ejercitarme en cosas más pequeñas: primero, dormir sin almohada, sentirme un poco hambrienta, rezar todos los días la coronilla que me ha ensenado el Señor, con los brazos en cruz, de vez en cuando rezar con los brazos en cruz durante un tiempo indeterminado y rezando una plegaria espontánea. La intención: para impetrar la Divina Misericordia por los pobres pecadores y a los sacerdotes el poder de suscitar el arrepentimiento de los corazones pecadores.
Reflexión: La mortificación
Siguiendo su diario Santa Faustina está en tiempo de cuaresma y por su salud no puede ejercitarse en grandes mortificaciones. ¿En qué consiste la mortificación? En unificar ese desorden, en ordenar frenar nuestras pasiones y malas inclinaciones y ese amor propio desordenado. ¿Cuál es el sentido de la mortificación? Es la cruz, no es posible seguir a Jesús sin la cruz. Sin espíritu de sacrificio y de mortificación, no hay progreso en la vida interior y uno de sus frutos es la capacidad de relacionarse con Dios y con los demás. Hay dos tipos de mortificaciones: las pasivas, que vienen cuando no la esperamos y hay que ofrecerlas al Señor con ese espíritu de reparación porque Dios a sus amigos le hace partícipes de su cruz. Hay mortificaciones activas, es decir mortificaciones buscadas por amor a Dios para mantener vivo el espíritu de penitencia. Las mortificaciones más gratas al Señor son relacionadas a la caridad, al apostolado. No existe vida cristiana sin mortificaciones y estas nos hace partícipes de los sufrimientos de Cristo. La mortificación debe ser alegre, continua, humilde y llena de amor. “Oh Sangre y Agua que brotaste del corazón de Jesús, como fuente de misericordia en ti confío”. Desearte un lindo día. El Señor en su infinita misericordia te bendiga y proteja. Amén.
Dr. Victor Arce.