Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Me veo tan débil que si no tuviera la Santa Comunión, caería continuamente; una sola cosa me sostiene y es la Santa Comunión. De ella tomo fuerza, en ella está mi fortaleza. Temo la vida si algún día no recibo la Santa Comunión. Tengo miedo de mi misma. Jesús oculto en la Hostia es todo para mí. Del tabernáculo tomo fuerza, poder, valor, luz; es aquí donde busco alivio en los momentos de tormento. No sabría cómo glorificar a Dios si no tuviera la Eucaristía en mi corazón.
Reflexión: La Eucaristía
No sabría cómo glorificar a Dios sino tuviera la eucaristía en mi corazón. Jesús nos hace ferviente invitación a recibir la sagrada comunión: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. “El pan que os daré es mi propia carne para la vida del mundo”. “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. Él quiso quedarse bajo las apariencias de pan y de vino para servir de alimento y de fortaleza para los débiles y enfermos. La comunión sustenta la vida del alma y mantiene al cristiano en gracia de Dios. Le libra de la tibieza ayuda evitar el pecado mortal y a luchar contra los pecados veniales. Jesús en la Eucaristía es para nosotros Rey, porque nos ha rescatado del pecado y reina en nuestro corazón. Es médico porque junto a él encontramos el remedio de todas nuestras enfermedades. Es maestro, él tiene palabras de vida eterna. En la comunión, encontramos al amigo: a él le contamos lo que nos pasa y siempre encontramos una palabra de aliento.
Señor me diste tu cuerpo sagrado como alimento del alma y me diste tu Santa Palabra como luz iluminadora, sin éstas dos grandes ayudas tuyas no podríamos vivir nuestra vida espiritual porque la palabra es luz para el alma y la Eucaristía es el pan de la vida. ¿Quién soy para que tú te me des a mí como alimento? Misericordia, Señor, misericordia.
Santa Faustina, abogada de la misericordia de Dios para el mundo entero: Ruega por nosotros.
Desearte un lindo día, el señor de la Misericordia te conceda la gracia de la Eucaristía a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja..
Amén.
Dr. Victor Arce.