Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

+ Al enterarme de ciertos sufrimientos y dificultades que una persona enfrentaba en toda esta obra de Dios, antes de la Santa Comunión pedí a Jesús que me hiciera saber si acaso esos sufrimientos no hubieran sido provocados por mi.  Mi dulcísimo Jesús, Te suplico por Tu infinita bondad y misericordia, permíteme saber si en esta obra hay algo que no Te agrada, o si hay alguna culpa mía.  Si es así, Te ruego que al llegar a mi corazón lo llenes de inquietud y me des a conocer Tu descontento.  Y si no hay culpa mía, afírmame en la paz.  Cuando recibí al Señor, mi alma fue llenada de una gran paz y el Señor me comentó que la obra estaba puesta a prueba, pero (11) con esto no era menos agradable a Dios.  Eso me alegró mucho, pero dupliqué mis oraciones para que la obra saliera indemne del fuego de la prueba.

Reflexión: La gracia del sufrimiento

Al enterarme de ciertos sufrimientos y dificultades que una persona enfrentaba en toda esta obra de Dios, pedía a Jesús que hiciera saber si acaso esos sufrimientos hubieran sido provocados por mí.

Grande es la gracia del sufrimiento y grande es también la virtud de sufrir solo por amor. No hay equivocación sobre la cima del calvario: existe tan solo una senda que conduce directamente hasta Jesús, debemos recorrerla de continuo y no detenernos más que en su corazón.

Debemos aprender a encontrar a Jesús sobre su cruz y quedarnos a sus pies, como la Virgen María al pie de la cruz. Nuestro amor no es grande, porque Dios nos lleve en brazos, ni nos favorezca con sus dulzuras y favores, sino cuando nuestra alma como Job, le bendice en la adversidad. Debemos imitar a Jesús en el huerto, bebe el cáliz que se le ofrece y sufre con más amor los abandonos de su mismo Padre Celestial. Debemos ser fieles a esta gracia de sufrimiento, de inmolación que el Señor nos renueva cada día: Sed cordero con el cordero de Dios.

San Pablo nos recuerda: “Los sufrimientos del tiempo presente no son nada si los comparamos con la gloria que habremos de ver después”. Job en el sufrimiento experimenta a Dios más cerca: “Hasta ahora solo de oídos te conocía, pero ahora te han visto mis ojos”. Job comprendió la trascendencia divina, ha mantenido su fe en un Dios que es justo a pesar de que la mente humana no alcanza a comprender el porqué del sufrimiento de inocentes.

El secreto para sufrir menos es unirse con amor al sacrificio redentor de Cristo, el maestro en el dolor y el secreto para sufrir mejor consiste en transformar el dolor en medio eficaz de salvación para uno mismo y para los demás. Pidamos a la Virgen María que su sufrimiento en la cruz nos conceda la gracia en nosotros la aversión al pecado.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda la gracia del sufrimiento a tí y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce