Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

Así pues, con propósito lleno de amor, hoy me someto totalmente a Tu santa voluntad, oh Señor, y a Tus justísimos designios que para mi son siempre los más bondadosos y llenos de misericordia, aunque a veces no (62) los comprendo ni puedo penetrarlos.  Oh Maestro mío, heme aquí, yo, confiándote completamente el timón de mi alma, guíala según Tu divina complacencia.  Me encierro en Tu en Tu compasivo Corazón que es un mar de insondable misericordia.

Reflexión: Justos designios

Así pues, con propósito lleno de amor, hoy me someto totalmente a tu santa voluntad. Oh Señor y a tus justísimos designios que para mí son siempre los más bondadosos y llenos de Misericordia.

“No todo el que me dice: Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre”. El Señor manifiesta una particular predilección por aquellos que en su vida se empeñan en cumplir en todo, la voluntad de Dios, que sus obras, expresen las palabras y los deseos de su diálogo con Dios, que se convierte en oración verdadera. Ha de ser la oración, la del Hijo de Dios. Nuestro Padre ama y bendice a quien busca identificarse en todo con el querer divino. En eso consiste la santidad en medio de nuestros deberes: En hacer su voluntad, en ser lo que Él quiere que seamos. El camino que conduce al cielo y a la felicidad aquí en la Tierra es: la obediencia a la voluntad divina, no el repetir el nombre (Hilario de Poitiers).

La vida del cristiano que sigue con hechos a Cristo no se viene abajo porque está edificada sobre el más completo abandono en la voluntad de su Padre Dios.

Quisiera Señor que mi vida fuera sólo eso: cumplir tu voluntad en todo poder decir como tú, en lo grande y en lo pequeño: mi alimento, lo que da sentido a mi vida, es hacer la voluntad de mi Padre Dios.

Padre, en tus manos me pongo. Has de mí lo que quieras. Por todo lo que hagas de mí, te doy gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal de que tu voluntad se haga en mí y en todas las criaturas. No deseo nada más, Dios mío (Ignacio Larrañaga). El abandono en Dios es aquel estado en el que el alma se entrega sin condiciones ni reservas al beneplácito de Dios.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda cumplir sus justos designios, a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Sta. Faustina. Ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Víctor Arce.