Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

¡Oh tesoro inagotable de la pureza de la intención que haces perfectas y tan agradables a Dios todas nuestras acciones!

Oh Jesús, Tú sabes que débil soy, por eso quédate siempre conmigo, guía mis acciones, todo mi ser.  Tú, mi mejor Maestro.  De verdad, oh Jesús, me invade el miedo cuando veo mi miseria, pero a la vez me tranquilizo viendo Tu misericordia insondable que es más grande que mi miseria desde toda una eternidad.  Y esta disposición de ánimo me reviste de Tu poder.  Oh gozo que se deriva del conocimiento de mí misma, Oh verdad inmutable.  Eterna es Tu firmeza.

Reflexión: La fuente de la misericordia

¡Oh tesoro inagotable de la pureza de la intención que haces perfectos y tan agradables a Dios todas nuestras acciones! De verdad, oh Jesús, me invade el miedo cuando veo mi miseria, pero a la vez me tranquiliza viendo tu misericordia que es más grande que mi miseria, desde toda una eternidad.

Diálogo entre Dios y el alma desesperada. Jesús: He aquí, oh alma todos los tesoros de mi corazón, toma de él todo lo que necesites.

El alma: Oh Señor, me siento inundada por tu gracia, siento que una vida nueva ha entrado en mí y ante todo, siento tu amor en mi corazón, eso me basta. Oh Señor por toda la eternidad glorificaré la omnipotencia de tu misericordia: animada por tu bondad, te expresaré todo el dolor de mi corazón.

Jesús: Di todo, niña, sin ningún reparo porque te escucha el corazón que te ama, el corazón de tu mejor amigo. Oh Señor, ahora veo toda mi ingratitud y tu bondad. Tú me perseguías con tu gracia y yo frustraba todos tus esfuerzos, veo que he merecido el fondo mismo del infierno por haber malgastado tus gracias.

Jesús interrumpe las palabras del alma: No te abismes en tu miseria, eres demasiado débil para hablar; mira más bien mi corazón lleno de bondad, absorbe mis sentimientos y procura la dulzura y la humildad. Sé misericordiosa con los demás como yo soy misericordioso contigo y cuando adviertas que tus fuerzas se debilitan, ven a la fuente de la Misericordia y fortalece tu alma y no pararás en el camino.

El alma: ahora comprendo tu misericordia que me protege. Oh Señor la eternidad no me bastará para glorificar tu misericordia insondable, tu compasión por mí.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la fuente de la misericordia, a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.