Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
Hoy es el Miércoles de Ceniza. Durante la Santa Misa, por un breve momento he experimentado la Pasión de Jesús en mi cuerpo. La Cuaresma es el período particular para el trabajo de los sacerdotes, es necesario ayudarles en la salvación de las almas.
Hace algunos días escribí a mi director espiritual pidiendo permiso para ciertas pequeñas prácticas en el tiempo de la Cuaresma. Como no disponía del permiso del médico para ir a la ciudad, he tenido que hacerlo por carta. Sin embargo, hoy es el Miércoles de Ceniza y no tengo aún la respuesta. Por la mañana, después de la Santa Comunión he comenzado a rogarle a Jesús que le inspiré con su luz para que me conteste y he conocido en el alma que el Padre no está en contra de aquellas prácticas que le pedí y me concede su permiso; y con tranquilidad he empezado a ejercitarme en esas prácticas que pedí. Ese mismo día, por la tarde, he recibido la carta del Padre diciendo que para las prácticas solicitadas me da su permiso. Me he alegrado muchísimo de que mi conocimiento interior haya estado conforme a la opinión del Padre espiritual.
Reflexión: La Cuaresma
Hoy en el diario de Santa Faustina nos refiere que es Miércoles de Ceniza y empieza la Cuaresma. Cuaresma es un tiempo de penitencia y de renovación interior para preparar la Pascua del Señor. En este día el sacerdote nos impone las cenizas y nos recuerda las palabras del Génesis: Acuérdate hombre de que eres polvo y en polvo te has de convertir, porque la grandeza del hombre no queda sin Dios, más que éste montoncito de polvo en un plato. Cuaresma es un tiempo para recomenzar de nuevo y voltear los ojos a Él y volver a la casa del Padre. Cuaresma es un tiempo de conversión, buscar el arrepentimiento, tener un corazón contrito consciente de nuestros pecados y eliminarlos en la confesión. Cuaresma, tiempo de abstinencia y ayuno que fortifica el espíritu. El camino de Cuaresma es guardar la palabra en el corazón y dejarnos iluminar por su sabiduría, abierta a seguir su interpretación. El camino de conversión es un camino de reconstrucción de la imagen de Dios en nuestra alma. “Oh Dios crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme”. “Padre eterno, yo te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero”.
Dios te bendiga y proteja. Amén.
Dr. Victor Arce.