Texto del Libro – El diario de Santa Faustina
Hija Mía, la lucha continuará hasta la muerte, le [pondrá fin] el último suspiro; vencerás con la mansedumbre.
Reflexión: La mansedumbre
Hija mía, la lucha continuará hasta la muerte, le pondrá fin el último suspiro; vencerás con la mansedumbre.
Isaías: He aquí a mi siervo de Yahvé. No disfrutará ni vociferará, nadie oirá sus gritos en las plazas. No quebrará la caña cascada, no apagará la mecha humeante, La misión de Jesús se caracteriza por la mansedumbre, dulzura y misericordia, esta es la actitud de Jesús ante los hombres.
“Aprender de mí que soy manso y humilde de corazón como modelo de mansedumbre y de humildad”.
La mansedumbre es fruto del amor sobrenatural de Dios junto con la humildad, nuestro Señor nos ha señalado la mansedumbre como virtud dominante de su corazón. La mansedumbre no es una virtud natural, ni se llega a ella solo las fuerzas propias, ni diciendo: quiero ser manso, para practicarlo hemos de menester de su gracia, hemos de vencer el amor propio.
La humildad de corazón produce la mansedumbre. El mayor triunfo de la mansedumbre de Jesús está en la virtud del silencio. La eucaristía es el triunfo de la mansedumbre de Jesucristo.
¿Qué medios debemos emplear para llegar a la mansedumbre de Jesús? El primero consiste en destruir el fuego de la cólera, de la impaciencia y de la violencia haciendo la guerra al amor propio en las tres concupiscencias, cuando nos irritamos, nuestro orgullo y nuestros deseos de gloria y barreras mundanas.
En segundo lugar, hay que amar más la ocupación que se nos ofrece ordenada por la providencia, esto nos hace conservar la paz y la dulzura en medio de las vicisitudes de la vida. Tenemos tanta necesidad de la mansedumbre.
Desearte un lindo día. E Señor de la misericordia te conceda la mansedumbre a tí y tu familia.
Dios te bendiga y te proteja.
Santa Faustina, ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Victor Arce